Autor invitado: Christophe Cassiau-Haurie (Africultures)
Escritor y bibliotecario, Ousmane Diarra ha publicado en la editorial Gallimard tres novelas que tratan sobre el extremismo religioso y las consecuencias que eso implica en la sociedad de su país, Malí: Vieux lézard (Lagartija vieja ,2006), Pagne de femme (Paño de mujer, 2007), La route des clameurs (La ruta de los clamores, 2014). El atentado del pasado 20 de noviembre contra el hotel Radisson blu en Bamako ha vuelto a hundir el país en un clima de terror, pocos meses después del atentado de Sévaré perpetrado el 8 de agosto (12 muertos), y el del restaurante La Terrasse de Bamako el 7 de marzo (5 muertos). Si muchos observadores destacan los problemas económicos y geopolíticos propios de Malí para poder explicar esta ola de atentados, Ousmane Diarra recuerda asimismo que la violencia consecuencia del Islam político es una tradición antigua en la región. A riesgo de disgustar a muchos…
¿Se puede decir que lo que está ocurriendo en Malí en este momento no es más que una repetición de una historia ya antigua en el país?
Si, es la vuelta a una situación que ya existía en el siglo XIX, una situación por cierto aun más violenta que la actual. Basta con escuchar nuestro repertorio tradicional bambara, en el que muchas canciones hablan de la exterminación de los pueblos animistas. Concretamente, las canciones de Cheick Oumar Tall (1) o Samory Touré, que justificaban la guerra por la religión. Aunque la islamización de la región la llevaron a cabo al principio los comerciantes, la guerra ha tenido un papel importante en este fenómeno. Numerosos testimonios evocan la extrema violencia que acompañó estas guerras en las que muchos pueblos y ciudades bambaras animistas fueron completamente exterminados. Por desgracia, esto no se evoca en la historia oficial de Malí, que prefiere eludir estos sucesos. Mientras no evolucionemos respecto a nuestra forma de mirar nuestro pasado, seguiremos siendo víctimas pues, a través de este silencio, esta amnesia, estamos justificando los sucesos a posteriori. Pero la conversión a través de la violencia es una constante en la progresión del Islam en África.
Almamy Samory Touré
En el caso de Malí, se hace referencia también al problema de la integración de los tuaregs, el impacto de la colonización, los problemas sociales…
Sí, efectivamente, hay problemas, en concreto la decadencia del Estado maliense así como del conjunto de estados de la región. Esto es la consecuencia de las medidas estructurales que se nos han ido imponiendo a lo largo de la década de los noventa desde el Fondo Monetario Internacional, los famosos planes de ajuste estructural que han empobrecido el país y que han tenido consecuencias dramáticas en la población. Fue el caso específicamente de la enseñanza laica y republicana de la que yo mismo soy el fruto y que ha sido completamente desestructurada. Pero todo eso tiene sobre todo como consecuencia el debilitamiento de la autoridad del Estado.
¿Para usted tiene el Estado maliense una parte de responsabilidad ?
¡Por supuesto! Ya no cumple con su papel de autoridad reguladora. Durante muchos años, Amadou Koufa (2) ha podido transmitir en Mopti sermones extremadamente violentos con total impunidad. A esto súmele la rebelión tuareg y la crisis económica, como usted mismo lo ha recordado, y todo ello se traduce en un coctel explosivo.
Se nos ha inculcado que antes de la época colonial Malí era un remanso de paz y que, con la independencia, todo volvería a ser como antes. Y esto no sólo se puede aplicar a Malí; siempre ha habido gente que han hecho uso del Islam para tomar el poder. La época precolonial también fue una época de guerras y masacres.
En el caso de lo ocurrido durante el siglo XIX, ¿se puede hablar de genocidio ?
Sí, se puede utilizar esa palabra. En los pueblos animistas, los musulmanes masacraron a los hombres y se casaron con sus mujeres para que los hijos de ellos se hicieran musulmanes. Se puede hablar, en ese caso, de un proyecto de genocidio. Y yo afirmo que las regiones afectadas por la progresión violenta del Islam en el siglo XIX son equiparables a la violencia de Boko Haram y AQMI, en Nigeria, Níger y Camerún. Estoy pensando concretamente en el Imperio de Sokoto, que creado con violencia por Usman Dan Fodio, El hadj Oumar Tall, fundador del Imperio Toucouleur; Cheickou Amadou Barry, fundador del Imperio fulani de Massina, los cuales cometieron todo tipo de atrocidades en el nombre del Islam. Los ejemplos son muy numerosos. Es simplemente la historia que se vuelve a poner en funcionamiento. Por desgracia, se me suele atacar cuando digo lo anterior, incluído en Francia, por parte de intelectuales franceses o africanos. Y en los foros de discusión pasa lo mismo. No hay manera de debatir en este tema.
¿Se enseña esta historia en los manuales escolares ?
¡No se alude en absoluto a esta historia! A estos tiranos se los considera resistentes, héroes. Mucha gente conoce los hechos pero los excusan diciendo que lo que deseaban era formar imperios, que al fin y al cabo no se puede hacer una tortilla sin romper unos cuantos huevos, que ellos también resistieron frente a los blancos, que nos permitieron ser hoy musulmanes, etc. Pero si vamos por ese camino, este tipo de argumentos justifica perfectamente la colonización occidental. ¿Por qué el dolor que me inflige mi vecino es menos doloroso que el que me causa alguien que viene de lejos? Yo pienso que no es una vergüenza el considerar a algunas de nuestras figuras tutelares como invasores tiránicos, cuando son presentados como héroes en la historia oficial de Malí e incluso de África.
Pero no sólo están los manuales escolares. En una guía turística sobre Malí editada en Francia, leí que se explicaba que el fin del imperio animista de Ségou se produjo por el libertinaje y el alcoholismo de sus dirigentes. ¡Pero es completamente falso! Es ni más ni menos una invasión la que puso fin al imperio de Ségou, que por entonces estaba muy estructurado. Se ha hecho todo para desvalorizar lo que existía antes de la época musulmana.
Para usted, ¿qué es lo que explica esta situación?
¡Es el famoso prisma colonial! Hace algunos años intervine en un debate en la IUT y me dirigí a los estudiantes citándoles todos estos hechos. Pude constatar entonces que la inmensa mayoría de ellos ignoraba estos episodios violentos. El presidente de la Asociación de Historiadores de Secundaria (entiéndase, enseñanza escolar, NDR) de Malí, presente en la sala, tomó entonces la palabra y me dijo que no se podía decir todo en la enseñanza de la historia. No fue la primera vez que me presentaban ese tipo de argumentos.
¿Es este famoso silencio general el que explica la temática de sus novelas?
Sí. Todos mis libros giran en torno a este tema, no ceso de escribir para denunciar esta falsa visión de nuestra historia y su consecuencia hasta nuestros días. Desde 2007, en Paño de mujer, imaginé la llegada de yihaidistas a Bamako y el golpe de Estado. Y en mi prefacio abordé la violenta historia del siglo XIX. No todo el mundo lo aprecia, pero yo tengo el deseo de seguir expresándome en este sentido. Lo hago cada vez que uno de mis libros salen en la prensa maliense o internacional.
¿Se puede hablar de un combate entre animistas y musulmanes durante el siglo XIX?
Sí, pero la historia no puede resumirse a eso, ¡ni de lejos! Los invasores atacaron igualmente pueblos y ciudades musulmanes. Después de haber tomado Ségou, El Hadj Oumar Tall partió a atacar el imperio de Massina que sin embargo era un imperio musulmán. Hay incluso una canción bambara que hace alusión y que se ríe del hecho de que los musulmanes son atacados por otros musulmanes, algunos años después de haber vencido a los bambaras y de haber convertido a algunos de ellos por la fuerza. Todo ello se hizo apenas algunas décadas antes de la llegada de los franceses. De hecho, muy pocos malienses pueden dar el apellido de sus bisabuelos, pues una gran parte de nuestra historia familiar comienza con el Islam. Todo lo de antes ha sido borrado.
¿Qué ocurrió durante la independencia?
Sólo el Islam y en menor medida el Cristianismo fueron reconocidos por el nuevo poder dirigente. La élite que toma el poder durante la independencia no dejó ningún lugar para las religiones tradicionales ni las reconoció. No se adoptó ninguna medida para protegerlas. Al contrario, todos los instrumentos oficiales de difusión (prensa, radio, televisión y demás) contribuyeron a propagar el Islam. Esto además le permitió expandirse durante la década de los años 60. Y eso que hasta el periodo entre las dos guerras mundiales el 80% de Malí era aún animista, por lo menos en su zona sur y centro. Incluso cuando yo nací había unos cuarenta pueblos no musulmanes en mi región.
¿Y ahora ?
La sociedad está casi completamente islamizada. Y el extremismo tiene allí su vitrina. Basta con escuchar al presidente del alto consejo islámico de Malí, Mahmoud Dicko, que no condena explícitamente los atentados. Peor aún, durante la ocupación terrorista de las tres regiones del norte y de una parte del centro, él era la única autoridad, también religiosa, que podía ir a estas regiones con un pretexto humanitario. No es todo, él mismo, en esa misma época, durante un encuentro entre religiosos en el Estadio Modibo Keita, les suplicaba a los terroristas utilizando estos términos: “¡Hermano Ansardine! ¡Hermano Iyad!” ? ¿Cómo se le puede llamar “hermanos” a los que asesinaron fríamente a una centena de compatriotas desarmados? ¿Cómo se les puede llamar “hermanos” a los que mataban, lapidaban, cortaban los pies y manos de sus propios compatriotas, hombres, mujeres y niños? ¡En otro país que no fuera Malí se les hubiera arrestado e interrogado desde el mismo día!
En 2007, durante el voto del código de la familia, ese mismo presidente organizó manifestaciones para que se retirase ese código, que sin embargo ya había sido votado y aprobado, porque le parecía que era demasiado liberal para las mujeres. Más tarde, Dicko fue a Nioro para visitar a la familia de Cheick Oumar Tall y agradecer a su antepasado la expansión del Islam en Malí. El hecho de que se agradezca a un genocida no molestó a nadie, al parecer. ¡Como si masacrar en nombre del Islam estuviera justificado!
¿No tiene usted la impresión de que está algo solo defendiendo esta posición?
Cuando un ciudadano quiere ser objetivo y no se deja llevar por la corriente, al no glorificar el Islam, se le tacha de apátrida, de lacayo de los occidentales. Es ésta la situación que viven los intelectuales. La mínima palabra tiene que estar justificada. Lo que explica también que muchos se reservan. Parece como si no tuviéramos elección y hubiera que criticar siempre a Occidente. Es algo que se ha vuelto un discurso básico, un pasaje obligatorio.
¿Cómo fue percibida la intervención de Francia en 2012?
¡Había banderas francesas por todos sitios ! Todo el mundo estuvo de acuerdo, pues los ciudadanos lambda no quieren un régimen islámico. Las mujeres no quieren llevar el velo, sólo lo hacen bajo el régimen del terror. He visto a prostitutas que debían cubrirse para acudir a sus citas. Este terror es primero psicológico, a través de los predicadores, y se vehicula a través de todo tipo de humillaciones. No se puede decir que vivimos en un país libre cuando no podemos ser nosotros mismos y practicar la religión que queremos o cuando no podemos ni siquiera enseñar nuestra cara.
Sin embargo, Malí es un país laico…
Yo no veo laicismo en este país. Hoy en día todo predicador musulmán te puede llamar bárbaro, un insulto. Un imán tiene el derecho de llamar a los no musulmanes idólatras, lo cual es una forma de racismo. Pero nadie dice nada porque se trata del Islam. Otro ejemplo de que vivimos en una especie de continuum. Cuando Cheick Oumar Tall toma Hamdallaye, la capital de Massina, en el siglo XIX, presenta a su hijo como rey de esta manera: “¡He aquí el Árabe entre los hombres!”. El historiador Bintou Sanankoua narra la escena en su obra “Un empire peul au XIXe siècle : la diina du Maasina” (Un imperio fulani en el siglo XIX: la diina de Massina). Todo ello muestra que, mucho antes del europeo, el árabe era la referencia. Pero no se puede hablar con libertad de ello. Tidiane N’diaye, en su obra Le génocide voilé (El genocidio velado) recuerda la trata transahariana que tan importante fue y que afectó a las poblaciones musulmanas. De eso tampoco se puede hablar.
El tema de las relaciones entre árabes y negros también es tabú. Sin embargo, yo lo repito, el racismo está muy presente en los musulmanes del norte de África, y aun peor en los países del Golfo Arábico. Hay un proverbio árabe que dice del Negro: “Cuando tiene el estómago lleno, viola; cuando tiene hambre, roba y cuando se le expulsa del paraíso al infierno, sus pies golpean a ritmo del canto del baile”. Así que, lo repito, el laicismo no existe en nuestro país pues muchos temas tabús en torno al Islam y las religiones tradicionales siguen siendo una vergüenza que hay que borrar.
¿Se puede decir que la sociedad maliense es una sociedad violenta?
En todo caso, y sin querer hacer elogios a la misma, es la colonización la que pacificó la región, a pesar de la arrogancia y la brutalidad con la que llegó. Cuando se le pregunta a la gente, todo el mundo tiene una historia familiar dolorosa para contar. Por ejemplo, mi abuela y mi abuelo se conocieron tras un acto violento: el pueblo musulmán de mi abuela fue atacado por bambaras animistas. Siendo la única superviviente, fue acogida en la familia de uno de los asaltante. Éste se casó con ella, tras haber perdido la vista después de una batalla. Tuvieron cuatro hijos, entre los cuales está mi padre. Como le he dicho, fue una guerra sin piedad entre animistas y musulmanes. Fueron los franceses quienes pusieron fin a todo eso, quienes prohibieron la esclavitud y crearon pueblos de libertad. Todo eso, por supuesto, no puede excusar la colonización francesa, pero forma parte de nuestra historia común. No debería ser borrado en la historia oficial de Malí.
Quiere decir que Malí no es una antigua tierra de Islam…
No. La mayor parte de las conversiones si hizo durante el siglo XX. Por ejemplo, en mi caso, mi verdadero nombre no es Ousmane; mi nombre de nacimiento es Bassakoro.
Perdí a mis padres cuando era pequeño y llegué a Bamako a casa de mi tía. Pasaba cada recreo peleándome con mis compañeros que se reían de este nombre que consideraban ridículo. Me tuvieron que poner un nombre musulmán, pero nunca me dejaron que me rapase la cabeza para convertirme. Vivíamos en el mismo terreno que un morabito así que incluso mi tío y mi tía tuvieron que hacerse musulmanes. Mis tíos, algunos de mis hermanos, primos, tías, etc. para ser aceptados en la sociedad de Bamako se vieron obligados a convertirse y ponerse nombres musulmanes. Y hay miles, quizás decenas de miles en el mismo caso. Pero también es así con los grandes dirigentes malienses; muchos tuvieron que cambiar de nombre o ponerse un segundo nombre musulmán para mostrar que sólo uno de sus dos padres es no musulmán. Pero pasa lo mismo con los cristianos, creo.
Parece que los cristianos son más tolerados que los animistas…
Sí, efectivamente, están más tolerados. Por el momento… pues, hay que decirlo, para muchos es Occidente quien está detrás de los cristianos y los protege de alguna manera. Y el principio de libertad religiosa ha sido traído por Occidente, para el que es muy importante y que en ese sentido apoya al país. Así que se tolera a los cristianos. Pero el día en el que los extremistas se sentirán fuertes, destruirán todas las iglesias, es una evidencia. Pues aunque los cristianos son muy activos y visibles, siguen siendo minoritarios en número. Creo personalmente que los no musulmanes no son más que un 5% o 6%. Los animistas siguen estando fuertemente implantados en la región de Bélédougou, más allá de la ciudad de Kati.
¿Cómo ve el futuro ?
Tengo fe en mi país. Malí, como lo he dicho en numerosas ocasiones, es una civilización sólida. Pero tenemos que tener mucho cuidado; el tribalismo está haciendo su reaparición en el país. Los islamistas, aprovechándose de la crisis política y militar, están enfrentando a las comunidades unas contra otras: los tuaregs contra los fulani y los sonrais, los fulani contra los dogones, etc. Se está intentando fracturar la unidad del país en beneficio de la religión única. Hay que tener cuidado pues, en África Occidental, Malí es como un gatillo. Vuelvo a decirlo, fue a partir de nuestro país que la guerra religiosa se expandió, en el siglo XIX. Se puede volver a vivir eso. Pues, para mí, es Islam es violento, al menos el Islam que el pueblo bambara ha conocido y vivido, tanto psicológica como físicamente. Desde hace más de un siglo en la región del Sahel su credo ha sido convertir o matar. Nadie quiere hacer que el Islam desaparezca, simplemente esta religión necesita que haya Rousseaus, Montesquieus o Voltaires que tomen la palabra y que la ayuden a adaptarse al mundo moderno. Hoy es inconcebible que haya predicadores musulmanes que continúen comparando a animales a aquellos que no comparten su fe.
El imán Dicko puede permitirse decir, después de los bárbaros atentados de Bamako y de París, que es por culpa de los homosexuales que Alá nos envía a estos siniestros personajes, los autores de los atentados. Llega a declarar que lo peor está por llegar. ¿Cómo se puede ser humano y desear que este tipo de horrores ocurran en su propio país? Cuando él mismo acusa a Occidente de querer imponer su civilización, ¿qué respuesta se le da a los miles de jóvenes musulmanes que se lanzan al mar para llegar a “la fuente del Mal Absoluto”, el propio Occidente? Un proverbio bambara dice que los batracios no se refugian en los árboles si el suelo no está ardiendo. No se lucha contra la miseria y la pobreza con la demagogia. Los aventureros de su calaña intentaron el mismo experimento en Argelia. El resultado: más de 250 000 muertos, además de la fuga de cerebros. ¿Lo sabe el imán Dicko? ¿Lo saben sus seguidores? Otro proverbio bambara dice: “El pequeño morabito que predica el fin del mundo, no se librará ni él mismo ni sus tablas”.
(1) Fundador del Imperio Toucouleur o Tukulor en el siglo XIX.
(2) Predicador fundamentalista maliense extremadamente violento,
véase http://www.rfi.fr/afrique/20150706-mali-amadou-koufa-precheur-radical-inquiete-mopti-iyad-ag-ghali-dawa
Artículo original: http://www.africultures.com/php/index.php?nav=article&no=13421
Traducción: Ángela Rodríguez Perea
Original en : Afribuku