Nuevas oportunidades para chicas que han abandonado la escuela en Tanzania

13/12/2010 | Crónicas y reportajes

Dieciséis chicas que dejaron la escuela por haberse quedado embarazadas, con algunas de ellas planteándose el suicidio, han tenido otra oportunidad ofrecida por una organización no gubernamental, con sede en Baraa, una zona de Arusha, Tanzania.

Algunas de estas chicas, que estaban recibiendo formación en corte y confección, hostelería, restauración e inglés, en el Centro comunitario de Faraja, han completado sus estudios, y algunas de ellas han logrado un puesto de trabajo en varios hoteles turísticos, mientras que otras están pensando en convertirse en empresarias.

Martina Thomas, la directora del Centro Faraja, dijo que es difícil convencer a las chicas para que se metan en cursos de formación, porque el estigma social ha acabado con gran parte de su autoconfianza, hasta el punto de que muchas de ellas creen que “una vez que te quedas embarazada, te conviertes en una marginada”.

“Me di cuenta de que quedarse embarazada en Tanzania es considerado como un delito serio o un pecado y muchas de las jóvenes aquí están tan asustadas y pasmadas que muchas piensan en suicidarse”, explica Thomas.

Anna Emmanuel, una de las beneficiarias admite que tras descubrir que estaba embarazada, no podía pensar más que en suicidarse o escapar de su región y marcharse lejos, para evitar el ridículo, las burlas y el estigma social.

Deborah Samwel, que también pensó que el mundo se había terminado cuando se enteró de que estaba embarazadas, ha terminado un año de formación en costura y cocina, y está planteándose el autoempleo para tener garantizada su libertad.

El centro de formación está respaldado por la organización holandesa conocida como “United Children”, que fue fundada con la coordinación del presidente de Países Bajos, Marcel Vloemans. La señora Thomas quiere aumentar los ingresos para devolver la esperanza a otras 52 jóvenes el próximo año.

El Centro tiene 16 habitaciones, todas equipadas para la atención tanto de la madre como del niño. El establecimiento también da empleo a gente que cuida de los niños, mientras sus madres asisten a las clases. Muchas de las alumnas del centro Faraja tienen entre 17 y 20 años. Este fin de semana se han graduado algunas de ellas.

El concejal del barrio de Baraa, en Arusha, Paul Lotta Laizer, aconsejó a las chicas del centro que formen una asociación y comiencen a trabajar como una organización de mujeres, a través de la cual pueden pedir préstamos para ayudarse a ellas mismas a invertir en una serie de proyectos basados en su recién adquirida preparación.

(Arusha Times, 12-12-10)

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster