Ofrezco mi virginidad, por Rafael Muñoz Abad Centro de Estudios Africanos de la ULL

21/07/2014 | Bitácora africana

El avaro reparto de Africa se materializó a golpe de escuadra y cartabón y con ello se pasó por encima de culturas, religiones y tradiciones consuetudinarias tan viejas como el propio continente. La colonización inicial no penetró más allá de la franja costera; reservándose el interior a funcionarios y misioneros. Los franceses colonizaron culturalmente. Los ingleses lo hicieron a palos y los portugueses hasta se mezclaron…de los españoles prefiero no decir nada. Quizás sea esa la razón por lo que una visita a Dakar es una experiencia amable, razonablemente segura y culturalmente impregnada de francofonía. En contraposición, un paseo por Lagos puede ser una auténtica pesadilla.

El paralelo límite de influencia del islam sesga Nigeria en un sur cristiano y un norte conectado con el Sahel, que escapa al control gubernamental y que se ha convertido en coto de la mayor filial de Al qaeda en Africa occidental: Boko Haram. Una banda de desalmados apadrinados por un telepredicador que ante el inmovilismo del gobierno han hecho fuerte la Sharia en el norte. La efervescencia inicial del #bringbackourgirls (devolvernos a nuestras niñas) en las redes sociales en la que incluso Michelle Obama se retrataba solicitando la liberación inmediata de las más de doscientas crías secuestradas, ya ha pasado a la rebotica informativa. Algo habitual en las noticias relacionadas con Africa; y es que estamos tan habituados a que todo lo que nos llegue del continente vecino sean calamidades y desgracias, que de inmediato las olvidamos cual episodio del acostumbrado serial de infortunios.

La última entrega de los secuestros de niñas de Boko Haram la viene a protagonizar la mediática y voluptuosa cantante nigeriana Adokiye Kyrian. La diva de Nollywood ha ofrecido su virginidad a los secuestradores a cambio de la libertad de las retenidas. No sé qué decir y quizás debería callarme antes de meterme en un lio. No sé si esta buena señora sólo busca más fama de la que ya tiene en su país; si se trata de una frivolidad o si realmente se expone a que decenas de islamistas se la beneficien con todas las consecuencias que ello conllevaría. Y es que Africa, hasta para estas cosas es especial.

cuadernosdeafrica@gmail.com

Autor

  • Doctor en Marina Civil.

    Cuando por primera vez llegué a Ciudad del Cabo supe que era el sitio y se cerró así el círculo abierto una tarde de los setenta frente a un desgastado atlas de Reader´s Digest. El por qué está de más y todo pasó a un segundo plano. África suele elegir de la misma manera que un gato o los libros nos escogen; no entra en tus cálculos. Con un doctorado en evolución e historia de la navegación me gano la vida como profesor asociado de la Universidad de la Laguna y desde el año 2003 trabajando como controlador. Piloto de la marina mercante, con frecuencia echo de falta la mar y su soledad en sus guardias de inalcanzable horizonte azul. De trabajar para Salvamento Marítimo aprendí a respetar el coraje de los que en un cayuco, dejando atrás semanas de zarandeo en ese otro océano de arena que es el Sahel, ven por primera vez la mar en Dakar o Nuadibú rumbo a El Dorado de los papeles europeos y su incierto destino. Angola, Costa de Marfil, Ghana, Mauritania, Senegal…pero sobre todo Sudáfrica y Namibia, son las que llenan mis acuarelas africanas. En su momento en forma de estudios y trabajo y después por mero vagabundeo, la conexión emocional con África austral es demasiado no mundana para intentar osar explicarla. El africanista nace y no se hace aunque pueda intentarlo y, si bien no sé nada de África, sí que aprendí más sentado en un café de Luanda viendo la gente pasar que bajo las decenas de libros que cogen polvo en mi biblioteca… sé dónde me voy a morir pero también lo saben la brisa de El Cabo de Buena Esperanza o el silencio del Namib.

    @Springbok1973

    @CEAULL

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