
Nigeria está una vez más sacudida por secuestros masivos. Dos veces en una semana, bandas de motociclistas armados, que operaban desde bosques en dos lugares diferentes del norte del país, secuestraron a cientos de personas.
¿Cómo fue el primero de estos dos secuestros masivos?
Recibimos noticias desde una ciudad remota en el estado de Borno, en el noreste, de que presuntos militantes islamistas habían secuestrado a mujeres y niños de un campo de desplazados, que buscaban leña. La noticia tardó varios días en conocerse porque las antenas de telefonía móvil locales habían sido destruidas. Al día siguiente, más de 280 niños, de entre ocho y 15 años, y algunos maestros fueron llevados por hombres armados de una escuela a cientos de kilómetros de distancia, en el estado noroccidental de Kaduna, a un bosque cercano. Hay informes locales de que este ataque fue llevado a cabo por militantes del grupo Ansaru, vinculado a Al Qaeda. En los últimos meses, había habido una pausa en este tipo de secuestro masivo.
Entonces, ¿por qué hay un resurgimiento de este tipo de secuestro?
Es difícil discernir un patrón a partir de la coincidencia de dos incidentes aparentemente inconexos, pero es un recordatorio de que la amenaza no ha desaparecido. El hecho de que ocurrieran pocos días antes del mes de ayuno musulmán del Ramadán puede ser significativo Pero, en general, el secuestro para pedir rescate en Nigeria es un negocio de bajo riesgo y alta recompensa. Los secuestrados suelen ser liberados después de que se les entrega el dinero, y los perpetradores rara vez son arrestados. Esto a pesar de que el pago de un rescate para liberar a alguien se ha declarado ilegal. En total, más de 4.700 personas han sido secuestradas desde que el presidente Bola Tinubu llegó al poder en mayo 2023.
¿Cuáles son las principales razones de los secuestros?
La mala economía de Nigeria crea las condiciones para los secuestros. Los precios de los alimentos se han disparado. La percepción de que la corrupción continúa ha empeorado porque los agricultores no pueden acceder a sus campos para cultivar alimentos por temor a ser atacados o secuestrados. En grandes zonas de estos territorios las bandas armadas han suplantado tanto al gobierno, como a los gobernantes tradicionales y se han convertido en la autoridad de facto.
También la reducción de la cuenca del lago Chad y la expansión del desierto del Sahara hacia el sur han provocado la desaparición de tierras cultivables y la escasez de agua. Estas presiones sólo aumentan los problemas de muchos, especialmente en el norte. Esto empuja a la gente a buscar medios alternativos de ingresos. Desafortunadamente, el secuestro para pedir rescate es uno de ellos.
¿Tienen remedio los secuestros?
Las vastas reservas forestales de las regiones fronterizas se han convertido en bases de operaciones para los delincuentes. «Sin la cooperación transnacional, especialmente con Níger, Camerún y Chad, estos incidentes seguirán repitiéndose«, nos dice un investigador. Las autoridades también deben estar dispuestas a llevar a los perpetradores ante la justicia. «Nunca hemos visto a un líder de pandilla arrestado y procesado«.
Bartolomé Burgos
CIDAF-UCM


