Para una mundialización de justicia e igualdad. Por Mamadou Cheikh Agne

28/06/2011 | Bitácora africana

Esta contribución, es una reacción a la carta abierta del Primer Ministro Belga Guy Verhfostadt, publicada en 70 periódicos del mundo, en Senegal por el periódico “Le Soleil” el 26 de septiembre de 2001, titulada “Paradojas de la anti mundialización”, dirigida a los anti mundialistas.

Excelencia,

He leído con mucho interés y atención su carta abierta. Me permito darle un punto de vista sobre el sentido que reviste esta mundialización para el continente africano. Señalo también mi acuerdo sobre la pertinencia de asociar el Sur a la marcha de una nueva identidad, salida de un foro donde las organizaciones de cooperación regional podrán concertarse para acompañar a la mundialización, a fin de que ésta no sea un “barco sin rumbo” incapaz de llegar a buen puerto.
No obstante, me parece que las acciones se imponen en el marco de las relaciones bilaterales y multilaterales entre el Tercer Mundo y Occidente, por una parte; y dentro de la evolución de la situación geopolítica internacional, de otra. Lo importante, la ética, la solidaridad, la justicia, son el centro (corazón) de estas relaciones.

¿Cuál es hoy el sentido y la significación para África de esta mundialización basada en los principales ángulos del triángulo (comercio, cooperación y prevención de conflictos) que deben ser, según usted, encuadrados éticamente?

Por lo que concierne al vértice ligado al comercio, nos preguntamos sobre la eficacia de la participación de África en el libre comercio, dentro del contexto de la mundialización neoliberal, cuando se sabe que no participa ni al 1% de dichos intercambios internacionales. Meter en competición economías africanas caracterizadas por su debilidad e indefensión, con las economías europeas pujantes y sobreprotegidas, no hace más que asfixiar a las primeras. La supresión de las tasas arancelarias proteccionistas en el marco de los acuerdos de la Ronda de Uruguay, se añade a las dificultades económicas, a las cuales deben hacer frente.

Es desde esta óptica anterior, y a título justo, que el parlamento europeo en una resolución adoptada en septiembre de 1997, pedía que “las políticas de desarrollo tengan en consideración que el hecho de aplicar las mismas reglas a contrincantes desiguales, entraña una desigualdad en el intercambio”.

Para entonces, estos intercambios se acompañan del aumento de la financiación de la economía mundial con importantes dotaciones financieras que son otros medios de desviar la producción en beneficio de una especulación financiera internacional más que dudosa, y que alimenta y aumenta en unas cada vez más inquietantes proporciones el paro en los jóvenes, y priva a los países netamente africanos, de los medios necesarios para el desarrollo de sectores vitales, tales como la educación y la salud. A tal efecto, conviene remarcar la necesidad y la urgencia de frenar esta especulación financiera internacional, introduciendo la “Tasa Tobin” inspirada en la propuesta formulada por el economista James Tobin, con el objeto de tasar los movimientos de capitales.

La asociación anti mundialización liberal ATTAC, tiene de hecho como caballo de batalla el debate lanzado hoy en Europa, como usted sabe. Según una encuesta de la Banca de Reglamentos Internacionales en 1998, 1500 billones de dólares son intercambiados cada día en el mercado de divisas. Presumiendo que la introducción de esta tasa frenaría a los operadores y disminuiría a la mitad el volumen de transacciones (750 billones por día), una tasa del 0,1% desviaría anualmente 180 billones de dólares; con un 0,25% se recolectarían 450 billones de dólares, lo que constituiría un fondo importante, pudiendo ser consagrado al apoyo del desarrollo.

El segundo vértice a tener en cuenta, la cooperación, se caracteriza por su debilidad. Lo esencial de los países africanos es que son dependientes de la AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo), que está lejos de compensar las pérdidas ligadas a la evolución de los términos del libre comercio. Los países del Norte, que se habían comprometido en Río en 1992 en aumentar la AOD, han permanecido indiferentes. Durante los 10 últimos años, la cooperación ha vivido una caída (se ha reducido en un tercio, según el informe 2000 de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo).

Éstos están más preocupados a consagrar aún más masas financieras para los programas de armamento. Los recientes atentados en los Estados Unidos llevaron a las autoridades americanas a retirar un importe astronómico (15 000 mil millones de Fcfa) para hacer frente a esta catástrofe, que le parece legítima al resto, pero que es sorprendente si se conoce el estado de pobreza extrema en la cual están sumergidos los países subdesarrollados, que en su mayoría siguen estancados por el peso de la deuda externa. Ésta ha pasado de 110 a 350 billones entre 1980 y 1999.

Vemos la importancia de esta suma, cuando se la compara con los presupuestos de los países africanos, como señalaría justamente el secretario general de NNUU al G-7 en Okinawa, en julio de 2000, el 38% de los impuestos presupuestados son destinados al reembolso de esta deuda. En cuanto al tercer vértice, ligado a la prevención de conflictos, hay que hacer notar que hay ciertos espacios geográficos en África y a lo largo del mundo, que escapan al control del Estado, que cede su puesto a la autoridad de bandas armadas, bandas de malhechores o milicias privadas en conflictos permanentes, para regocijo de mercaderes de armas anidados en Europa o fuera de ella.

En este último caso, estos asuntos jamás habrían prosperado tanto y continúan teniendo un peso cierto en las balanzas comerciales de varios países desarrollados. ¿Puede asegurarse adecuadamente la prevención de los conflictos si continúan sin cuestionarse el libre comercio de armas?

La mundialización, dice usted, es también el respeto a los derechos del hombre y la democracia. En este punto, si la ONU ocupa un lugar importante en las Relaciones Internacionales, teniendo en cuenta sus competencias, hace falta señalar que la eficacia de los medios que ésta utiliza no ha estado a la altura del desencadenamiento y la escalada de los conflictos. La serie de resoluciones tocante a Oriente próximo no ha pasado hasta ahora de las Actas. Esta es la razón por la cual en beneficio de la vocación económica de este foro, las organizaciones de cooperación de países del Norte y del Sur, hace falta que el marco que agrupará a la UE, la Unión Africana, la Unión Americana y la Unión Asiática, pueda alargar sus competencias en el campo político. Será en cierta forma una autoridad política y económica internacional.

– “Deberá encontrar el acuerdo global para la puesta en marcha de la tasa Tobin, a fin de controlar mejor las transacciones financieras especulativas, de una parte, y encontrar los medios necesarios para apoyar el desarrollo de otra parte”.

– “Retomar el examen con toda la atención que requiere, de la cuestión de la deuda africana para la organización de una conferencia internacional para la abolición de esta deuda, para que éstos países salgan de este círculo vicioso y aseguren así su desarrollo”.

– “Presionar para que la comunidad internacional se avenga por el establecimiento de un marco para la prohibición global de las armas ligeras”.

– “Seleccionar iniciativas de envergadura con relación a la ONU, para llegar a arreglar el conflicto de Oriente Próximo para la puesta en marcha de un Estado palestino. Se impondría entonces una nueva visión del mundo, poniendo fin al aislacionismo, la hegemonía, en la cual se reestablecerían el equilibrio entre los pueblos, el respeto de su identidad y su aspiración a una mayor libertad, lo que supone un dialogo franco y una concertación permanente en la “aldea global”, en que se ha convertido este mundo para promover la solidaridad y la cooperación, abolir la violencia y el terrorismo y luchar contra las injusticias sociales y las desigualdades económicas. En este momento solamente para un grupo de favoritos, pero para la gran mayoría de desposeídos, a cuenta del Tercer Mundo que podáramos hablar de un mundo de justicia y de equidad.

Autor

  • Mamadou Cheikh Agne

    D. Mamadou Cheikh AGNE es titular de un Diploma Universitario de Estudios Literarios) de la Facultad de Letras de la Universidad Cheikh Anta Diop de Dakar – Senegal., diplomado en Estudios Superiores en Business Administración de gestión de empresas del Instituto Africano de Management, diplomado del curso Investigación social y de mercado del colegio Nacional de Doctores y Licenciados en Ciencias políticas y Sociología de Madrid.
    D.AGNE ha desarrollado muchas investigaciones y reflexiones sobre el tema de la migración, del codesarrollo. Fue Secretario Ejecutivo de una ONG Senegalesa (ASCODE) durante 4 años, en esta tarea , ha coordinado muchos proyectos de desarrollo local vinculados al microcrédito, a la educación sanitaria, a la reinserción socio profesional de los jóvenes a través de la creación de micro empresas, a la capacitación de las mujeres en el tema de la alfabetización en aldeas rurales.. Además en el tema de la migración, ha iniciado con su ONG, la organización de foros sobre la migración y el codesarrollo y participado en numerosas foros internacionales sobre el tema de la migración y del desarrollo en Europa, Asia y África.

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