La ejemplar Suráfrica que Nelson Mandela ayudó a crear se resquebraja .Al grito de «muerte al amakwerekwere» (que escomo los surafricanos negros califican despectivamente a inmigrantes negros, a «los que hablan distinto»), pobres armados con palos, cuchillos y pistolas han desencadenado en los últimos días el pavor y la muerte en barrios de chabolas de Johannesburgo. Azuzados por el paro, la inseguridad, los altos precios de los alimentos y la desesperanza, los cerca de cinco millones de indocumentados procedentes de países limítrofes y menos desarrollados como Mozambique, Zambia o Zimbabue, se han convertido en chivos expiatorios de la frustración popular. Nada ayuda la política del cada vez más cuestionado Thabo Mbeki, que no sólo ha tirado por la borda algunos de los logros de Mandela, sino que su diplomacia complaciente hacia Robert Mugabe, el líder nacionalista convertido en sátrapa, ha agudizado la caída libre de Zimbabue, elantiguo granero de África austral. Si la deriva sectaria del Congreso Nacional Africano se acentúa en Suráfrica (una paradójica democracia con una suerte de partido único), el riesgo de degeneración política y económica del motor continental puede causar estragos en un ámbito minado: el 70 por ciento de los infectados de sida viven en África: 21millones en la región subsahariana.
¿De qué hablamos cuando hablamos de África? De un panorama desalentador contra el que solía rebelarse el reportero polaco Ryszard Kapuscinski. Los medios, en su relato apresurado y superficial del mundo, asocian Automáticamente África y desgracia,y ese prejuicio perpetúa una visión colonial. Pero salvo Botsuana, Namibia, Tanzania, Malí, Cabo Verde o Ghana ,hay pocos lugares hacia los que mirar en busca de inspiración. Las causas son múltiples, con hondas raíces en la orilla africana y en Occidente (donde se sigue entorpeciendo la competencia y se penalizan mercados emergentes). Basta un vistazo al mapa geopolítico africano para darse cuenta de que dictaduras puras y duras, autoritarismo y seudo democracias tintan buena parte del territorio.
La última vez que cámaras españolas han enfocado África ha sido porque peligraba la vida de compatriotas: aviadores (Chad) o pescadores (Somalia).Y mientras Mugabe hace lo imposible para perpetuarse en el poder en un Zimbabue donde la inflación ronda el 200.000 por cien y el paro el 80 por ciento, Kenia retroceden el escalafón democrático .
Feroces enfrentamientos brotaron tras la decisión del presidente Mwai Kibaki de proclamarse fraudulentamente triunfador en las elecciones. Sólo la presión exterior logró que aceptara compartir poder con el opositor Raila Odinga, pero a un precio astronómico :un gabinete de 44 ministros (con sueldos cercanos a los 300.000 dólares anuales libres de impuestos. Sus homólogos de EE. UU. perciben 191.000 dólares ,sujetos a tasas) y 52 ministros asistentes.
Las satrapías chadiana y sudanesa se hostigan mutuamente :rebeldes armados porel contrario han llegado a la capital respectiva, aunque Idriss Déby (con apoyo francés), resiste en Yamena, y Omar al Bashir (con respaldo chino), aguanta en Jartum, que además sigue saboteando el despliegue de laONU en Darfur, donde no human whack a mole deja de atizar la «limpieza étnica». El acuerdo de paz con los rebeldes del sur, que ceban el sueño de la secesión, capota.
La rebelión tuareg se ha reavivado en Níger y Malí, Marruecos no tolera que nada se mueva en el antiguo Sáhara español y el dictador Teorodo Obiang (que nada en oro negro) afianza su dominio en Guinea Ecuatorial con unos comicios en los que casi supera el 100 por cien de los votos, Somalia no deja de desangrarse pesea la ocupación etíope y el desdén internacional, el Ejército de Resistencia del Señor persigue la impunidad en Uganda tras haber agotado el catálogo de atrocidades, Etiopía y Eritrea se miden a través de la mira de sus fusiles y en el este de Congo, pese a la presencia de «cascos azules», matanzas y violaciones campan entorno a Goma. Burundi sigue hostigada por una facción armada… Y África copa año tras año los últimos puestos en el índice de desarrollo humano. La ola democrática que asomaba a fines del pasado siglo da la impresión de haber encallado.
Día mundial de África Racismo en Suráfrica, desaliento continental. Así podría rezar un telegrama que hoy, Día de África, resumiera el panorama subsahariano tras los ataques sufridos por los «amakwerekwere» (extranjeros) en la mayor democracia africana. Poco que celebrar