Omar Mukthtar, el icono de la revuelta de Libia

11/03/2011 | Crónicas y reportajes

Con la revuelta de Libia de 2011 dos imágenes se han convertido omnipresentes en los medios de comunicación social. La primera es la de la bandera pre-Gadafi de la monarquía de Libia, y la otra es la imagen de Omar Mukhtar, un líder de la guerrilla asesinado por los italianos en 1931. Para los libios, Omar Mukhtar se ha convertido en el mismo símbolo que Mohamed Bouazizi significa para los tunecinos o Mohammed Khaled Said para los egipcios.

Omar_Mukhtar

Omar Mukhtar se ha convertido en un símbolo tan significativo que setenta y nueve años después de su ejecución, tanto los protestantes como el régimen de Gadafi han luchado por su legado. Gadafi mencionó a Omar Mukhtar en su incoherente discurso del 21 de febrero. El primer discurso de Gadafi el 16 de septiembre de 1969 tuvo lugar deliberadamente en el 38 aniversario de la muerte de Mukhtar. Gadafi también financió una gran producción de Hollywood sobre Omar Mukhtar, que fue interpretado por Anthony Quinn, titulada el “El león del desierto”. La película se estrenó en 1981 y presenta a Omar Mukhtar como un honorable luchador y un héroe. Al año siguiente se prohibió la película en Italia y no se reprodujo en la televisión italiana hasta la visita oficial de estado de Gadafi, en 2009. En 2009 un artículo de Vanity Fair señaló que Gadafi colgó en su uniforme una imagen de Omar Mukhtar en una visita con el primer ministro italiano Berlusconi.

Los italianos arrebataron libia a los Otómanos en la Guerra Italo-Turca entre 1911 y 1912. El control de los italianos, sin embargo, fue simbólico más allá de la costa de Libia. Esta situación cambió una década después cuando Mussolini entró en el poder. Después de tratar brutalmente a los demócratas y comunistas en Italia, se centró en la creación de un imperio y en ejercer el control de los territorios de Italia, que no habían sido gobernados de una manera adecuada por Roma desde la época romana. La situación en 1922 tiene extraños ecos hasta hoy: un dictador con delirios de grandeza imperial que ha lanzado una brutal “riconquista” sobre el pueblo libio.

Los italianos encomendaron al General Graziani la tarea de “pacificar” Cyrenaica, el área del este de Libia que hoy en día es también el centro de la revuelta anti-Gaddafi. Graziani utilizó los términos más insultantes que un ciudadano de la Italia fascista de Mussolini pudiera emplear para describir a los beduinos: amantes de la libertad. Una vez Graziani escribió sobre los beduinos: “Anarquistas, amantes de la más completa libertad e independencia, intolerantes sin límites, testarudos, ignorantes, inconquistables y héroes fanfarrones, les basta con poseer un rifle y un caballo, a menudo se esconden, con el pretexto de mover su tienda de campaña, desearían lograr retirarse del todo contacto y control por parte del gobierno”.

De entre todas las figuras que había de la resistencia Senussi en el este de Libia, fue Omar Mukhtar el que consiguió convertirse en el líder más importante de la guerrilla utilizando en su beneficio el terreno y el apoyo local. Graziani le respondió con una serie de tácticas brutales: campos de concentración, una barrera de alambres mordaz de 300 kilómetros y bombardeos aéreos. A pesar de esto, continuaron resistiéndose, entonces Marshal Bagdolio escribió al General Graziani para que aumentara su brutalidad diciéndole que la guerra ya había empezado y que debían continuar hasta el final, aunque toda la población de Cirenaica (este de Libia) muriera. Angelo De Boca, un historiador del colonialismo italiano denominó a las consecuencias de los campos de concentración como un pequeño genocidio. En total murieron unos cuarenta mil libios y doscientos mil fueron exiliados a Egipto durante los nueve años que duró la Guerra.

Al hacerse más fuerte la presión, un herido Omar Mukhtar fue capturado el 11 de septiembre de 1931, y tras negarse a retirarse a Egipto, después de un breve juicio, fue condenado a ser ahorcado. Durante sus tres días en cautividad el prisionero actuó con dignidad durante ante tal terrible experiencia. El 16 de septiembre de 1911 el viejo Mukhtar fue ahorcado ante miles de sus camaradas libios. Sus últimas palabras fueron un reflejo de su carrera como profesor del Corán: “Inna lillahi wa inna ilayhi raji’un” (A Dios pertenecemos y a Él retornamos).
Sin embargo, el pasado religioso Senussi de Mukhtar no es lo que más les importa a los manifestantes libios de hoy en día. Sobre todo, es su ejemplo de resistencia indomable a un gobierno autoritario de mano dura, de enfrentarse a una severa fuerza militar. Como pedía recientemente un mensaje de los manifestantes libios vía Twiter: “por favor, recen por el pueblo de Omar Mukhtar”.

J. Hammond

Publicado en el blog arabist http://www.arabist.net/blog el 24 de febrero de 2011.

Traducido por Alicia Roca Canales, alumna de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid Traducción/Interpretación, colaboradora en la traducción de algunos artículos.

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