Nyakimana: después de Kibeho, otro «Srebrenica» en Ruanda (parte 2/2)

30/10/2018 | Crónicas y reportajes

El calvario de Pierre-Claver Nzabandora

kiaka-ruanda.jpgEntre las víctimas atrapadas en la gruta figuraban los cuatro hijos de Pierre-Claver Nzabandora, responsable en aquella época de la cooperativa KIAKA, una cooperativa que agrupaba a los artesanos de Kanama. Desolado, Nzabandora, en compañía de otros civiles, había ido a alertar a las autoridades locales sobre el hecho de que sus hijos estaban en la gruta y corrían el peligro de muerte inminente si no se aportaba ningún socorro. Como respuesta, las autoridades colocaron a todos en un calabozo y no los liberaron más que un mes más tarde como consecuencia de las críticas internacionales que el asunto comenzaba a generar.

En el mes de diciembre de 1997, en el marco de un reportaje realizado conjuntamente por la RTBF, Pierre-Claver Nzbandora confió, a cara descubierta, su calvario a los periodistas belgas: “Mis hijos estaban huyendo; se cruzaron con gentes que huían hacia las grutas y los siguieron. Tratamos de contactar con las autoridades; cuando explicamos el asunto al alcalde, nos encarcelaron. Un mes después, nos soltaron” (10).

El 2 de octubre de 1998, meses después de su testimonio, fue asesinado en pleno día en un ataque contra la cooperativa por parte de “un grupo de 80 personas en uniforme militar semejante al del APR” (11). Según el testimonio de un testigo ocular comunicado al CLIIR, uno de los asaltantes disparó fríamente y a quemarropa sobre Pierre-Claver Nzabandora, sin dirigirle ni una palabra. (12). Durante el ataque, varios otros miembros de la cooperativa Kiaka, como Gaëtan Nangwahafi, vicepresidente del CA y jefe de la Sección Tradicional, así como varios civiles que se encontraban cerca de los edificios, fueron asesinado igualmente.

“Las fuerzas armadas han hecho un buen trabajo”, según Richard Sezibera

Ante la amplitud que el asunto adoptaba en los medios de comunicación internacionales, los responsables del APR organizaron el 8 de diciembre de 1997 una visita para los periodistas hasta la entrada de la gruta. Mientras las autoridades, en un primer momento, habían negado la existencia de este episodio, frente a las cámaras internacionales y confrontados al olor a cadáver que emanaba de las grutas, los responsables tuvieron que admitir que efectivamente personas habían sido encerradas en las grutas, pero afirmaron que se trataba de infiltrados que se habían replegado allí tras haber sido rechazados por el ejército.

Tras haberlos empujado hacia las grutas, el ejército habría vigilado los diferentes accesos y luego los habría sellado. En el informe de Amnistía Internacional, el que en aquel momento era el portavoz del APR, nombrado posteriormente ministro de Asuntos Exteriores de Ruanda (octubre de 2018), el mayor Richard Sazibera, declaró: “Las fuerzas armadas han hecho un muy buen trabajo”. En otro reportaje, explicó que los informes de las organizaciones de defensa de los derechos humanos presentan la situación como si el gobierno estuviera matando a la población, algo que, según él, es falso y que las acusaciones se formulaban sin pruebas.

“La guerra contra los Abacengezi sirvió de pretexto para reducir la población hutu”

Hoy, 21 años después de estos hechos, afluyen los testimonios. Patrick Horaninpundu, que vivía en la región en la época de la masacre, superviviente de una depuración étnica perpetrada en su municipio, ha contado de este modo a Jambonews este episodio: “ Cuando los soldados del APR rodearon el sector Gihira en el municipio de Giciye, en la parte más próxima a mi casa de Gaseke, dispararon contra la población durante todo el día. Los habitantes, no sabiendo hacia dónde huir, se refugiaron en la gruta. No deseando perseguir a sus víctimas en esta gruta, los soldados prendieron fuego a neumáticos colocados a la entrada de la gruta, arrojaron pimienta para irritar a sus víctimas y para empujarlos a salir. Al ver que no salían, los soldados lanzaron granadas y se pusieron a disparar al interior de la gruta y finalmente terminaron por cerrar con cemento la entrada de la gruta, no dejando posibilidad alguna de supervivencia a las personas que se habían introducido, hombres, mujeres y niños”.

Eric Maniriho, laureado con el Premio Juventud comprometida 2018, otorgado en Montreal por la Red internacional de mujeres por la democracia y la paz, ha relatado igualmente a Jambonews cómo, en compañía de centenares de civiles que huían de las tropelías del APR, escapó por poco de la masacre de la gruta. “Cuando llegué a la gruta, había una larga hilera de espera para entrar y me dije que cuando llegara mi turno de entrada sería demasiado tarde y continué mi ruta”.

Por parte del APR, Judi Rever ha podido recoger el testimonio de Serge, que actualmente vive en exilio. Serge formaba parte del equipo DMI (Directorate of Military Intelligence), el servicio de información militar, que participó en el ataque contra los refugiados civiles en la gruta. Según él, la operación estuvo dirigida y comandada por su jefe, el general Karenzi Karake. Describe que llegaron varias brigadas al lugar donde se habían escondido miles de civiles y no Infiltrados. El 23 de octubre de 1997, afirma Serge, el equipo DMI prohibió los accesos a la gruta y las unidades de militares comenzaron a lanzar granadas en la entrada. Serge atestigua que el ataque formaba parte de un gran esquema: “Había un plan, con el tema de la contra-insurrección, de eliminar la población civil en el norte; sí, había infiltrados que trataban de derrocar el gobierno. Pero la guerra contra ellos sirvió de pretexto para reducir la población hutu. No hay duda alguna sobre ello”(13)

Las víctimas

En el informe de Amnistía Internacional aparecen algunas víctimas muertas en la gruta:

– Uwimana, 27 años, Dusabe 13 años, y Murora, 8 años, 3 hermanas

– Una mujer de nombre Dathive, su marido y sus 3 hijos

– 5 niños de una familia, el mayor de 12 años

– 20 miembros de una misma familia, la mayoría mujeres y niños:


– Cécile Nyirabalisesa, 57 aaños, sus hijas e hijos

– Nyiramajyambere, 25 años

– Marie-Claire Nyirabazimenyera, 29 años y sus 3 hijos, el mayor de 6 años

– Jean-Bosco Nshimiyimana, 27 años, su mujer y su bebé de unos meses

Ruhumuza Mbonyumutwa – Constance Mutimukeye

[Traducción, Ramón Arozarena]

Fuente : Jambonews


Notas:

[10]Su identidad ha sido confirmada a Jambonews por Peter Verlinden, periodista que hizo la entrevista.

[11]http://www.rwandavictimesoubliees.com/fr/victimes/nzabandora-pierre-claver

[12]Ibid.

[13]Judi Rever, “In praise of blood, the crimes of the Rwandan Patriotic Front”, Canada, Penguin Random House, 2018, p. 140.

[Fundación Sur]


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