Omar militante de base de Y’EN A MARRE , por Miquel Reynés

27/02/2012 | Bitácora africana

Omar Thiaw es una de las primeras personas que conocimos en Dakar, hace ya unos meses. Tiene treinta años, vive en Ouakam, un barrio popular del noroeste de la ciudad y, como mucha otra gente, trata de salir adelante cada día. En concreto, Omar se encarga del alquiler y mantenimiento de unos apartamentos de un bloque de pisos y acaba de crear una pequeña empresa de servicios que se dedica, entre otras cosas, al pago de facturas, ya que las del agua o la electricidad, por ejemplo, no están domiciliadas. Pero Omar es, además, el coordinador en su barrio de Y’EN A MARRE, el movimiento ciudadano que, desde hace más de un año, sacude notablemente la vida política y social de Senegal y que ha tenido una resonancia internacional considerable. De hecho, la primera vez que lo vimos llevaba la camiseta negra con las letras blancas que se ha convertido en uno de los símbolos del movimiento y un modo de reconocer a los y’en a marristes. Quienes siguen con frecuencia el portal de informaciones de la FUNDACION SUR disponen de información sobre este movimiento, pero pensé que es interesante conocer cómo lo vive y lo explica un militante de base, más aún cuando hace unos días que se han celebrado unas elecciones presidenciales precedidas de gran tensión.

Cuenta Omar que Y’EN A MARRE surgió una noche de enero del año pasado cuando tres amigos, un periodista y dos músicos de rap, un chico y una chica, en mitad de un nuevo corte del suministro eléctrico, uno de los muchos que hacían aún más difícil la vida de los ciudadanos de Dakar y sus barrios periféricos, decidieron que, hartos como estaban de estas situaciones, tenían que hacer algo y así crearon un movimiento que no ha dejado de crecer hasta convertirse en un referente social y al que Omar, que compartía estas ideas, se sumó al poco tiempo. Es posible que los cortes de electricidad fueran el detonante del movimiento pero, como han explicado en sus declaraciones y documentos (que Omar nos ha dejado leer), había muchas cosas más: el aumento del coste de la vida, las inundaciones que sufren los barrios más pobres, los problemas en los sectores agrícola y educativo, el poco respecto a las instituciones democráticas o la corrupción que detiene tantas iniciativas y desanima constantemente a la población.

El movimiento empezó como una acción clara de protesta y de rabia que reivindicaba que el pueblo senegalés tenía que ser la prioridad de las autoridades (cosa que no es así, evidentemente), pero poco a poco fue elaborando un discurso y unas propuestas concretas y sólidas. Se estructura a partir de tres grandes principios u objetivos, simples pero esenciales: conseguir que el gobierno y los partidos políticos respecten la constitución y las instituciones democráticas; la necesidad de que el bienestar de la ciudadanía o de la sociedad sea el centro de las decisiones políticas y, en tercer lugar, la convicción de que los senegaleses han de ser conscientes de sus derechos y que han de luchar y sacrificarse para que se respeten, ya que nadie lo hará por ellos. Esta necesidad de crear y extender una cultura política participativa es posiblemente lo que singulariza y da fuerza a este movimiento. Por eso Omar insiste mucho en decir que Y’EN A MARRE es, sobre todo, un movimiento que quiere despertar la conciencia cívica y el sentido de ciudadanía de los senegaleses.

Un principio complementario es el de demostrar a través del ejemplo y, por esto, ha puesto en marcha varias iniciativas políticas y sociales. Hace más de medio año solicitó que se alargase el período para inscribirse en las listas electorales de las elecciones presidenciales del mes de febrero y actualmente continúa con la campaña, iniciada antes del pasado mes de junio, Daas Faanaanal (en wolof: mi carta de elector, mi arma) que quiere sensibilizar a los jóvenes para que ejerzan sus derechos y deberes como ciudadanos. Omar nos cuenta, además, que otra de la campañas que quieren hacer es la de repartir los carnés de identidad perdidos y que no permitirían ir a votar. Omar dice que las comisarías tienen cajas llenas de carnés extraviados, pero que no sería difícil repartirlos ya que hay y’en a marristes en todos los barrios y si no fuera una persona sería otra la que conocería a quien ha perdido su carné.

Por otro lado, también se han dedicado a labores sociales como la de movilizar voluntarios para ayudar a las familias de la periferia de Dakar que sufrieron inundaciones durante la estación de las lluvias. Y a Omar le gustaría que el trabajo en los barrios fuera más intenso y que se consiguiera, por ejemplo en Ouakam, por ejemplo, abrir centros de formación profesional para los jóvenes que están en el paro. Todo esto demuestra, según Omar, que el movimiento quiere crear un nuevo tipo de sociedad y de ciudadanía. Esta idea se ha concretado en la propuesta del Nouveau Type Senegalais, el nuevo tipo de senegalés: lo que debería surgir de este movimiento es una nueva forma de ciudadanía, una nueva forma de comportarse cívicamente que no sólo se refiere a la política sino a cualquier aspecto del comportamiento cotidiano: hay que interiorizar que existe un espacio público, unos bienes que son de todos que hay que respectar y conservar. Y esto incluye desde la participación política hasta no tirar un papel al suelo. Omar apunta que, en realidad, la tarea más importante del movimiento comenzará después de las elecciones presidenciales, cuando este nuevo tipo de ciudadanía será más necesario.

Desde hace meses estas elecciones y, en especial, la candidatura de Abdoulaye Wade han condicionado la vida política de Senegal y, muchos días, la vida cotidiana de sus ciudadanos. Desde su creación, y con la perspectiva de que la elecciones iban a poner a prueba la estabilidad del país, Y’EN A MARRE, anunció que no estaba vinculada a partidos o candidatos y que no se posicionaría a favor de ninguno de ellos. En cambio, ha defendido que cada candidato debería presentar una declaración pública de patrimonio y ha animado a la ciudadanía a que se informe sobre cada candidato, su programa y lo que ha hecho cuando ha ocupado otros cargos. También se ha dedicado a informar a la población para que no admita ningún tipo de intimidación o de influencia, una referencia clara al poder de las autoridades religiosas.
Pero durante estos meses Y’EN A MARRE se ha convertido, sobre todo, en un movimiento de oposición a la candidatura de Abdoulaye Wade para un tercer mandato, posibilidad validada por el consejo constitucional de Senegal el pasado 27 de enero. Desde ese mismo día, este hecho, que la oposición definió como “un golpe de estado constitucional”, ha dado lugar a uno de los periodos de mayor inestabilidad política de la historia de Senegal. Se han sucedido, hasta días antes de las elecciones, las declaraciones, manifestaciones y marchas que querían parar la candidatura de Wade. La policía y la gendarmería tomaron el centro de la ciudad y los enfrentamientos entre éstos y los manifestantes provocaron la muerte dramática de, al menos, media docena de manifestantes y un policía. Y’EN A MARRE ha participado en muchas de estos actos y ha sufrido las consecuencias. Sin ir más lejos, el propio Omar pasó casi una semana en los calabozos de la policía, donde le pegaron patadas y porrazos, y luego salió libre sin cargos, como otros y’en a marristes. En general, sin embargo, este gran movimiento de partidos y asociaciones contra Wade, ha perdido la cohesión que tuvo los primeros días y se ha debilitado. Incluso Y’EN A MARRE lanzó Fanaan (en wolof, pasar la noche), que pretendía protestar contra la candidatura de Wade ocupando día y noche la plaza del Obelisco de Dakar, una de las centrales de la ciudad y emblema de la oposición, pero ha tenido poca repercusión, ya sea por la prohibición de la acampada o por el cansancio de la sociedad.

Ya hemos dicho que Omar piensa que la importancia de este movimiento se verá tras las elecciones; se sabrá entonces si se consolida o no y logra que sus ideas calen en la población, pero creo que poca gente dudará de que sus actos hayan tenido una repercusión considerable. Es difícil, a bote pronto, encontrar las razones que lo expliquen. No es el primer movimiento de este tipo y puede que se trate de una casualidad o de una moda pero también puede ser, como sostiene Omar, que sus miembros han transmitido honestidad (pese a las acusaciones, no demostradas, de que algunos líderes se han enriquecido o a los intentos de compra que ya denunciaron en una entrevista que publicó FUNDACION SUR), que han puesto a la sociedad en el centro de sus reivindicaciones y que han sabido transmitir la confianza y la convicción a las gentes de Senegal de que pueden y deben luchar por sus derechos.

Autores

  • Miquel Reynés es licenciado en Ciencias Políticas y doctor en Sociología, especialista en Sociología de la Educación y en Educación Comparada. Su tesis doctoral versó sobre las pautas de escolarización entre los Ewe de Togo y los Asante de Ghana. Para realizarla, hizo trabajo de campo en Togo y en Ghana durante siete meses. Sobre este tema ha presentado varias ponencias en congresos nacionales e internacionales. Ha trabajado para la UNESCO, en Dakar, Senegal. Es Profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Camilo José Cela desde septiembre de 2012.

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