Periodismo ciudadano en tiempos de guerra , Por José Naranjo

12/04/2013 | Bitácora africana

Cuando el norte de Malí cayó bajo la ocupación de grupos yihadistas armados, el esforzado profesor de escuela Amar Meïga decidió no cruzarse de brazos. “Estaban pasando muchas cosas y nadie se estaba enterando, la prensa internacional no podía venir a contarlo así que decidí empezar a contarlo yo”. Y creó un grupo de Facebook, Gao a la une, donde iba colgando fotos que hacía con su teléfono móvil y pequeñas noticias. En pocos días, cadenas de televisión y periódicos de todo el mundo empezaron a contactarle para usar sus imágenes, que él cedía de manera gratuita. “No era una cuestión de dinero, ese no era el problema”, asegura. Fue en ese preciso instante, tras conocer la iniciativa de Maïga, cuando el periodista maliense Cheikh Diouara pensó, por primera vez, en crear Alhabar.

Alhabar es una expresión de origen árabe que se ha incorporado al lenguaje cotidiano de la etnia songhai, en el norte de Malí. Significa “información”, pero también se usa en el saludo diario para preguntar al otro cuáles son las novedades, algo así como “¿qué hay de nuevo?”. Desde el pasado mes de junio, Alhabar también es el nombre de una cooperativa de comunicación, una plataforma alojada en Internet en la que jóvenes periodistas ciudadanos que están recibiendo la formación adecuada cuelgan vídeos, reportajes y noticias de lo que ocurre en la región. En total ya son trece entre Kidal, Gao y Tombuctú, pero pronto la red se extenderá a todo el país.

Cheick Amadou Diouara no necesita de mucha presentación en el mundo del periodismo en Malí. Natural de Gao y corresponsal de la Agencia Reuters para África Occidental, ha trabajado para grandes medios como Associated Press, TV5, Al Jazzera, Time Magazine, France2 o ARTE. Es, sin duda, uno de los más eficaces reporteros en activo del país y el que mejor conoce el conflicto bélico que se desencadenó el 17 de enero de 2012 cuando los rebeldes tuaregs, con el apoyo de grupos terroristas e islamistas radicales, se alzaron en armas contra el poder central de Bamako y que vivió su internalización mediática un año después, el 10 de enero de 2013, cuando Francia decidió enviar su Ejército a este país africano ante el avance hacia el sur de estos grupos armados. Diouara se movía entre el norte y el sur como pez en el agua.

Él es el gran impulsor de este proyecto. “La idea es dotar de contenidos a los medios de comunicación de todo el mundo acerca de lo que está pasando en Malí. Nosotros subimos noticias, fotos y vídeos y mediante un sencillo sistema, las televisiones, páginas web o periódicos que lo deseen pueden usarlas con la única condición de citarnos como fuente. No cobramos por este servicio”, asegura. “Habíamos detectado una enorme falta de información sobre lo que estaba ocurriendo en el norte durante esta crisis, no había testimonios de lo que pasaba y para los profesionales era difícil llegar hasta aquí”, añade.

No es sólo que sea difícil, sino que Francia y Malí se han preocupado de tejer una red de filtros y controles con el objetivo de impedir el acceso de los periodistas a las verdaderas zonas de combate, lo que ha desembocado en una guerra con escasas imágenes y casi siempre alejadas de «la acción». Los trayectos son largos y duros, el calor aprieta, apenas hay conexión ni cobertura telefónica, el día es día es complicado y los periodistas empotrados con el Ejército francés trabajan sujetos a normas y condiciones orientadas a mostrar aquello que París quiere mostrar y ocultar lo que no le interesa.

La financiación inicial de la cooperativa procede de fondos personales, de la esponsorización de la empresa norteamericana Incorked Studios, que se encarga del desarrollo informático, las aplicaciones, la telefonía, etc y, por otra parte, de la agencia estadounidense de cooperación, USAID, que sostiene otros proyectos de comunicación en Malí, que ha aportado 41.000 dólares para el primer año de funcionamiento. “Lo mejor de nuestros financiadores es que no se interesan para nada en los contenidos, no dictan la línea editorial, tenemos total libertad”, añade Diouara.

La creación de Alhabar data de junio. El primer paso fue comenzar a conformar el equipo. Junto a Diouara, su brazo derecho, el joven Abdoul Salam Hamma. Ambos empezaron a buscar jóvenes inquietos y con ganas de comunicar capaces de asimilar formación en materia de edición de vídeos, elaboración de textos o tratamiento de imágenes. En la actualidad son trece corresponsales, cinco en Gao, donde está la oficina central, otros tres en Ansongo, Bourem y Menaka, dos en Kidal, dos en Tombuctú y el último en Douentza. En poco tiempo se cubrirá todo el territorio nacional.

En Malí hay unos 16 millones de habitantes y, en total, unos 8 millones de teléfonos móviles. De ellos, al menos la mitad, es decir, unos cuatro millones, cuentan con aplicaciones y acceso a Internet. “Ahí está nuestra fuerza, la gente se puede informar de lo que pasa allí donde esté gracias a sus teléfonos”, insiste el impulsor del proyecto. Los últimos ataques yihadistas a las ciudades de Gao y Tombuctú, que tuvieron lugar el pasado mes de marzo, fueron grabados por Alhabar. “France2 usó nuestras imágenes porque éramos los únicos que estábamos aquí”.

La formación de los jóvenes es continua. Los periodistas internacionales que hacen escalas en Gao o se quedan unos días en la ciudad están contribuyendo también a la formación de los jóvenes reporteros ciudadanos mediante la organización de talleres. Por ahora han tenido lugar dos cursos, uno de escritura de prensa y otro de grabación de vídeos, este último a cargo del cámara francés Tristán Le Braz.

En su página web ya tienen alojados ocho vídeos, algunos de contenido sin duda violento, que muestran una faceta de esta guerra que la mayoria de los medios, demasiado pendientes de la versión francesa y limpia de los hechos, prefieren ignorar o pasar por alto. Es Alhabar, la nueva voz del periodismo ciudadano en el norte de Malí. Todavía está en construcción pero en su web ya hay una muestra de lo que están haciendo. Pasen y vean.

Original en : Blogs de El País . África no es un País

Autor

  • José Naranjo Noble nació en Telde (Gran Canaria) el 23 de noviembre de 1971. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid en 1994, ha seguido profesionalmente el fenómeno de la inmigración africana hacia Canarias, tanto desde la óptica de las Islas como desde los países de origen y tránsito de los irregulares. Así, para elaborar sus reportajes, publicados en diversos medios de comunicación, ha viajado por el sur de Marruecos, el Sahara, Argelia, Malí, Senegal, Gambia, Cabo Verde y Mauritania, donde ha recogido los testimonios de centenares de personas. Por este trabajo le fueron concedidos los premios Antonio Mompeón Motos de Periodismo 2006 y el Premio Derechos Humanos del Consejo General de la Abogacía Española 2007, en este caso junto al también periodista Nicolás Castellano.

    Buena parte de su trabajo está recogido en los libros Cayucos (Editorial Debate, 2006), con el que fue finalista del Premio Debate, y en Los invisibles de Kolda (Editorial Península, 2009). Además, es coautor de los libros Inmigración en Canarias. Procesos y estrategias (Fundación Pedro García Cabrera, 2008) y Las migraciones en el mundo. Desafíos y esperanzas (Icaria, 2009).

    Es redacror de la revista digital de información sobre África Guinguinbali donde tiene su blog Los Invisibles , que reproduciremos en Bitácora Africana

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