No hay dogmas para el ejercicio de la democracia

17/01/2023 | Opinión


Los africanos han estado descolonizando, criticando, pero también enriqueciendo la democracia liberal desde una perspectiva africana desde la época colonial. Los intelectuales a favor de la democracia y de la descolonización tienen una deuda con este cuerpo de trabajo y pueden aprender de él.

democracia_urna_voto_eleccion_cc0-6.jpgNo es noticia que la democracia liberal, que evolucionó en varias formas en África después de la Guerra Fría, tenga problemas en muchos países. ¿Cómo llegamos aquí y qué se puede hacer para inventar una cultura y práctica democrática más adecuada a las historias de África, las aspiraciones de sus pueblos, sus muchas peculiaridades nacionales y las orientaciones culturales y socializaciones de sus pueblos?

Las preguntas sobre el estado precario de la democracia liberal en África invitan a una profunda reflexión filosófica crítica sobre democracia en sus iteraciones occidentales genéricas y liberales. Debemos partir de una premisa que descarte la noción de que la democracia, en todas sus formas, es sacrosanta e irreprochable. También debemos adoptar una nueva premisa que postula la democracia como un conjunto de principios maleables y aspiraciones en lugar de una práctica establecida.

Para mí, hay cuatro principios de democracia: rendición de cuentas, representación, transparencia (la noción de que las reglas deben ser conocidas por todos los involucrados) y participación. Los cuatro elementos estaban presentes en los sistemas políticos africanos precoloniales. Los subproductos de esos sistemas fueron la inclusión, la legitimidad, el consenso, la reducción de la rotación dinástica y de liderazgo y la estabilidad. Por supuesto, es peligroso idealizar o prescribir arreglos políticos precoloniales para complejas políticas africanas poscoloniales, pero la relación y el contraste entre las incipientes democracias de tiempos precoloniales y los problemas políticos del presente poscolonial nos impulsan hacía un pensamiento generativo.

Las historias africanas precoloniales nos proporcionan culturas políticas y modalidades de liderazgo que eran democráticas a su manera. Estaban fundadas de diversas maneras en el consenso, la autoridad heredada, sagrada, religiosa y ordenación ancestral. Lo que todos tenían en común era la legitimidad, la idea básica de que un líder, un grupo de líderes o una configuración política siendo aceptados como representantes de la voluntad e interés de un pueblo en un momento determinado. Estas formas precoloniales de práctica democrática africana no solo poseían el ingrediente clave de legitimidad; tenían también incorporados mecanismos de rendición de cuentas, participación y chequeos y balances. Además, había procedimientos para abordar las quejas posteriores a la selección y gestionar las ocasionales crisis de sucesión y fracaso de liderazgo.

Con este telón de fondo precolonial en mente, es más fácil imaginar la primera tarea para sacar a África de su actual enigma democrático liberal, a saber, descolonizar, descentrar y provincializar la democracia liberal como forma distintivamente occidental de práctica democrática en lugar de una universalmente aplicable y de formulación replicable. Afortunadamente, esto no es un intento intelectual nuevo. Intelectuales nacionalistas africanos que vivieron una iteración colonial de democracia liberal cuestionaron enérgicamente su universalidad. Uno de esos africanos es el nacionalista y estadista nigeriano, Chief Obafemi Awolowo. En su autobiografía aclamada por la crítica, Awolowo, quien fue primer ministro de Nigeria Occidental y comisionado Federal de Finanzas de la recién independizada Nigeria, criticó la tendencia a recomendar, exaltar y luego castigar las desviaciones de un paradigmático camino democrático occidental único:

No existen dogmas para la práctica de democracia; y los demócratas no pueden ni deben censurar a ninguna nación sobre la base del desviacionismo. Pero al menos deben tener el coraje y la honestidad de insistir en que una flagrante desviación del ideal de democracia no es una variante aceptable de la forma más benéfica y ennoblecedora de gobierno que ha desarrollado la humanidad en toda su larga y accidentada historia.

obafemi_awolowo_biografia_cubierta.jpgEn este pasaje, Awolowo rechaza un marco monolítico de democracia, así como la noción de que una rígida plantilla de gobierno representativo y participativo puede aplicarse a diferentes estados. La suya no era una abstracta crítica filosófica. El objetivo tácito de la intervención crítica de Awolowo es un consenso Occidental sobre democracia que se basa en la afirmación de que los derechos individualizados de voto y las elecciones competitivas sean las únicas garantías de rendición de cuentas, representación e participación igualitaria.

Awolowo propone una persuasiva teoría de igualdad de derechos a la innovación democrática, así como la igualdad de prácticas democráticas concebidas de manera diferente. Entonces, la pluralidad democrática no es simplemente una cuestión de elecciones multipartidistas y disputas entre divergentes visiones, ideologías y plataformas. Más bien, la democracia, sostiene, debería, por su naturaleza, ser extendida y adaptada de múltiples semióticas y prácticas expresiones de sus principios organizativos: representación, participación, rendición de cuentas y legitimidad. El tratado de Awolowo se define en lo que uno podría describir como cosmopolitismo democrático.

En la imaginación política de Awolowo, la democracia tiene múltiples historias de origen y no es un sistema de gobierno sobre el cual Occidente tiene derecho de propiedad.

La polémica de Awolowo sobre la democracia liberal deja el futuro democrático de África abierto al debate y a la deliberación sin restricciones. Es una denuncia de los modismos de finalidad filosófica y engreído absolutismo en los que a menudo se enmarca la democracia liberal. El escepticismo de Awolowo sobre la universalidad de las normas democráticas liberales permite a los africanos imaginar una cultura democrática africana alternativa arraigada en experiencias históricas africanas y en las aspiraciones actuales.

La historia que debería inspirar nuevas formas democráticas africanas es profunda. Los africanos deben esforzarse por recuperar, revisar, refinar y redirigir las culturas políticas precoloniales de África de políticas inclusivas, responsables, equitativas y representativas. La gran variedad, diversidad y profundidad de esta historia política precolonial exige un deliberado epistemológico y crítico cambio hacia esa historia para guiar el debate sobre futuros políticos africanos.

El momento epistemológico actual es decolonial, pero los discursos sobre la descolonización y la praxis decolonial asumen erróneamente que la línea de base temporal del estancamiento político actual de África es exclusivamente colonial, y que la tarea suprema del pensamiento teórico africano es deshacer la epistemología política del colonialismo. Descolonializar como epistemológico proyecto político cosifica inadvertidamente el momento colonial como punto tanto de referencia como de reevaluación crítica. Al exagerar polémica y estratégicamente las formas en que la colonización destruyó las culturas, prácticas e innovaciones africanas que la precedieron, y al no reconocer explícitamente la persistencia de las culturas políticas, ideológicas e intelectuales africanas precoloniales y la posibilidad de recuperar algunas de ellas para la reflexión instrumental en el presente, las teorías decoloniales no logran promover una agenda política de recuperación más allá del liberador proyecto de rechazo y distanciamiento.

Como demostrado a través del tratado de Awolowo, Africanos han estado descolonizando, criticando, pero también enriqueciendo la democracia liberal desde una perspectiva africana desde la época colonial. Han estado también realizando gestos en la dirección de formas alternativas democráticas africanas. Los Intelectuales de hoy a favor de la democracia y opuestos a la colonización tienen una deuda con este cuerpo de trabajo y pueden aprender de él.

Moses Ochonu

Fuente: Africa is a Country

[CIDAF-UCM]

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