El 10 de febrero tendrá lugar la instalación oficial del nuevo arzobispo católico de Argel, el jesuita nacido en Francia, Paul Desfarges. El hasta ahora obispo de Constantina e Hipona, en el este del país (diócesis de S. Agustín) llegó a Argelia por primera vez en 1965, cuando siendo seminarista, en lugar del servicio militar, efectuó dos años de prestación social en El centro de enseñanza de los padres blancos en Ghardaïa. YA ordenado sacerdote en 1976, y tras sus estudios en Líbano, regresó a Argelia donde enseñó psicología (¡en árabe!) en la universidad pública de Constantina. De 1983 a 2005 fue vicario general. En dicha fecha es nombrado superior de la comunidad jesuita de Argel y allí le llega el nombramiento como obispo de Constantina e Hipona y como tal es uno de los redactores del documento «Servidores de la esperanza» del episcopado norte-africano (ver pdf adjunto). A sus 72 años Mons. Paul, poseedor de la doble nacionalidad argelina y francesa, desea según el comunicado difundido el 26 de diciembre pasado, tras darse a conocer su nombramiento: «servir la Iglesia en Argelia y su presencia fraterna en medio de un pueblo que se ha convertido también en el mío». Sabe que por su edad no será más que un obispo de transición (la dimisión es obligatoria a los 75) y espera que un obispo «de larga duración» llegue pronto a Argel.

La comunidad católica en Argelia se evalúa en unas 30.000 personas, muy diversamente repartidas en 4 diócesis. La única traba que la Iglesia parece encontrar en sus relaciones con las autoridades es el problema de visados de entrada para su personal: cuando el que solicita la entrada en Argelia tiene un vínculo institucional con la Iglesia, el consulado argelino no tramita la petición si no que la envía a Argel para el ministerio de asuntos exteriores decida. La decisión puede tardar de 4 a 20 meses en llegar. En cambio, un visado ordinario se concede entre 48 h y 15 días.

José María Cantal Rivas, editor de AfroIslam

[Fundación Sur]

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