Obama, al reencuentro de África, Por José Naranjo

26/06/2013 | Bitácora africana

El joven artista Ousmane Sow se afana en los últimos retoques a un mural que luce los rostros de Martin Luther King, Macky Sall y Barack Obama y que, situado en el popular barrio de la Medina, se asoma a la Cornisa de Dakar, una avenida por la que el presidente estadounidense pasará dentro de 24 horas. “Es un negro que está llevando a cabo el sueño de Luther King, por eso hemos hecho este diseño, para desearle la bienvenida a nuestro país”, asegura Sow. Unos metros al norte, en el barrio de Fann Hock, Gaby suspira con desdén. “¿Obama? Todavía no ha llegado y ya estamos cansados”, asegura. Aquí se encuentra el Tribunal Supremo donde el presidente de EEUU tiene previsto participar mañana en un acto y muy cerca están los hoteles Terrou Bi y Radisson Blu, donde se alojará la delegación estadounidense. Por eso, han cambiado de sitio a taxistas y comerciantes y desde este miércoles hasta el viernes el tráfico está cortado en toda la Cornisa, con los consiguientes tratornos. Y es que hoy llega Obama a Senegal en el comienzo de su primera gira africana, que ha sido acogida con enorme expectación, pero en la que la seguridad es lo primero, con un coste de entre 60 y 100 millones de dólares y que incluye, entre otras medidas, la presencia de un portaaviones frente a las costas africanas.

Un simple paseo por los lugares que visitará el primer mandatario estadounidense basta para darse cuenta. Por ejemplo, en Plateau, en el pleno centro de Dakar, en lugar de carteles de bienvenida o calles engalanadas, lo que se ve son policías por todas partes. Y si no, que pregunten a los vecinos de la isla de Gorée, un grupo de los cuales se enfrentó a pedradas con los agentes hace unos días después de que detuvieran a 18 personas y las “expulsaran” de la isla. Según las autoridades, se trata de pequeños traficantes de droga y “fumadores de marihuana” habituales de este enclave turístico. Pero las formas policiales no parecen haber sido exquisitas e incluso algunos periodistas que han intentado visitar la isla estos días se han encontrado con la sorprendente prohibición de grabar. Al menos una veintena de nada discretos agentes de algún cuerpo de seguridad estadounidense, ya saben, polo ajustado y pinganillo, han tomado todos los rincones de Gorée en los últimos días.

La Embajada de Estados Unidos, una auténtica fortaleza recién terminada y situada en el barrio pijo de Almadies, es el lugar donde pernoctará la familia Obama. Probablemente no haya un lugar más seguro en todo Dakar. Allí se celebró hace unos días una rueda de prensa en la que la delegación diplomática de EEUU pedía comprensión y paciencia a los dakaroises porque por estos lares no están acostumbrados a medidas de seguridad de este porte. De hecho, durante estos tres días, sobre todo el jueves y el viernes, la circulación de personas y vehículos, ya de por sí complicada, se va a ver muy dificultada por los cortes de avenidas y de barrios enteros. “Yo no pienso ir a trabajar”, aseguraba Pathé Diallo, un joven profesional que debe cruzar Dakar cada día, “será mejor quedarse en casa”.

Se trata de la primera gira africana de Obama desde que fue elegido presidente de EEUU y la segunda vez que visita África subsahariana, pues en 2009 estuvo en Ghana. En esta ocasión, los países elegidos han sido Senegal, Sudáfrica y Tanzania y en la agenda destacan los aspectos económicos. Tal y como aseguró hace unos días uno de sus consejeros, Ben Rhodes, «nos vamos a quedar atrás en una región muy importante del mundo» en la que están surgiendo nuevos socios comerciales y estratégicos como China. «Vamos a mostrar a los gobiernos de África que Estados Unidos está comprometido en reencontrarse con ellos y con sus ciudadanos», añadió.

Barack Obama llegará a Dakar hoy a última hora de la tarde acompañado de su esposa Michelle y sus dos hijas, Malia (a punto de cumplir 15 años) y Natasha (12). ¿Por qué se ha escogido Senegal para iniciar este viaje? En primer lugar, porque se trata de una de las democracias más sólidas y estables de la región y, tal y como ha reconocido la Casa Blanca, un interlocutor válido con el África francófona. Además, parece que la corriente pasa entre Obama y Macky Sall, que hace pocas semanas fue recibido en Washington por el presidente estadounidense.

Como trasfondo, sin duda, la crisis de Malí, país vecino, y la enorme preocupación por el terrorismo de corte islamista radical que parece haber sentado sus bases en diferentes estados de la región y en cuyo combate Senegal está muy implicado. En los últimos días, miembros de la seguridad estadounidense también se han desplazado hasta la ciudad de Saint Louis, en el norte del país y frontera con Mauritania, para sellar el paso a la posible entrada de terroristas. Todo el mundo está en guardia y tal es el revuelo que se vive ya en Dakar que se ha logrado opacar, incluso, la fugaz visita de Leo Messi, el mejor jugador de fútbol del mundo, que también aterriza en esta ciudad esta noche y que pasará 24 horas en Saly, a decenas de kilómetros de la capital, para participar en un acto de lucha contra la malaria.

Los primeros actos de Obama en Dakar, ya el jueves por la mañana, no han sido escogidos al azar. Primero, protocolaria visita al Palacio Presidencial; después, reunión en el Tribunal Supremo con las autoridades judiciales de la región en la que Obama pretende destacar la importancia de contar con un poder judicial independiente, pilar básico de todo estado de Derecho. A pocos cientos de metros de allí, Karim Wade, hijo del ex presidente de Senegal y ex todopoderoso ministro del país, quizás tenga ocasión de escuchar el paso de las sirenas de la delegación estadounidense tras los muros de la prisión de Rebeuss, donde cumple condena por haberse enriquecido de forma ilícita mientras su padre estuvo en el poder. Las palabras de Obama sobre la necesidad de un poder judicial fuerte no caerán en saco roto en Senegal.

Sin embargo, la imagen más esperada será, sin duda, la que llegará por la tarde. Barack y Michelle Obama viajarán hasta la isla de Gorée donde visitarán la Casa de los Esclavos, uno de los lugares que mejor simbolizan en toda África el inhumano tráfico de personas que sufrió este continente durante al menos cuatro siglos. Que el primer presidente negro de Estados Unidos se pare en la Puerta de No Retorno, por donde salían los esclavos rumbo a América, o visite las estancias donde eran engordados los cautivos antes de su trágico viaje, es un hecho cargado de tanto simbolismo y es una imagen con tanta fuerza que probablemente esta visita se recordará durante mucho tiempo. La Casa de los Esclavos ha sido visitada por otros presidentes de EEUU y por personalidades de la relevancia de Juan Pablo II o Nelson Mandela, pero Obama será otra cosa.

Tras reunirse, también en Gorée, con representantes de la sociedad civil oesteafricana, Obama y su mujer regresan al continente para ser agasajados en una cena de gala en el Palacio Presidencial a la que asistirán jefes de Estado de la región y en la que, al parecer, ya ha habido tiras y aflojas. Nadie de los considerados VIP de Senegal se la quiere perder y las peticiones de invitación han llovido en el último mes al entorno de Sall, que ha tenido que hacer un filtrado que ha dejado a muchos insatisfechos. Quien, al parecer, ha logrado hacerse con un pase de última hora ha sido un incómodo comensal. Se trata del presidente de Gambia, el irreductible dictador Yahya Jammeh, conocido por sus constantes violaciones de los Derechos Humanos, sus farsas electorales y su desprecio por las leyes internacionales, que trata, a la desesperada, de buscar una foto con Obama que, sin duda, el presidente de EEUU está lejos de desear. Ya en 2003, Jammeh hizo una jugada parecida para encontrarse con George Bush Jr en Dakar.

Tras un acto relacionado con la seguridad alimentaria que tendrá lugar el viernes por la mañana, los Obama partirán ese mismo día rumbo a una Sudáfrica que vive una enorme inquietud por la salud del que fuera su primer presidente negro y premio Nobel de la Paz, quizás una de las personas más respetadas, queridas y apreciadas en el mundo, Nelson Mandela, de 94 años, que se encuentra en estado crítico e ingresado desde hace 19 días en un hospital de Pretoria. Aunque en un primer momento se especuló con la posibilidad de que Obama visitara a Madiba, la evolución de su estado de salud ha desaconsejado esta posibilidad. En Sudáfrica, los Obama visitarán las ciudades de Pretoria, Johanesburgo y Ciudad del Cabo y se acercarán hasta la Isla Robben, la cárcel donde estuvieron presos el propio Mandela y decenas de líderes antiapartheid. Su último encuentro austral tendrá lugar con Desmond Tutu, también Premio Nobel de la Paz, antes de participar en un acto en la Universidad de Ciudad del Cabo.

La última etapa de su gira africana le llevará el próximo lunes hasta Tanzania, una visita que estará marcada por su carácter de estímulo a la inversión empresarial estadounidense en África, pero también por el recuerdo del terrible doble atentado que sufrieron las embajadas de EEUU en Nairobi (Kenia) y Dar es Salam (Tanzania) que provocó 224 muertos hace casi quince años, el 7 de agosto de 1998. Tanto el presidente Obama como su mujer participarán en actos de homenaje a los fallecidos en dicho ataque terrorista entre el lunes y el martes. En fin, una intensa semana africana para un presidente que representó una gran esperanza para este continente por su origen e ideas cuando fue elegido y que dejará, sin duda, dos imágenes para la historia, sus visitas a Gorée y a Robben Island. Falta por ver si dejará algo más que eso. Y siempre pendientes, claro está, de la evolución de la salud de Nelson Mandela, esa luz que parece estar apagándose.

Original en : Blogs de El País. África no es un país

Autor

  • José Naranjo Noble nació en Telde (Gran Canaria) el 23 de noviembre de 1971. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid en 1994, ha seguido profesionalmente el fenómeno de la inmigración africana hacia Canarias, tanto desde la óptica de las Islas como desde los países de origen y tránsito de los irregulares. Así, para elaborar sus reportajes, publicados en diversos medios de comunicación, ha viajado por el sur de Marruecos, el Sahara, Argelia, Malí, Senegal, Gambia, Cabo Verde y Mauritania, donde ha recogido los testimonios de centenares de personas. Por este trabajo le fueron concedidos los premios Antonio Mompeón Motos de Periodismo 2006 y el Premio Derechos Humanos del Consejo General de la Abogacía Española 2007, en este caso junto al también periodista Nicolás Castellano.

    Buena parte de su trabajo está recogido en los libros Cayucos (Editorial Debate, 2006), con el que fue finalista del Premio Debate, y en Los invisibles de Kolda (Editorial Península, 2009). Además, es coautor de los libros Inmigración en Canarias. Procesos y estrategias (Fundación Pedro García Cabrera, 2008) y Las migraciones en el mundo. Desafíos y esperanzas (Icaria, 2009).

    Es redacror de la revista digital de información sobre África Guinguinbali donde tiene su blog Los Invisibles , que reproduciremos en Bitácora Africana

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