Perspectivas electorales africanas para 2021, por Fernando Díaz

25/01/2021 | Bitácora africana

elecciones_africa.pngParafraseando a Arrighi, este año que acabamos de pasar se podría denominar el largo 2020. No ya por todo aquello que nos puede afectar a nivel personal, ya que nuestras vidas han cambiado sustancialmente de muchas maneras. Sino también porque la serie de catastróficas desdichas iniciadas en 2020 parecen no tener fin. La presencia de la COVID-19, la geopolítica de la vacuna, el incremento de los populismos de carácter reaccionario, la profundización en los conflictos abiertos, así como en las brechas que separaban comunidades o que incrementaban desigualdades seguirán siendo una realidad inevitable para la región de África Subsahariana durante este 2021.

Así pues, estos fenómenos marcarán un calendario electoral y político de la región que contiene numerosas fechas de relevancia y de las que hemos decidido destacar algunas de ellas.

Entre las elecciones presidenciales que habrá que seguir de cerca destacan las de Somalia donde, como ya explicó Josep María Royo en este artículo, al-Shabbab parece que se hará presente, intentando dificultar la participación de la población en el proceso. También habrá que tener en cuenta que Somalilandia, la región de Somalia que funciona como un Estado independiente de facto, tendrá elecciones legislativas en mayo de este año.

Sudán y Sudán del Sur, informa Iván Navarro, han logrado poner en marcha sendos procesos transicionales, así como lograr la firma de importantes acuerdos de paz tras años de inestabilidad y violencia. En el caso de Sudán, tras la caída de Omar al-Bashir en abril de 2019 y las presiones internas y externas para que la Junta Militar aceptase la conformación de un gobierno mixto de transición, este se creó el 17 de julio de 2019. El nuevo gobierno puso como prioridad en la agenda resolver los diferentes conflictos armados presentes en el país. Tras meses de negociaciones, el 31 de agosto de 2020 se logró la firma del Acuerdo de Paz de Juba entre el gobierno y diferentes grupos armados sudaneses que trata de poner fin a la guerra en las regiones de Darfur, Kordofán Sur y Nilo Azul.

En el caso de Sudán del Sur el proceso ha sido a la inversa. Si bien el país había firmado/ratificado el Acuerdo de Paz en el 2018 –Revitalised Agreement on the Resolution of the Conflict in South Sudan (R-ARCSS)– lo más difícil estaba siendo la implementación del mismo. El 22 de febrero de 2020, por fin se formó el ansiado gobierno de unidad y transición, así como se avanzó en la conformación de ejército unificado y se resolvieron las disputas relativas a la división administrativa y fronteriza del país. A su vez, las relaciones diplomáticas entre los sudanés también han mejorado significativamente en los últimos años, y siguen en la misma línea después de la conformación de sus respectivos gobiernos transicionales. Entre los aspectos más destacados, subrayar la implicación que ambos estados han jugado como mediadores en la resolución de los conflictos armados del vecino, así como los diferentes acuerdos fronterizos logrados, si bien aún quedan flecos por resolver, entre ellos la disputada región de Abyei.

Si bien los avances en ambos países son sustantivos, los principales retos estriban en la consolidación de la transición democrática y en el mantenimiento de la paz. En relación a la primera, seguirá siendo fundamental el papel de presión y defensa de la transición por parte de los movimientos sociales y las organizaciones de la sociedad civil, así como de los organismos regionales africanos. En relación al segundo, es significativo recordar que la firma de la paz en los dos países no ha sido total, ya que siguen existiendo grupos armados no signatarios de los acuerdos. Por ello se vuelve fundamental mantener las negociaciones de paz con estos actores para lograr una paz integral que permita acabar con la violencia e implementar las cláusulas establecidas en los acuerdos, resolviendo las cuestiones estructurales que dieron pie a la violencia.

En este contexto, Sudán del Sur afronta elecciones presidenciales. El mandato de Salva Kiir como presidente fue extendido por el parlamento en 2018 para, precisamente, hacer frente a las conversaciones y acuerdos de paz, a pesar de que fue elegido en 2010 y los mandatos son de 5 años. Las elecciones se deberían celebrar en agosto de este año, pero ya hay informaciones que apuntan a una extensión del mandato de Kiir hasta 2022, por lo que el proceso electoral se alargaría un año más.

Otras elecciones esperadas, que parecen que se verán truncadas por una nueva rebelión, son las de República Centroafricana, donde en febrero se deberían celebrar parlamentarias. Enrica Picco comenta que el 2020 fue un año electoral muy turbulento para este país, con unas elecciones que, como explicó, tenían un oscuro panorama. El presidente Faustin-Archange Touadera fue preparando su reelección gracias a apoyos internos -como los acuerdos con algunos de los grupos armados signatarios del acuerdo de paz de Jartum de febrero 2019- pero también externos -como los pactos de defensa con la Federación Rusa. Desde esta posición de fuerza, rechazó cualquier dialogo con una oposición que pedía aplazar las elecciones a causa de retrasos e irregularidades.

En una escena política cada vez más polarizada, el punto de no retorno definitivo consistió en la exclusión, por parte de la Corte Constitucional, de la candidatura del antiguo presidente François Bozizé, de vuelta en el país al final de 2019 después de siete años de exilio en Uganda. Desde su feudo in Bossangoa, a unos 300Km de la capital Bangui, Bozizé ha organizado una nueva rebelión que junta todas las principales facciones Anti-Balaka y ex-Séléka en una alianza llamada Coalición de los Patriotas para el Cambio (CPC).

La primera violenta ofensiva de los rebeldes marcó la semana anterior a las elecciones, que al final se celebraron igualmente el día 27 de diciembre confirmando a Touadera en la presidencia. Sin embargo, mientras se calcula que una tercera parte de los colegios electorales no pudieron abrir a causa de los ataques de los rebeldes, en los restantes se denuncian fraudes masivos y toda la oposición exige al unísono a la Corte Constitucional la anulación del escrutinio. Las tensiones no dejan de crecer, aunque la región haya instado la obertura de un nuevo dialogo nacional. A pesar de los casi dos mil millones de euros invertidos cada año en este país de poco más de cuatro millones de habitantes, la historia parece destinada a repetirse.

En Etiopía se espera que se puedan realizar las elecciones legislativas que se suspendieron en 2020 a causa de la epidemia de la COVID-19. Están convocadas para mediados de 2021 en todas las regiones etíopes, menos en la región de Tigray, donde desde hace meses el gobierno etíope mantiene un conflicto bélico con la población, tal y como explica Elsa Aimé en este artículo.. El conflicto es una de las causas por las que se ha reconfigurado el panorama de partidos en Etiopía, pero no está previsto que el partido del actual presidente Abiy Ahmed sufra una derrota.

En Uganda se celebraron ya elecciones presidenciales el jueves 14 de enero en primera vuelta, y la segunda en febrero. Unas elecciones que se podrían calificar, cuanto menos, de complejas. Las últimas presidenciales, en 2016, fueron fraudulentas para parte de los actores internacionales, como la Unión Europea, y de la oposición, pero a pesar de todo Museveni siguió en el poder. Y son ya 34 años, salpicados de una política represora de las voces opositoras.

Con su nuevo rival, el carismático Bobi Wine, músico nacido en suburbio de Kampala, podría tener un rival político de altura si las más que probable manipulación electoral no fuera a dar la victoria a Museveni. Wine ha sido encarcelado varias veces, incluido un arresto temporal a finales del 2020, y no duda en utilizar ese peso como fuerza electoral. Aun así, parece que el régimen de Museveni ha ejercido la suficiente influencia política en medios y sectores clave del electorado para poder garantizarse otro mandato sin grandes sobresaltos.

Cabe destacar, por último, que tanto Gambia como Zambia también celebrarán elecciones presidenciales en 2021. Si bien en Gambia la cuestión será ver cómo se celebran las primeras elecciones sin el dictador Yayah Jammeh en la parrilla de candidatos, y cómo Adama Barrow afronta su reelección. En Zambia, en cambio, la cuestión está en ver si existirá relevo en el poder entre el actual presidente Lungu e Hichilema, candidato de la oposición. Todo en un contexto de intervención soberana del FMI, al haber entrado el Estado zambiano en bancarrota por el impago de su deuda (la maldita deuda).

Con todo, como nos comenta Marta Iñiguez, la política no sólo se dirimirá en las urnas. Nuestra compañera señala a los movimientos de protesta ciudadana como uno de los elementos más importantes a tener en cuenta este 2021. La evolución de eventos como “La primavera malí”, las protestas por el #ENDSARS en Nigeria, o las enmarcadas por la COVID-19 en Sudáfrica marcarán la actualidad política de África Subsahariana en este año que, aunque no hace más que comenzar, parece que nunca se acaba.

Fernando Díaz

Enrica Picco e Iván Navarro han contribuido a este texto.

Original en: Africaye

Autor

  • Díaz, Fernado

    Fernando Díaz es un politólogo madrileño que reside en Barcelona. Es experto en cooperación, África Subsahariana, política internacional y agua. Ha trabajado para Naciones Unidas, también para diferentes ONGD's y como consultor independiente. Desde 2006 escribe en el blog El Señor Kurtz. También le puedes encontrar en su cuenta de Twitter @elsituacionista.

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