Para un trabajo en el que hace falta un negro, elijan un negro por favor, por Alberto Eisman

15/12/2009 | Bitácora africana

No sé quién escribió el guión de esta película. En los Evangelios no está escrito por ningún lado que fueran tres, ni que fueran reyes, el caso es que la inventiva de la tradición cristiana se ocupó de buscar nuevos detalles -muchos de ellos tomados de los evangelios apócrifos- y les buscó nombres e incluso diferentes fisonomías. Uno de ellos – así dicen – era negro y así se le representa en las ciudades y pueblos de muchos países de tradición latina.

Hace algunos años, el encontrarse con una persona de raza negra en un pueblo era algo totalmente extraordinario y fuera de lo común. Algo completamente comprensible antes de que tuviera lugar la gran transformación demográfica que ha supuesto la inmigración, la cual ha cambiado el otrora uniforme rostro de los pueblos.

Cuando llegan estas fechas y se busca persona para las cabalgatas y para representar a sus majestades de Oriente en diferentes eventos, nunca ha faltado el concejal o el avezado voluntario (no sé si será voluntario de verdad ya que imagino que será un trabajo remunerado) dispuesto a enbetunarse y desempeñar tan loable servicio sobre todo a la población infantil. Hoy día, sin embargo… ya que las exigencias del guión siguen siendo que Baltasar sea negro, pues sería genial si se le pudiera dar la oportunidad a uno de nuestros inmigrantes,
especialmente uno de estos que no haya tenido especialmente suerte a la hora de encontrar trabajo en la campaña de la aceituna, del algodón o de la fresa. Por una vez que ser negro es una ventaja, habría que hacer presión para que se les diera la oportunidad de poder ser parte de la comunidad y desempeñar esa función. En muchos otros contextos está más que claro que el ser extranjero y tener otro color de piel es ya de por sí un gran obstáculo a la hora de obtener un trabajo, un permiso o cualquier otra oportunidad.

Incluso algunas instituciones como el centro panafricano se está moviendo para que en cada pueblo y cada centro que organice tales actos haya un verdadero Baltasar, es decir, una persona que sea de raza negra. Lo pueden leer en http://www.fundacionsur.com/spip.php?article5164 La verdad es que no me gusta en absoluto el tono “cabreado” como presentan la petición (no me parece que ningún ayuntamiento que se precie tiene interés o voluntad de presentar a Baltasar “como un absurdo espantapájaros”), pero a pesar de este desacuerdo en la forma, eso no es óbice para que no se les pueda dar la razón y se apoye tan justificada petición. Creo que sería mejor que, si necesitamos un negro, se busque un negro de verdad en vez de embadurnarle la cara a uno que ni de lejos podrá acercarse estéticamente al rol que debería desempeñar.

Seguro que con los honorarios que reciban ese día nuestros Baltasares, alguna familia más allá del estrecho podrá tener una opípara comida de Navidad. Pardiez, también ellos tienen derecho.

Autor

  • Alberto Eisman Torres. Jaén, 1966. Licenciado en Teología (Innsbruck, Austria) y máster universitario en Políticas de Desarrollo (Universidad del País Vasco). Lleva en África desde 1996. Primero estudió árabe clásico en El Cairo y luego árabe dialectal sudanés en Jartúm, capital de Sudán. Trabajó en diferentes regiones del Sudán como Misionero Comboniano hasta el 2002.

    Del 2003 al 2008 ha sido Director de País de Intermón Oxfam para Sudán, donde se ha encargado de la coordinación de proyectos y de la gestión de las oficinas de Intermón Oxfam en Nairobi y Wau (Sur de Sudán). Es un amante de los medios de comunicación social, durante cinco años ha sido colaborador semanal de Radio Exterior de España en su programa "África Hoy" y escribe también artículos de opinión y análisis en revistas españolas (Mundo Negro, Vida Nueva) y de África Oriental. Actualmente es director de Radio-Wa, una radio comunitaria auspiciada por la Iglesia Católica y ubicada en Lira (Norte de Uganda).

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