Hace una semana que me encuentro en mi nuevo puesto de trabajo y en un nuevo contexto. Para empezar y como ya mencioné en otro post, cambié mi residencia a Uganda y me vine al Norte del país, a una zona parcialmente afectada por las actividades violentas de un grupo de zumbados (El Ejército de resistencia del Señor, LRA en sus siglas inglesas), del cual hemos dado ya cuenta en este blog en diferentes ocasiones.
A 356 Km al Norte de la capital Kampala, y a unos 100 Kilómetros después de pasar uno de los pocos puentes que hay sobre el Nilo (cerca de las cataratas de Karuma), se encuentra una pequeña ciudad que se llama Lira, que es el centro de la sub-región Lango, donde se encuentra la tribu del mismo nombre. En total se calcula que el número de personas pertenecientes a este grupo étnico y las tribus emparentadas con los primeros sean unos dos millones de personas.
En esta pequeña ciudad existe una emisora de radio llamada Radio-Wa (nuestra radio) que lleva emitiendo en frecuencia modulada desde el año 2000. Esta radio comunitaria, que nació como iniciativa de la Iglesia Católica, ha jugado un gran papel a la hora de contribuir a fomentar valores de unidad y de reconciliación en una zona que hasta hace poco estaba repleta de campos de refugiados y de desplazados internos, personas que tuvieron que dejar sus hogares a la fuerza huyendo de la violencia y la destrucción que ha asolado durante años buena parte del Norte de Uganda.
La contribución de esta emisora a la pacificación de esta zona se ha visto fehacientemente en uno de sus programas que, desde el principio de las emisiones, se dedicó a los niños soldado que estaban todavía “en la selva” secuestrados por los rebeldes y que en gran parte se habían convertido involuntariamente en miembros de tal milicia. El programa en cuestión se llamaba “Karibu” (bienvenido) y en parte estaba hecho por ex-niños soldado y por personas concienciadas con el problema que enviaban mensajes de esperanza a los niños que todavía estaban bajo control rebelde. A veces eran mensajes de padres que saludaban a sus hijos y expresaban cuánto los extrañaban, otras veces eran historias de niños que se reincorporaron a la vida civil y asistían a la escuela… según informes de la inteligencia militar ugandesa, se calcula que unos 1.500 niños, gracias a Radio-Wa, pudieron escapar del control de sus raptores y, poniendo lógicamente en riesgo su propia vida en ese intento, consiguieron volver a sus comunidades.
Fui invitado a ver el proyecto de esta radio que, después de varios años, sigue intentando jugar un papel de diálogo y de respeto en el contexto de una sociedad que todavía busca su estabilidad interna después de años de dolor y de desarraigo. Me ofrecieron hacerme cargo de la dirección de la misma y la verdad es que el trabajo aquí y en estas condiciones me gustó y dije que sí. Desde mediados de Julio me encuentro por tanto en este nuevo lugar, con mucha ilusión y con no menos ganas, pero también consciente de los desafíos a los que me enfrento, entre ellos la tarea de mejorar la calidad de los programas, mejorar los equipos y asegurar la sostenibilidad de esta radio.
Por un lado, podría haber quien pensara que la radio no es una prioridad en los países “en vías de desarrollo” ya que hay otros elementos mucho más cruciales como la comida, el agua y el cobijo. Esto se dice a veces cuando se tiene la impresión que la radio en África juega el mismo papel primordial de entretenimiento que en otros países occidentales. La verdad es que aquí es mucho más: la radio comunica a la gente, es un vehículo importante de concienciación y de educación y, como he señalado más arriba en el ejemplo de los niños soldado… en algunos casos la radio puede transformar para bien la vida de ciertas personas y por tanto, especialmente en un contexto donde no todas las personas tienen una televisión, acceso a internet o un periódico a mano, la radio puede ser un verdadero nexo de conexión con la realidad exterior y un poderoso instrumento para que la gente conozca sus derechos y esté mejor preparada para los desafíos de su día a día.
Por esto me encuentro feliz de poder estar aquí y aportar mi granito de arena para que esta iniciativa social pueda seguir jugando un papel importante aportando información, educando, curando heridas, dando esperanza y contribuyendo a crear una sociedad mejor, más justa y más fraterna. En siguientes posts les hablaré más acerca de esta nueva realidad con la que tocará bregar a partir de hoy.
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