Rose Edet nunca habría pensado que la compra de tomates para su restaurante Lagos se convertiría un día en un gran reto. Sin embargo, la repercusión del aumento del precio de esta hortaliza en el menú de cualquier gastronomía popular de Nigeria le hace temer lo peor, tanto para ella para ella como para los platos favoritos de sus clientes.
«Este es el Apocalipsis del tomate”, declaraba a la AFP en su abarrotado restaurante, en el distrito de Ikoyi en la capital económica de Nigeria. «En mis 36 años de existencia, nunca he visto algo parecido».
La violencia que asola el centro y el norte del país ya habían influido, durante estos meses, en los precios del tomate, los agricultores no pueden, a veces, ni plantar ni recoger sus cosechas en esas regiones agrícolas.
El aumento del precio de la gasolina y la escasez de combustible en las gasolineras tampoco ha ayudado. Pero además ahora, se trata de una oruga devastadora, la “Tuta absoluta” un pequeño lepidóptero originario de América del Sur, también llamado “el destructor del tomate” que se ha extendido por las plantaciones del norte de Nigeria. Este animal desarrolla una rápida resistencia a los pesticidas por lo que es muy difícil de erradicar.
En el estado de Kaduna, las autoridades declararon el martes el estado de emergencia, alegando que el 80% de los tomates había sido destruido en esta región.
De acuerdo con Daniel Manzo, responsable local de agricultura, una caja con varios cientos de tomates, que costaba entre 300 y 1.500 nairas, ha alcanzado ahora los 42.000 nairas (186 €)
En el vecino estado de Kano, al norte, el 90% de las 17.000 hectáreas de granjas de tomates también han sido destruidas por el insecto, según afirman los funcionarios del sector agropecuario de este estado.
La planta de fabricación de pasta de tomate recientemente construida por el empresario nigeriano Aliko Dangote, el hombre más rico de África, acaba de cerrar por falta de materia prima, según su director general, Abdulkareem Kaita.
La tradicional sopa de pimientos, los ragouts escandalosamente picantes e incluso los eternos «suya» (pinchos de carne a la parrilla) que se venden a lo largo de las calles del país, todo ello se cocina a base de tomate.
Los nigerianos ya han tenido grandes dificultades para hacer frente a una inflación galopante. Ya habían tenido bastante con la escasez de combustible que afecta a su vida cotidiana y, sobretodo, a sus generadores diésel que no pueden rellenar para paliar los cortes de energía.
Ahora Edet y sus compatriotas deben comprar salsa de tomate en lata, aunque su precio también ha aumentado.
Muchos nigerianos han recurrido a Twitter para expresar su consternación, publicando fotos de la “Tomatina”, famosa fiesta popular española donde se lanzan miles de tomates, el excedente del año.
Tristemente irónico, comenta un internauta: «esta gente, obviamente, desconoce el precio del tomate en Nigeria».
Otro no dudan en comparar el tomate al «oro», mientras bromean sobre el hecho de que 3 tomates cuestan más hoy que un litro de gasolina. «El tomate es el nuevo petróleo de Nigeria», comenta un usuario.
El domingo será el primer aniversario de la presidencia de Muhammadu Buhari, que decidió centrarse durante los últimos 12 meses en la lucha contra Boko Haram, la corrupción endémica y en reactivar la economía.
Pocos son los que piensan que los problemas de los tomates infectados empañarán las celebraciones.
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