¿Para qué la última cumbre UA-EU?

4/12/2017 | Opinión

La 5ª Cumbre Unión Africana–Unión Europea (UA –UE) de Abiyán ha durado dos días, 29 y 30 de noviembre. Por parte europea han asistido entre otros Donald Tusk, Jean Claude Junker, Emmanuel Macron, Angela Merkel y Mariano Rajoy. Los periódicos europeos no la han consi-derado importante y apenas la han mencionado. Más que a la cumbre, la prensa francesa ha dado relevancia al discurso del presidente francés de camino hacia Abiyán, el día 28 en Uaga-dugú, la capital de Burkina Faso, ante 800 estudiantes universitarios. En él, Macron presentó sus ideas para una relación nueva, no colonial, entre Francia y los países africanos francófonos. “Reválida africana de Macron”, eran algunos de los titulares.

En teoría se había previsto que el tema central de la cumbre fuera el de la Juventud Africana: “Invertir en la Juventud para un futuro mejor”. Jóvenes de ambos continentes habían preparado de antemano su posible contribución a la cumbre. Tras la declaración de Abiyán con la que había concluido el 12 de octubre la 4ª Cumbre África–Europa de la Juventud, esos jóvenes crearon un grupo de trabajo del que salieron propuestas concretas, prioritarias para los jóvenes, sobre educación y competencias, creación de empleo y futuros emprendedores, arte, cultura y deportes. Algunos puntos tocaban también los temas de paz, seguridad, medio ambiente y cambio climático.

africa_juventud.jpgEn realidad, en la 5ª Cumbre Unión Africana–Unión Europea (UA –UE) se ha hablado de la juventud sólo en términos muy generales y de pasada. Guinéenews citaba las palabras de Alpha Condé, presidente de Guinea Conakry y presidente actual de la Unión Africana, durante la clausura de la cumbre: “Hemos escuchado a los jóvenes, porque no se puede ayudar a alguien sin contar con él. Y si hemos de satisfacer sus aspiraciones tendremos que organizarnos a partir de lo que les preocupa. Así pues hemos tomado nota de las palabras que salían del corazón de los representantes de la Juventud Africana y Europea, y nos responsabilizamos para garantizarles un futuro mejor”. Pura verborrea.

De hecho, comentando sobre la cumbre, los medios de comunicación francófonos, con la excepción de algún medio africano, han silenciado el tema de la Juventud y han mencionado dos cuestiones que les han parecido, si no más importantes, sí más llamativas: la presencia de Marruecos en la cumbre, y el deseo de impedir que las mafias y los traficantes conviertan en esclavos a los emigrantes africanos en su camino hacia Europa. Respecto a la primera, Le Monde titulaba “La Cumbre de Abiyán, un test para la cohesión de la Unión Africana”. Respecto a lo segundo, Jeune Afrique resaltaba “Las tres decisiones de la Cumbre UA-EU contra la esclavitud en Libia”. Los comentarios de Radio Francia Internacional (RFI) fueron el 1 de diciembre: “Hacia una iniciativa euro-africana sobre las migraciones” y “El interés de Berlín y de la canciller Angela Merkel se centra en las cuestiones de seguridad y emigración”.

Algo parecido sucedía con la prensa española: “Plan de choque para frenar a las mafias” (La Razón). “Inquietud por la esclavitud en Libia (La Vanguardia). “El rey de Marruecos y el secretario general del Frente Polisario, en la misma imagen durante la quinta cumbre Unión Europea-Unión Africana” (El Mundo). Citando los mismos temas, el periódico local de mi ciudad añadía el comentario de Mariano Rajoy, presidente del gobierno español: “El modelo español de control de la inmigración ha funcionado bien”. Sobre la juventud africana, ¡nada!

La 5ª Cumbre Unión Africana–Unión Europea (UA –UE) ha tenido lugar en Abiyán, capital de Costa de Marfil. El presidente en ejercicio de la UA es el guineano Alpha Conde. La Francofonía ha estado pues muy presente. Y es posible que sus resultados reflejen esa actitud latina que se queda a menudo en el palabreo a la hora de resolver un problema concreto. Lo digo porque los mismos días en los que se celebraba la cumbre, el periódico católico francés La Croix mencionaba una original iniciativa que estaba incentivando a jóvenes diplomados de Nairobi, Kampala y Lagos: “Andela”.

Se prevé que en los próximos 10 años las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación crearán millones de puestos de trabajo. También en África el uso de la informática se está extendiendo muy rápidamente. Convencidos de que la brillantez está distribuida uniformemente pero no así las oportunidades, y de que hay en el continente africano un enorme grupo de jóvenes talentos sin explotar, dos americanos de New York y dos nigerianos, especialistas de la educación en línea, crearon Andela en 2014 para que también África contribuyera a la formación de la próxima generación de líderes de la tecnología global. “Andela” hace referencia a “Mandela”, el líder sudafricano. Siguiendo un modelo americano, Andela da una formación puntera durante cuatro años a jóvenes diplomados (hoy unos 600 en el conjunto de los tres centros) escogidos por su brillantez y evitando expresamente otro tipo de cualificaciones (“hijos de papá”, “conectados políticamente”, etc.).

El artículo de La Croix menciona las condiciones materiales sencillas en las que viven y trabajan esos jóvenes, y el espíritu de equipo que les caracteriza. Tras los primeros seis meses de formación Andela pone al joven estudiante en relación con empresas americanas del sector, algunas entre las más importantes de Silicon Valley, para las que hace trabajos de programación recibiendo un sueldo adecuado. Conscientes del valor de proyecto en el que se mezclan exigencia, iniciativa, teoría y práctica, Andela ha recibido importantes ayudas de empresas de IT, entre otras 20,2 millones de euros de la Fundación de Marc Zuckerberg.

Y lo mejor es la reacción de algunos de los jóvenes entrevistados por La Croix en Nairobi. Así Teddy, desde hace dos años en Andela, a donde llegó tras estudiar cine en la universidad de Nairobi: “La vida en África no es difícil, y desde hace algún tiempo la conexión a internet es más rápida. Me gusta viajar por motivos de trabajo, pero a condición de tener mi sede en el continente y ayudar a su desarrollo”. Me pregunto si Alpha Condé, en su perorata final durante la clausura de la 5ª cumbre UA-EU, tenía en cuenta realidades como las de Andela y Teddy, el estudiante keniano de segundo año.

Ramón Echeverría

[Fundación Sur]


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Autor

  • Echeverría Mancho, José Ramón

    Investigador del CIDAF-UCM. A José Ramón siempre le han atraído el mestizaje, la alteridad, la periferia, la lejanía… Un poco las tiene en la sangre. Nacido en Pamplona en 1942, su madre era montañesa de Ochagavía. Su padre en cambio, aunque proveniente de Adiós, nació en Chillán, en Chile, donde el abuelo, emigrante, se había casado con una chica hija de irlandés y de india mapuche. A los cuatro años ingresó en el colegio de los Escolapios de Pamplona. Al terminar el bachiller entró en el seminario diocesano donde cursó filosofía, en una época en la que allí florecía el espíritu misionero. De sus compañeros de seminario, dos se fueron misioneros de Burgos, otros dos entraron en la HOCSA para América Latina, uno marchó como capellán de emigrantes a Alemania y cuatro, entre ellos José Ramón, entraron en los Padres Blancos. De los Padres Blancos, según dice Ramón, lo que más le atraía eran su especialización africana y el que trabajasen siempre en equipos internacionales.

    Ha pasado 15 años en África Oriental, enseñando y colaborando con las iglesias locales. De esa época data el trabajo del que más orgulloso se siente, un pequeño texto de 25 páginas en swahili, “Miwani ya kusomea Biblia”, traducido más tarde al francés y al castellano, “Gafas con las que leer la Biblia”.

    Entre 1986 y 1992 dirigió el Centro de Información y documentación Africana (CIDAF), actual Fundación Sur, Haciendo de obligación devoción, aprovechó para viajar por África, dando charlas, cursos de Biblia y ejercicios espirituales, pero sobre todo asimilando el hecho innegable de que África son muchas “Áfricas”… Una vez terminada su estancia en Madrid, vivió en Túnez y en el Magreb hasta julio del 2015. “Como somos pocos”, dice José Ramón, “nos toca llevar varios sombreros”. Dirigió el Institut de Belles Lettres Arabes (IBLA), fue vicario general durante 11 años, y párroco casi todo el tiempo. El mestizaje como esperanza de futuro y la intimidad de una comunidad cristiana minoritaria son las mejores impresiones de esa época.

    Es colaboradorm de “Villa Teresita”, en Pamplona, dando clases de castellano a un grupo de africanas y participa en el programa de formación de "Capuchinos Pamplona".

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