El brote de cólera en Zimbabue ha matado a más de 100 personas y ha infectado a al menos otras 5.000 desde el pasado mes de febrero. Los casos detectados se extienden por las 10 provincias del país, siendo las más afectadas Masvingo y Manicaland, al sur.
Ante esta rápida propagación, y para evitar un brote similar al del año 2008, que causó una emergencia nacional, el Gobierno ha anunciado medidas restrictivas en las zonas más vulnerables, que incluyen la limitación de asistencia a los funerales, a 50 personas como máximo, y la prohibición a los asistentes de dar comida en las reuniones o estrecharse las manos.
Las autoridades de Zimbabue también han alertado del riesgo que supone acudir a los mercados al aire libre o comprar alimentos a vendedores sin licencia. Y es que el cólera es una infección aguda que se transmite por la ingestión de agua o alimentos contaminados, que puede llegar a ser mortal. La propagación se está viendo agravada por la escasez de infraestructuras de saneamiento adecuadas y por la falta de agua potable, que afecta directamente a los zimbabuenses que viven en las aldeas más remotas y sin acceso diario a recursos seguros.
Emmerson Mnangagwa, presidente de Zimbabue, ha reconocido públicamente las deficiencias de infraestructuras que tiene el país, así como su incapacidad de proporcionar a la población agua potable y alimentos seguros, motivo por el cual ha anunciado la creación de nuevos planes que permitan perforar más pozos en cada aldea del país (aproximadamente hay 35.000) a lo largo del próximo año.
Fuente: Al Jazeera
[Traducción y edición, Yara Fernández]
[CIDAF-UCM]