Los cambios climáticos amenazan la existencia de los ‘jardines colgantes’ del Sinaí. Se trata de pequeños campos cultivados en las laderas de las montañas, encajadas entre los ‘wadi’, los lechos de ríos secos, típicos del paisaje de la península. La alarma fue lanzada por las comunidades beduinas que se ocupan de perpetuar los cultivos iniciados por los monjes bizantinos en el siglo VI.
Según informa el periódico Egypt Indipendent, desde hace más de cien años los integrantes de la tribu Jabalya se ocupan de estos jardines, puestos duramente a prueba primero por un alarga sequía y luego por precipitaciones y nevadas sin precedentes que se han abatido sobre la zona desde comienzos de este año.
También se han destruido, por la acción del agua, las casas de piedra y los techos, construidos con una mezcla de rocas y arena, poniendo de ese modo en peligro la economía básica de muchas familias beduinas que obtienen de los frutales su supervivencia.
Para financiar la reconstrucción, los beduinos han ideado un proyecto de turismo alternativo para voluntarios, titulado “Ayudar a reconstruir los jardines de los beduinos y descubrir las montañas del Sinaí”.
(Misna, 14-03-13)