Negociaciones con los islamistas malienses ¿Será Ansar Dine aceptado en Bamako?

12/11/2012 | Opinión

Es seguramente un gesto de buena voluntad por parte de Ansar Dine el querer negociar. Pero, ¿acaso no es demasiado tarde? Cuesta creer que los más radicales de los islamistas malienses se atrevan hoy a dar el salto: separarse de sus maestros de pensamiento y financiadores de la rama de Al Quaïda del Magreb Islámico (AQMI). Separarse del AQMI parece hoy a los ojos de la opinión como un señuelo. A primera vista, en todo caso, no parece tan evidente. ¿Se puede extirpar quirúrgicamente de un conjunto gangrenado un cuerpo sano en apariencia? Una vez consumado el divorcio con los “locos de Allah”, ¿podría sobrevivir Ansar Dine? ¿Cómo operará el movimiento, si las riendas de mando se encuentran en manos de extranjeros sin piedad y que tienen una mirada condescendiente respecto a los negros que les rodean?

A no ser que haya una agenda oculta, es poco probable que veamos a los islamistas del Norte de Malí emanciparse tan fácilmente de sus tutores. ¿Qué confianza podemos conceder a esos individuos cuyas pretensiones son conocidas? Actualmente, nadie querrá reconocer a un dios que no tiene confesión. Los defensores de la sharia han hecho alarde, durante largo tiempo, de suficiencia y arrogancia con respecto a los pueblos malienses y del oeste africano. ¡Cuántos horrores difíciles de olvidar! En toda la historia de las rebeliones tuaregs, nunca se había caído tan bajo. Y lo que molesta más, es que en nombre de un Islam sin pies ni cabeza, los sahelianos hayan aceptado ponerse bajo el amparo de extranjeros con un pasado sombrío, para entregarse en su propia casa a exacciones sobre sus propios hermanos, poblaciones pacíficas indefensas. Por este motivo es difícil creer que el transplante funcione, próximamente, entre Ansar Dine y el resto de la clase política de Bamako, y menos con África del Oeste. La mediación, ella, se ve despechada, obligada de ir hasta el final de su lógica. ¿Pero conseguirá que los torturadores sean realmente aceptados por sus propios compatriotas? ¿Podrán estos últimos cerrar los ojos sobre el pasado amargo que hicieron padecer a sus padres tanto civiles como militares? Y si el mediador consigue hacer entrar en razón a unos y otros, ¿cómo hará para integrar a los intrépidos militantes de la causa de la sharia en nuevo juego democrático de Malí?

Los malienses, lo sabemos, permanecen apegados a una república laica. No hay nada que esperar por ese lado. En los alrededores de Djoliba, reina hoy una hidra de varias cabezas, con, entre otras, “los pros y los anti todo”. Será difícil aislar el grano de la paja. Hay que ser adivino para saber quién es de verdad un patriota, demócrata republicano, ¿y quién no lo es? Nos perdemos en conjeturas entre aquellos que son favorables a los que se oponen a la negociación, a la intervención armada, a la CEDEAO, a los militares de Sanogo o a los fieles del expresidentes Amadou Toumani (ATT). La situación se vuelve cada día más compleja, hasta el punto que nos podemos preguntar quién, finalmente, conseguirá llevar a unos y otros a la razón, y cómo. Al menos, el consenso parece definitivamente alcanzado al tiempo que se debe liberar al Notre de Malí. La máquina de guerra ha sido lanzada. A menos de un cambio de última hora, el enfrentamiento parece inevitable. Nos preparamos. Los miembros del Estado Mayor movilizados para apoyar a las fuerzas malienses están resueltos a expulsar fuera del Sahel a los grupos extremistas que ocupan ilegalmente el Norte de Malí, y amenazan la integridad de numerosos países africanos del oeste. Ansar Dine siempre puede intentar negociar. Pero le será ciertamente difícil obtener cualquier tipo de absolución. Y menos aún verse fácilmente integrado en el sistema político maliense. La confianza ha tenido mucho tiempo para erosionarse entre los grupos islamistas radicales y los actores políticos y la población de Malí. Dos imágenes predominan en el caso del Norte de Malí: en Uagadugú, se llevan a cabo negociaciones de último minuto; al mismo tiempo, en Bamako, se velan por las armas. La cuestión que perfora los espíritus es la de saber si, a pesar de los esfuerzos desplegados por la mediación, Ansar Dine será bienvenido en la capital maliense, teniendo en cuenta los precedentes nefastos que caracterizan su itinerario.

Editorial publicado en «Le Pays», Burkina Faso, el 07 de noviembre de 2012.

Traducido para Fundación Sur por Juan Ramos Peris.

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