Negritud como ausencia de presencia : Exponiendo las falacias inherentes en el discurso oficial sobre el racismo en Sudáfrica (parte V)

25/02/2016 | Opinión

El sufrimiento negro a través del lente teórico de antinegritud

Por último, en la práctica, el liberalismo blanco es más peligroso que la supremacía blanca, ya que tiene la capacidad de seducir (intelectualmente) a los negros en la creencia de que se preocupa por ellos y que está luchando por su intereses cuando en realidad no esta haciendo otra cosa más que perpetuando su histórica misión de normalizar la violencia blanca hacia el cuerpo negro. Biko se refiere a esta táctica traicionera de los liberales blancos como la mentalidad del «buen salvaje».

racismo-5.jpgLa analogía de Biko del «buen salvaje» ayuda a los negros a entender por qué los blancos liberales y sus instituciones están tan ansiosos de gastar mucho dinero en programas de formación que se han diseñado específicamente para los jóvenes negros, en todo el mundo, donde son alimentados con una mezcolanza drogadicta de conceptos tales como «gestión de la diversidad», «resolución de conflictos», «relaciones raciales», «cohesión social» y muchos de esos conceptos que no tienen nada que ver con la alteración de la realidad existencial de los negros en África y otras partes del mundo.

Además, ahora hay cada vez mayor diálogo en Sudáfrica sobre la aprobación de leyes que criminalizan el «comportamiento racista». Esta legislación puede tener consecuencias muy negativas para los negros. En primer lugar, si nos guiamos por la definición legal actual de la discriminación racial, tal legislación es más probable que se centre en criminalizar lo que se considera como actos individuales o colectivos de conducta racista.

Esto podría significar que, a pesar de que la constelación de poder global, históricamente evolucionado del poder económico y político muestra claramente que, incluso si ellos querían, los negros son incapaces de ser racista, todavía existe la posibilidad real de que los negros en Sudáfrica podrían verse acusados de «racistas», en virtud de dicha legislación. Y aún más alarmante es la posibilidad de que ellos, los negros, podrían terminar siendo la mayoría de los condenados por comportamiento «racista». No a causa de su mayor proporción sino porque su día a día les empuja a confrontaciones diarias, a menudo letales, con la violencia del racismo antinegro.

Si la penalización del racismo en el Sudáfrica tiene algún valor para las víctimas históricas y contemporáneas de racismo antinegro, los negros, entonces tal criminalización debe abordar principalmente de manera significativa la falta de poder material de la mayoría negra, por, entre otras cuestiones, asegurando que consiguen recuperar sus tierras y que tenga lugar una significativa redistribución de la riqueza.

Esto sería lo más lógico de hacer porque la falta de tierras persistente, el desempleo masivo, la pobreza, la desigualdad y la miseria social general de los negros en Sudáfrica son una consecuencia directa de la violencia histórica y contemporánea del racismo antinegro. Si esta criminalización del racismo no aborda estas cuestiones fundamentales, entonces es probable que refuerce el racismo en lugar de desmantelarlo. Sin embargo, la gran pregunta es: ¿Se puede esperar de manera realista que un sistema judicial que funciona sobre la base de la lógica filosófica del liberalismo blanco pueda ser pronegro?

Veli Mbele*

* Ensayista y activista de Black Power

[Traducción, Jesús Esteibarlanda]

[Fundación Sur]

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