Namibia, el sueño del agua potable en un pequeño pueblo

5/07/2013 | Crónicas y reportajes

Harán falta otros dos años de espera para aliviar a los vecinos de Iitapa, en la región de Omusati (Namibia), donde las familias se ven obligadas a caminar 40 kilómetros para conseguir agua potable, que no sea la de la escuela del gobierno. Los recipientes de agua en el pueblo solo tienen agua salada que no es apta para el consumo humano. La única alternativa a la caminata de 40 kilómetros es comprar agua a los comerciantes ambulantes que vienen al pueblo a vender agua a cambio de paja para hacer tejados, como moneda de cambio para los hogares que no tienen dinero efectivo.

El gobernador de la región de Omusati, Sophia Shaningwa, declaró al New Era que se espera para finales de este mes la finalización del estudio de viabilidad, el plan y el diseño de la tubería del agua hasta el pueblo de Iitapa, “La construcción de la tubería de suministro de agua hasta los pueblos de Iitapa y Okeeholongo se completará en julio de 2015”, señaló.

Esta semana, el jefe del pueblo de Iitapa, Simeon Amadhila, se quejó al New Era de las duras condiciones que soporta su comunidad, lamentando “puede que el gobierno se haya olvidado de nosotros, los vecinos de Iitapa”.

El pueblo ha tenido que soportar la falta de agua durante casi 20 años, según ha destacado el jefe esta semana. El pueblo está situado 36 kilómetros al este de la ciudad de Okahao.

Amadhila dice que la gente de Iitapa recorre una distancia de unos 10 o 15 kilómetros para recoger la hierba que se convierten en la paja utilizada para hacer tejados. Los aldeanos hacen trueque de un montón de esta paja por un contenedor de 25 litros de agua. Para los que tienen dinero, el contenedor cuesta unos 10 dólares namibios [unos 75 céntimos de euro]. Amadhila dice que la situación se vuelve caótica cuando los de fuera traen agua al pueblo a cambio de los grandes manojos de paja para tejados, ya que se trata de ver quién consigue el agua primero.

Selma Nashiku que vive en Iitapa dice que las serpientes han mordido a alguna gente que cortaba la hierba. “El agua es la vida, no hay nadie que no necesite agua. Si no conseguimos la paja para tejados, no habrá agua para nosotros. Tenemos comida, el problema es la falta de agua”, señala.

Una joven desempleada, Christofine Kapatanenwa dice: “Hemos conocido a nuestros padres sobreviviendo de cambiar paja para tejados por agua, y parece que nuestros hijos también sobrevivirán de vender esta hierba a cambio de agua”.

Amadhila expresó su preocupación porque debido a los incendios forestales, que son muy comunes, la preciada hierba eventualmente podría agotarse. Esto significaría que los residentes tendrían que buscar otros medios para conseguir agua. Además, explica que la única escuela en el pueblo tiene un contenedor de agua suministrada por el gobierno. “Los alumnos tienen agua cuando están en la escuela pero cuando vuelven a casa no hay agua”, dice.

El proceso de conectar el pueblo con la red de tuberías de abastecimiento de agua comenzó el año pasado, en noviembre, con un anuncio que invitaba a las consultoras a expresar su interés en planear, diseñar, hacer informes, construir y supervisar la tubería de suministro de agua desde Ruacana Sur a los pueblos de Iitapa y Okeeholongo, en la circunscripción de Okahao. Se presentaron nueve compañías, según Shaningwa, que añade que en febrero de este año tuvo lugar una reunión obligatoria en la que se discutieron los términos y referencias del proyecto y se aclararon dudas a las nueve compañías que mostraron interés en realizar el proyecto. Lo que queda ahora es la finalización del estudio de viabilidad, la planificación y el diseño de los proyectos para finales de este mes de julio.

Alvine Kapitako

(New Era, Namibia, 05-07-13)

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