Como es sabido, este año se celebra el centenario del nacimiento de José María Arguedas (1911-1969), por lo que ya se ha hecho común que en la agenda cultural se mencione algún congreso, mesa redonda o exhibición dedicada a la obra del autor. En esta oportunidad hemos querido sumarnos al homenaje, pero desde nuestra particular perspectiva, preguntándonos por lo afroperuano en el mundo andino.
Así en El zorro de arriba y el zorro de abajo, Arguedas describe al “loco Moncada”, un personaje paradigmático que mediante un discurso irracional evoca con lucidez sorprendente la caótica realidad del puerto de Chimbote en la década del cincuenta. Lo curioso es que el autor se basó en un hombre común de la costa norte, un afroperuano, para recrear su personaje. En el juego de la realidad y la literatura todo es posible, por ejemplo que la literatura desborde las fronteras de lo real o lo fáctico, o que la realidad misma sea contradictoriamente más increíble que la literatura.
A continuación reproduzco la entrevista que los editores de la revista Alborada Nº 9, le hicieran a don Ciriaco Moncada en 1978, que para nosotros constituye un testimonio importante que recoge la voz del afroperuano. Este no sólo es un homenaje al escritor andahuaylino sino además al hombre de carne y hueso que pasó ficcionalmente como el “loco Moncada” a integrar la galería de personajes afroperuanos de nuestra literatura.
ENTREVISTA
P: ¿Cómo fue su niñez?
CM: Yo desde niño fui pobre de padres, pobre de familia, pobre de amigos, pobre de moneda y pobre de justicia. ¿Ustedes acaso van a comprender eso? A mí la patria ni de niño me ha ayudado con un jarro de agua; ni mis padres tampoco, solamente mi destino me ha ayudado a forjarme como un ejemplo para mañana.
P: ¿Qué cosas ha hecho durante su vida?
CM: Durante mi vida hay muchas cosas que he hecho, pero eso queda pa’mañana. Yo soy responsable de un camino y de una generación que es todavía para mañana.
P: ¿Qué trabajo ha hecho señor Moncada?
CM: Yo he trabajado de todo; de palanero, de machetero, de agricultor, de todo.
P: ¿Qué piensa de lo que eran antes las haciendas a lo que son las cooperativas?
CM: Bueno, decir ahora las cooperativas, claro, que primero lo tenían los millonarios, ahora lo tiene la gente pobre, pero más antes había más ayuda, más facilidad para cualquier hombre que necesitaba trabajo; ahora que lo tienen las cooperativas son para ellos y ya nadie quieren darles que coma. Esa es la ignorancia, ellos ya se creen que son los dueños y a cualquier persona que requiere trabajo o auxilio, no quieren darle. Con el tiempo tiene que desaparecer esas cooperativas, dentro de poco. Entonces, sí se dirá, yo voy a comer, pero que también coma otro.
P: ¿Siempre ha estado en Chimbote?
CM: No, estoy aquí 22 años. Yo soy del departamento de Trujillo.
P: ¿Por qué vino a vivir a Chimbote?
CM: Por que, mire, hará como 25 ó 30 años le llamé la atención a mi Patria, porque yo pensaba mandarme mudar a Europa y no venir más; pero mi destino me dijo tú tienes que labrar tu vocación en tu patria. Y no hay necesidad de ser ni un criminal ni un ladrón, ni un traidor a la patria para cumplir una pena. Aquí me tiene mi Dios como si estuviera en El Frontón. No me deja ir ni al sur ni al norte ni a otro sitio. Si voy al sur, dos tres días pero enfermo, si voy al norte, igual. Aquí estoy tranquilo. Y estoy aquí al medio para que todos vean. Que todos me vean. Que me comparen como quieran, así fue Jesucristo vino a la tierra. El vino a humillarse en medio de la humanidad, esa es la misión mía también, me toca humillarme en medio de la humanidad. Que me comparen como quieran, pero yo no soy el llamado a comparar a la humanidad. Que ellos mismos se comparen. Siendo yo un hombre osado, un hombre quien soy yo. Pero yo no soy llamado a insultar a nadie.
P: ¿Cuánto tiempo fue Ud. pescador, señor Moncada?
CM: ¡Yo no he sido pescador! He salido para darme cuenta del movimiento del mar, nada más. Yo soy un hombre… un verdadero hombre artesano. Y para ser un verdaderamente hombre artesano debe conocer Ud. todo movimiento laboral, industrial, judicial, familiar, escolar, para saber cuál es el contenido de los trabajos.
P: ¿De dónde obtiene los materiales para trabajar?
CM: Yo los recojo de la muralla o a veces lo compro de segunda, tercera mano. Yo mismo lo labro y de eso me cae el pan para mis hijos. Y si no tengo plata pa’comprar agua ni agua tengo pa’comprar, ¡sitio pa’vivir!, así sea en costales que yo viva. Yo vivo por el Barrio de Acero. Era una choza allí yo vivo. Pero a mí no me llama la atención eso.
P: ¿Fue a la escuela, Sr. Moncada?
CM: Casualmente de eso es lo que privó mi destino. Desde niño, Dios me dijo: del sitio de acá abajo te levantarás a lo alto. Me echó mi bendición y dijo: tú tendrás una venda en tus vistas, nunca agarrarás un libro; pero sí en tus pestañas tendrá largavistas; en tus oídos tendrás campanas y en tu cerebro tendrás una escritura y en la boca del estómago tendrás un parlante para que así como se te vaya revelando tú lo vayas multiplicando y lo vayas predicando y dándoles ejemplo. Por eso le digo que yo soy dueño de mis formaciones. Dueño de mis ideas. Un hombre independiente.
P: ¿Cuántos hijos tiene, señor Moncada?
CM: Yo tengo cinco. Una no más tengo estudiando en la Universidad de Trujillo; los otros, hasta lo que yo he podido alcanzarles, segundo, tercer año de media. El primer hijo si no pudo, solamente primaria.
P: ¿Estuvo preso alguna vez, señor Moncada?
CM: ¡Como no!
P: ¿Por qué?
CM: Por que me oían hablar del derecho social a mí me metían preso; porque el hombre pa’decir soy hombre no es el cuento de ponerse pantalones; hay que tener cojones y no tener miedo que lo maten, que lo afusilen.
P: ¿Por qué lo metieron preso, concretamente?
CM: ¿Por qué? Por reclamar un derecho, por reclamar mi trabajo. Como eran amigos del dueño del trabajo, las autoridades me metieron preso.
P: ¿En qué gobierno fue eso?
CM: Bueno, eso fue en el tiempo de Odría, o de Prado creo que ha sido. Y todavía me metieron en un cilindro; y allí me bañaron toda la noche y me tiraron palo como ellos quisieron. Pensaban malograrme.
P: ¿Qué es para usted una revolución?
CM: La revolución, la revolución se forma pues de la inteligencia, de la ignorancia y la pobreza. Y la revolución es luchar por lo que nos hace falta; y por las cosas que hagan el bien de todos. La revolución la forjamos nosotros mismos. Para eso vivimos y también para hacer vivir a otros.
P: ¿Quiénes deben hacer la revolución?
CM: Todos estamos llamados a forjarla; porque todos estamos llamados a reclamar nuestro derecho.
P: ¿Quiénes la deben dirigir?
CM: La revolución siempre la encabeza hombres que tienen la mente más clara y esos son los primeros que reclaman sobre el derecho de la humanidad; qué es lo que falta. Dos, tres hombres reclaman el derecho d cientos de millones de hombres. ¿Se da usted cuenta?
P: Señor Moncada, ¿qué opinión tiene de la juventud de hoy?
CM: Yo no estoy de acuerdo con esta juventud. La juventud de ahora de nada vale que tenga media, universidad, cuando son pobres de movimientos sociales. Ahora el muchacho no respeta ni a su padre, ni a su madre ni a una persona mayor ni menor. Ese es el descuido de los malos gobernantes; de que no hay un rigor de crianza, tanto en las escuelas ni en los padres de familia. No ves a mí, como me ha comparado la juventud. Me ha comparado de loco, haciéndome burla, insultándome, entonces yo no tengo confianza con la juventud ni con nadie. Hasta gentes de media, de universidad, cómo me han mirado siendo un hombre quien soy yo. Entonces, yo me hago a un lado. Ya no soy amable de conversar con nadie.
P: Señor Moncada, Ud. dice que el peruano es muy pobre de movimientos sociales, ¿qué es para Ud. un movimiento social?
CM: Un movimiento social es que usted sepa desarrollar una cosa original para tener contenido, y ese es el deber de todos, lo que nos hace falta: en la crianza, en la enseñanza, en el trabajo. Aquí sólo nos llevamos de plagios de formaciones ajenas. Bonito es cuando uno es dueño de sus formaciones, dueño de su distancia y es dueño de sus decretos.
P: ¿Qué deberían hacer los universitarios por una revolución?
CM: Si es universitario, respetarla. Y reclamar un derecho pero con respeto. Porque para reclamar un derecho usted no necesita ni el escándalo, ni bala, nada. Porque nada gana usted agarrando palos, agarrar machete. Con eso no se saca nada.
P: ¿Qué es el imperialismo para Usted, señor Moncada?
CM: El imperialismo, una cosa que tiene muchas complicaciones. De las ideas viene, de las ideas malas. Y ya le digo, EE. UU. es una política al valor de su moneda. Ese es un país, la primera nación, la más explotadora del mundo. Ha sido una nación donde hace 150 años, 200 años comenzaron a levantar la mano sobre el derecho social y de allí se extendió por todo el mundo, pero ahora ellos dicen la moneda valdrá según el valor del progreso de nosotros; entonces, es una de las primeras naciones que aprovecha y basados en eso lo que ellos hacen, vale y lo que otros hacen no vale para ellos.