Empresas extranjeras actúan en complicidad con grupos armados de la República Democrática del Congo (RDC) para sacar del país ilegalmente oro por valor de millones de dólares, según un informe de Global Witness publicado a principios de julio y titulado Río de oro. Cómo el estado salió perdiendo de la fiebre del oro en el este del Congo, mientras grupos armados, una compañía minera extranjera y las autoridades provinciales se embolsan millones (River of Gold. How the state lost out in an eastern Congo gold boom, while armed groups, a foreign mining company and provincial authorities pocketed millions).
El informe asegura que una compañía china, que utiliza barcos que dragan los ríos para conseguir el oro, ha sacado ilegalmente del país mineral por valor de 17 millones de dólares entre 2014 y 2015.
Se estima en unos 28 mil millones de dólares el valor del oro enterrado bajo las arenas del este de la RDC. Pero esta riqueza, la mayoría de la cual se extrae en minas artesanales, desde siempre ha sido mal utilizada. Presos de los grupos armados, bandidos y élites corruptas, los beneficios de este sector normalmente han financiado corrupción, abusos y conflictos violentos en vez de ir destinados a aliviar la pobreza que se vive en la región.
La investigación de Global Witness sobre la actual fiebre del oro a lo largo del río Ulindi, en la zona de Shabunda, en el este de la RDC, revela el alcance de los problemas que afectan al sector de la minería artesanal de la región. En el Ulindi se extrae más de una tonelada de oro al año con un valor de unos 38 millones de dólares, cuyos beneficiarios son los grupos armados y una empresa china llamada Hou Kun Minerals, que exporta, principalmente a Dubai.
El informe asegura que la compañía china pagó al grupo armado Raia Mutobok, un aglomerado de civiles que enojados con la situación que se vive en el este de la RDC decidieron tomar las armas, que opera en la zona, 4.000 dólares y dos rifles de asalto AK-47 para asegurarse el acceso a los ricos depósitos de oro de la cuenca del río.
Miembros del grupo armado también pueden llegar a ganar unos 25.000 dólares al mes gracias a las extorsiones impuestas a los mineros artesanales que trabajan en la zona con dragadoras artesanales. Se calcula que unas 150 de estas operan en los bancos del río Ulindi.
Global Witness también denuncia que los funcionarios de Kivu del Sur encargados de supervisar el sector minero artesanal de la provincia, en vez de hacer cumplir la ley congolesa apoyan a Kun Hou Minerals en su actividad ilegal.
Desde hace años, cientos de millones de dólares procedentes del oro extraído en minas artesanales en el este de la RDC, que seguramente han alimentado abusos de derechos humanos y violencia, terminan en los mercados internacionales tras pasar, normalmente, a través de países de tránsito como Uganda, los Emiratos Árabes Unidos y Suiza. Este último país está envuelto en el refinamiento de oro extraído ilegalmente, incluso por niños, en distintos países africanos. Este oro suele terminar en productos de joyería o tarjetas de circuitos electrónicos vendidos en todo el mundo.
El contrabando de oro desde la RDC se sigue produciendo a pesar de las numerosas regulaciones internacionales que existen con el objetivo de sanear el sector. Entre ellas cabe destacas la Guía de Debida Diligencia para Cadenas de Suministros Responsables de Minerales en la Áreas de Conflicto o de Alto Riesgo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la conocida como Ley Dodd-Frank de Reforma de Wall Street y Protección al Consumidor de Estados Unidos, ambas destinadas a regular el comercio de minerales procedentes de zonas en conflicto.
Si bien en los últimos años diversos programas de trazabilidad y la debida diligencia de las instituciones internacionales y diversos países han contribuido a reducir el comercio ilegal de minerales preciosos como el tantalio, el tungsteno y el estaño, no se han establecido programas similares para frenar el contrabando del oro que es un material mucho más caro y fácil de transportar.
Evidentemente, eso supone un gran problema a la hora de terminar con la minería ilegal en el este de la RDC, la cual está sirviendo para financiar a los grupos armados de la región.
En distintas ocasiones, las Naciones Unidas han expresado su preocupación porque los exportadores de minerales procedentes de la RDC no siguen los requisitos exigidos para estos casos como el obtener el oro de lugares certificados de estar libres de conflicto.
La falta de trazabilidad de este mineral es otro elemento contribuye al fácil contrabando de este metal.
También otras organizaciones han denunciado situaciones similares como es el caso de Enough project en 2013. Esa organización ya señalaba el contrabando de oro como uno de los principales obstáculos para conseguir la paz en la RDC y en algunos de los países vecinos.
El informe de Global Witness termina haciendo una serie de recomendaciones para que el oro del este de la RDC beneficie a los ciudadanos en vez de a los grupos armados.
Sin embargo, no parece que haya mucha receptibilidad a este tipo de medidas a nivel internacional.
Original en : Blogs de El País – África no es un país