El terrorismo se ha convertido en una realidad constante y en un mal endémico de África Occidental. Ya que no contempla fronteras, su amenaza no tiene límites.
La generosidad de Senegal y la comprensión de este país hacia las religiones llevan a los ciudadanos a ayudar a los mendigos de Dakar con miles de francos diarios. Pero son pocos los que podrían imaginar que esta ayuda acaba por parar en los bolsillos de Boko Haram en Nigeria, de MUJAO en Malí o de otros grupos terroristas de África, según ha declarado un grupo de expertos recientemente.
Las fuentes del terrorismo son diversas, y pueden abarcar desde actividades relacionadas con el comercio o transacciones, o bien involucrando a grandes organizaciones no gubernamentales o caritativas, así como mediante las recompensas tras la toma de rehenes o el tráfico de drogas.
Los expertos que han redactado el estudio han recomendado «vigilar eficazmente las actividades de los mendigos, la recaudación de fondos en los sitios religiosos (…) para asegurar que las organizaciones terroristas no puedan explotar al pueblo». También abogan por «mejorar las capacidades de recogida de inteligencia y considerar el uso de operaciones encubiertas e infiltradas como medio para obtener información fiable sobre los terroristas y grupos terroristas». Asimismo proponen realizar un seguimiento de las actividades de las ONGs y de organizaciones de caridad.
Mohamed Gueye
Le Quotidien – Fundación Sur