No dejaremos que nuestra primavera se convierta en invierno., por Paquita Reche, mnsda

17/09/2012 | Bitácora africana

Las mujeres tunecinas que habían gozado de leyes avanzadas que reconocían sus derechos, se sienten hoy traicionadas y están dispuestas a luchar.

Pocos meses después de haber acogido y participado con ilusión a la revolución de la primavera árabe contra la tiranía política y la corrupción, la mujer tunecina ve en peligro los derechos que tanto le costó conseguir. Ellas también habían pedido dignidad y libertad para todos durante la llamada revolución del jazmín, que se inició con la inmolación del joven Mohamed Bouazizi en enero de 2011.

En agosto de 2012, las mujeres han vuelto a salir a la calle para decir “no” a ciertos artículos del borrador de la nueva constitución que, en vez de avanzar hacia la igualdad “total y concreta”, se orienta hacia la complementariedad, como el artículo 28 que se basa sobre la desigualdad ciudadana y relega a la mujer a ser “complemento” del hombre. En la manifestación se podían ver carteles bien significativos: “Mujer, levántate para que tus derechos estén consagrados en la Constitución”, “Estamos orgullosos de las mujeres tunecinas, no dejaremos que los islamistas conviertan nuestra primavera en un invierno”.

Las mujeres rechazan el borrador de la nueva constitución, porque lo perciben como un intento de recortarles derechos teóricamente reconocidos desde 1956. Se niegan a aceptar la pérdida de derechos que durante muchos años han sido el orgullo de tunecinas y tunecinos progresistas.

Paradójicamente, otras mujeres, víctimas del lavado de cerebro islamista, saludan y se alegran del retroceso a mentalidades y costumbres medievales. Forman parte de los grupos que en enero de 2012, “bailaban” al son de la música orquestada por salafistas y otros extremistas, que exigían la vuelta del velo integral y su entrada en la universidad donde estaba prohibido. Las noticias de esos días hablaban de enfrenamientos entre estudiantes, de agresiones verbales y hasta físicas a profesoras de la Facultad de la Manuoba.

Durante los meses siguientes hubo enfrentamientos en varias ciudades entre los partidarios de la ola conservadora religiosa y los que se oponen a ella, acusados de ser laicos, apostatas, francmasones…

Interferencias externas y evoluciones internas se yuxtaponen en estos acontecimientos. Como siempre, comprender el presente invita a mirar el pasado.

Después de Egipto, Túnez fue uno de los primeros países musulmanes, en los que se planteó la necesidad de reformas para actualizar el pensamiento religioso a la situación de la mujer. La influencia del protectorado francés hizo que espacios, hasta entonces reservados a los hombres se convirtieran en espacios mixtos y se hicieran sentir aspiraciones a la emancipación de las mujeres.

Los “reformistas” reclamaron desde primeros del siglo XX la instrucción de las niñas a igual título que la de los niños y abogaron por la supresión del velo…

En 1929 con Habiba Menchari, ya se oyeron las voces de las primeras feministas y en 1930, Tahar El Hadad denunció la situación de las mujeres en el libro: “La mujer ante la ley y la sociedad”.

Proclamada la independencia en 1956, Bourguiba emprende la modernización de las leyes para hacer de Túnez un Estado Moderno. Las autoridades religiosas se prestaron a una reinterpretación del Corán, admitiendo que nada se oponía en el mensaje de Dios a la instrucción femenina ni a la plena participación de las mujeres a la vida social del país.

El Código del Estatuto Personal de la Mujer, promulgado en 1958 revolucionaría las normas musulmanas, trasformaría radicalmente la situación jurídica e inicia una verdadera evolución de la mujer y de la familia. Sus principales disposiciones fueron:

– la abolición de la poligamia,

– el derecho de ambos cónyuges a pedir el divorcio,

– la fijación de la edad mínima de contraer matrimonio a los 17 años, bajo condición de su consentimiento,

– la atribución de la tutela de los hijos a la madre en caso del fallecimiento del padre.

Pero también, para combatir las ideas reformistas, en esta época, se promovió la enseñanza islámica. Se fundó la “Unión Musulmana de Mujeres de Túnez”, cuyo objetivo era elevar el nivel moral, social y cívico de la mujer y la preservación de los valores musulmanes tradicionales amenazados.

La franja de población femenina más instruida quedó al margen de estas influencias y acogió con entusiasmo las reformas, aunque el nuevo Código en la práctica no tuvo una repercusión global ya que la vida cotidiana de las mujeres rurales continuó siendo regida por la tradición. Esta distorsión entre el marco jurídico y la práctica está pasando factura hoy, lo mismo que el aumento de influencias “islamistas” que consideran la mancipación de la mujer contraria a los valores tradicionales del Islam.

Las mujeres tunecinas instruidas que quedaron fuera de de la influencia islamista y jugaron un papel importante en el desarrollo del país durante décadas. Hoy se oponen a que la nueva constitución haga de ellas un “complemento” de los hombres.

En una entrevista en el diario independiente El Watan, del 17 de agosto, la profesora Lina Ben Mhenni, cuyo blog fue censurado en tiempos de Ben Ali y que jugó un papel importante en las movilizaciones de la primavera árabe, afirmaba que, a pesar de no ver en los que están en el poder, “la voluntad de cambiar las cosas, estaba dispuesta a luchar por las causas por las que siempre luchó”. Como ella, muchas mujeres están dispuestas a luchar para no perder los derechos adquiridos amenazados hoy.

¿Lo conseguirán? Esperemos que Túnez pueda seguir estando en la avanzadilla de países musulmanes que promuevan y respeten los derechos de las mujeres y que “la primavera no se convierta en invierno”.

Autor

  • Nació en Chirivel (Almería). Estudió Magisterio en Almería, Licenciaturas de Pedagogía y de Filosofía, en la Complutense de Madrid.

    Llegó por primera vez a Africa en 1958 (a Argelia): después estuvo en Ruanda, Guinea Ecuatorial y desde el 1975 en Burkina Faso.

    En África trabajó como profesora en el Instituto Catequético Lumen Vitae de Butare, Profesora de enseñanza secundaria de español y filosofía; Universidad Popular (filosofia). También ha colaborado con Asociaciones de mujeres y con niños de la calle en Burkina Faso.

    Está en España desde 2004, actualmente, en Logroño. Colabora con la revista de los misioneros de África "Africana", Los Comités de Solidaridad con África Negra y con Rioja Acoge.

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