Los pangolines son difíciles de ver ya que apenas se puede distinguir su silueta prehistórica a medida que avanza lentamente a través de los árboles del bosque ecuatorial de África Central. Pero los rastreadores solo tienen que escuchar sus escamas acariciando las hojas para detectarlo.
Contra los depredadores, el torpe pangolín de cola larga solo puede contar con su camuflaje de escamas marrones y su pequeño tamaño. El pangolín, el mamífero más cazado del mundo, es víctima del intenso tráfico en el continente africano. Según un estudio internacional publicado en 2017 por la revista Conservation Letters, cada año se cazan entre 400.000 y 2,7 millones de pangolines en los bosques de África central.
Los bosques del Parque Nacional Dzanga-Sangha, en el extremo suroeste de la República Centroafricana, son el último santuario de vida animal en un país devastado por la guerra civil. Y uno de los pocos refugios en el mundo para este mamífero en peligro de extinción.
El equipo dirigido por el veterinario Maja Gudehus se encuentra en Dzanga-Sangha para llevar a cabo un proyecto de investigación único en el continente: estudiar pangolines en su entorno natural, para comprenderlos y protegerlos mejor, como su longevidad, territorio, comida, estilo de vida, reproducción, etc.
Fuente: Slate Afrique
[Traducción y edición, L. Rodríguez Domínguez]
[Fundación Sur]
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