Pegar a tus niños: ¿se convierten en abusadores o en sus víctimas?

5/05/2017 | Crónicas y reportajes

Pegar a tus hijos podría aumentar el riesgo de que se conviertan en abusadores… o de ser más propensos a ser las víctimas de los abusadores, según una nueva investigación. Los activistas de género dicen que este nuevo estudio es la razón que faltaba para prohibir el castigo corporal en el hogar y así romper el ciclo de abusos en Sudáfrica.

Como parte del estudio, 10.178 hombres y 3.106 mujeres de seis países, con ingresos bajos y medios, de Asia y el Pacífico fueron entrevistados sobre sus experiencias de violencia en el hogar, ya sea como niños, parejas o padres. Los investigadores sostienen que los hallazgos también pueden ser aplicables a otros países.

La investigación, publicada este mes en la revista The Lancet Global Health, mostró que, en promedio, al menos el 52% de los participantes dijeron haber experimentado algún tipo de trauma en la infancia: abuso sexual, físico o emocional. Entre las mujeres estaba fuertemente ligado a ser sometidas a la violencia en pareja, ya como adultas.

El estudio también halló que las mujeres que fueron maltratadas de niñas, que estaban en relaciones abusivas o que vieron cómo abusaron de sus madres, eran más propensas a recurrir a prácticas de crianza más duras, como golpear a sus hijos.

Alrededor de un 75% de mujeres, y algo menos de hombres, dijeron que ellas o sus parejas abofeteaban a sus hijos, al menos a veces.

Los hombres que presenciaron abuso hacia sus madres y que fueron maltratados cuando eran niños también son más propensos a convertirse en compañeros abusivos al crecer. El uso de castigos corporales en el hogar por parte de los hombres también se asoció con trauma en la niñez, según los investigadores.

Pero el estudio también reveló que las parejas femeninas a menudo tienen una mayor influencia sobre si los hombres alzan la mano a los niños. La investigación mostró que los hombres son más propensos a pegar a sus hijos si ven que su pareja lo hace primero.

La coautora del estudio y directora de la unidad de género y salud del Consejo de Investigación Médica (MRC), Rachel Jewkes, dice que los datos ilustran que las mujeres no son solamente víctimas de la violencia. «La violencia contra los niños no es sólo un problema del hombre. Las mujeres son parte de lo que está impulsando la aceptación de la violencia en la sociedad«, dice.

En Sudáfrica, uno de cada cinco niños sufrirá abusos sexuales a la edad de 17 años, según un estudio de la Universidad de Ciudad del Cabo publicado en 2016 por el Centro de Justicia y Prevención de Delitos.

Mientras tanto, un informe del MRC de 2009 concluía que uno de cada tres hombres admitió haber violado a una mujer. Más de la mitad de estos hombres dijeron que habían sufrido abusos cuando eran niños.

malt2.jpg¿Debería decirte el gobierno cómo criar a tus hijos?

Dean Peacock, codirector ejecutivo de la organización para la defensa de la igualdad de género Sonke Gender Justice, advierte de que ser educado en un hogar abusivo no significa necesariamente que los niños crezcan como abusadores o víctimas de abusos, habiendo otros muchos factores que contribuyen a la violencia, como el alcohol y la desigualdad.

Peacock comenta que la conexión entre el abuso en la niñez y los adultos violentos significa que la prohibición de castigos corporales, como bofetadas o golpes correctivos, en el hogar podría ser clave para proteger a las mujeres y los niños, además de para poner fin al círculo vicioso de los abusos. «Muy a menudo, lo que comienza como disciplina termina como abuso«, dice.

Aunque la disciplina física en el hogar no va en contra de ninguna ley, el castigo corporal fue prohibido en las escuelas de Sudáfrica en 1997. Un estudio de 2013 publicado por el Centro de Justicia y Prevención de Delitos demostró que cerca de un 74% de las escuelas en algunas provincias todavía disciplinaban físicamente a sus alumnos.

Peacock dice que permitir el castigo corporal en el hogar envía un claro mensaje de que la violencia es una respuesta apropiada a la dificultad. «¿Por qué estamos en contra de pegar a las mujeres pero estamos dispuestos a golpear a los niños, que son los más vulnerables de nuestra sociedad?«, pregunta. Aunque algunos padres se opongan a la prohibición del gobierno de disciplinar físicamente a los niños, son los hechos y no las creencias personales los que deben conformar las políticas, dice.

Las intervenciones tempranas pueden revertir la tendencia

Tanto Jewkes como Peacock dicen que los programas dirigidos a los jóvenes, ya sea como nuevos padres o como estudiantes, podrían ayudar a cambiar las normas sobre crianza de los hijos y las de género que generan la violencia. Peacock agrega que las ayudas a las víctimas deben estar disponibles en las comunidades: «Los jóvenes que experimentan violencia en el hogar y no reciben ayuda son más propensos a perpetrar esa violencia«.

Lisa Vetten, investigadora asociada del Instituto Wits para la Investigación Económica y Social, dice que no habría presupuesto para el tipo de programas necesarios. Los presupuestos de bienestar social se han estancado en gran medida en la última decada, y los donantes internacionales son reacios a financiar programas en un país de ingresos medios, dice Vetten.

Peacock sostiene que el estudio de Lancet también debería impulsar las peticiones de un plan nacional para abordar la violencia en Sudáfrica. «Este estudio es la última evidencia que debería necesitar nuestro gobierno para responder a la violencia a la que se ven expuestos los niños. Es una parodia que no tengamos un plan estratégico para abordar la violencia doméstica y de género en Sudáfrica«.

Fuente: Bhekisisa.org

[Traducción y edición, Mario Villalba]

[Fundación Sur]


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