Nigeria, poco a poco el vicepresidente Jonathan Goodluck se hace con su oportunidad

28/01/2010 | Opinión

Una máquina grande que está luchando para correr a toda velocidad. Esto resume perfectamente la situación en Nigeria. De hecho, este enorme país situado en el Golfo de Guinea, el país más poblado de África, con más de 150 millones de personas, tiene dificultades para despegar, a pesar de su gran riqueza económica, en particular por el petróleo.

Así, es el único país del mundo que dispone de recursos importantes de petróleo y que presenta un presupuesto deficitario. Sin embargo, no son los consumidores los que fallan para impulsar el desarrollo, porque un africano de cada cinco vive allí. El problema de la corrupción rampante se añade a las reiterativas tensiones étnico-religiosas, debido a las disputas entre el sur cristiano y el norte musulmán.

Los últimos enfrentamientos son los de la semana pasada en Jos, capital del Estado de Plateau, donde los enfrentamientos entre cristianos y musulmanes han resultado con 326 muertos y más de 18.000 desplazados, según las primeras cifras oficiales. Afortunadamente, la calma parece haber regresado.

En este contexto, el vicepresidente Jonathan Goodluck visitó el martes, 26 de enero, esta ciudad con varios gobernadores de los estados vecinos y miembros del gobierno. El primer viaje oficial del que está al frente del país, desde la enfermedad del jefe de Estado y de Gobierno de Nigeria, Umaru Yar’Adua, que está fuera del trono desde el 23 de noviembre de 2009.

Por lo tanto, al final, podría sentirse tentado de decir algo concerniente a los cuestionamientos sobre la capacidad de Yar’Adua para dirigir Nigeria, incluso ahora se habla de juicio político, ya que está desempeñando su papel de verdadero vicepresidente, es decir, el número 1 en la ausencia del otro.

Su proceder es tanto más sorprendente cuando confesó en su discurso que no entendía cómo muchas decenas de miles de nigerianos que viven en cada país del mundo en simbiosis con los nativos e inmigrantes, de los que forman parte, y los que quedan en el país, vienen a luchar unos con otros por una historia de religión.

Al pedir que se detuviera la matanza, el presidente reiteró que «cada sospechoso de los incidentes será investigado y procesado». Por lo tanto, lo menos que podemos decir de Jonathan Goodluck es que verdaderamente, se ajusta muy bien a sus nuevos hábitos como Presidente, al tomar el toro por los cuernos.

Hay que decir que está muy bien nombrado, [Nota del editor: Su nombre Goodluck significa buena suerte], ha sido leal hasta el fin a aquel que le eligió como su segundo en el Partido Popular Democrático (PPD). Por otra parte, su elección se basa precisamente en la división geográfica y religiosa en el país: Yar’Adua, representa el norte musulmán y él, el sur cristiano. A pesar de la creciente polémica en torno a la enfermedad del jefe de estado, el vicepresidente nunca ha renegado de él, ni con sus palabras ni con sus acciones.

Poco a poco, se ha puesto la gorra, o más bien el sombrero Borsalino, que es el que suele usar, del hombre fuerte de Nigeria. A los 53 años, parece haber llegado la hora, más que nunca, para que aproveche su oportunidad.

Hyacinthe Sanou

Publicado en L’Observateur Paalga, de Burkina Faso, el 28-01-10.

Traducido por Rosa Moro, de Fundación Sur.

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