Namibia: ¿Abriendo camino al Gran Hermano?

16/07/2009 | Opinión

La propuesta de una “cláusula de gran Hermano”, que permite el monitoreo de todas las llamadas telefónicas y el tráfico de internet ha sido incluida en el esperado proyecto de Ley de Comunicaciones de Namibia, desatando una avalancha de protestas desde grupos de derechos civiles y parlamentarios de la oposición.

Los críticos de la cláusula, que permitirá el tipo de “vigilancia sin orden judicial” impuesta por la administración de George Bush, alegan que la nueva ley violará flagrantemente la garantía constitucional de privacidad de Namibia. Aparentemente ha sido copiada de una legislación similar de Zimbabwe.

“Bajo la bota del viejo régimen del apartheid, siempre teníamos que vigilar lo que decíamos en el teléfono. Ahora parece que esa situación va a repetirse”, expresó Norah Schimming-Chase, ex-embajadora en Alemania y ahora parlamentaria de la oposición.

El Ministro de Comunicaciones y Tecnologías de la Información, Joel Kaapanda, en quien ha recaído la ardua tarea de pasar la legislación por el Parlamento, dijo que la controvertida cláusula intenta subsanar algunos problemas de la presente legislación.

La cláusula intenta, simplemente, lidiar con algunos defectos de la legislación para hacer frente a los avances en las tecnologías de la información, dijo a la prensa local. “Las palabras claves en la legislación son ‘cuando cualquier ley autorice a una persona o institución a interceptar o monitorear comunicaciones electrónicas’,” expreso en declaraciones publicados por Die Republiken.

La Ley Nacional de Servicios de Inteligencia de 1997 prohíbe cualquier intercepción de telecomunicaciones, correo o husmear en propiedad privada sin una orden judicial.

Las órdenes judiciales tienen una validez máxima de 3 meses- renovables a otros 3 meses únicamente- si el Centro Nacional de Inteligencia (NCIS) comprueba que otros métodos de investigación han fallado.

La “cláusula del Gran Hermano” en el borrador de la Ley de Comunicaciones de Namibia da poderes mucho más amplios. Entre otros, cumplir con las regulaciones dadas por el director general del NCIS será requisito para poder obtener cualquier licencia de telecomunicación o medios en internet.

La cláusula de intercepción dará al jefe del NCIS, General Lukas Hangula, el derecho de especificar los equipos y programas que los proveedores de servicios de internet y telecomunicaciones deben instalar y utilizar –pagando por ellos- en los “centros de intercepción” que serán dirigidos por agentes del NCIS.

Los datos de origen, destino, contenidos y cualquier otra información deberá almacenarse en estos centros y los agentes del NCIS tendrán el poder para hacer “lo que sea necesario” para acceder a información, incluyendo las contraseñas encriptadas y las llaves de acceso necesarias para hacer posible el trabajo de inteligencia.

Esto, según un experto en TI local, requerirá de super-ordenadores y almacenamiento digital masivo, utilizando programas de “captura de tramas” de un costo estimado de 50 millones de rands [algo más de 4 millones de euros] cada uno.

Solamente tres o cuatro compañías, la mayoría de origen israelí, distribuyen tales equipos.

Forzar a los seis proveedores de internet de Namibia a instalar estos equipos significaría un aumento colosal de las tarifas de internet pues tendrían que pasar el coste a los usuarios en Namibia (100.000 aproximadamente), según han explicado algunos administradores de TI locales.

Kaapanda defiende la propuesta argumentando que es necesaria para combatir el terrorismo y el crimen organizado, pero no especificó por qué no se hizo esto simplemente enmendando el Acta del NCIS.

Namibia necesita urgentemente una Ley de Comunicaciones pues no tiene ninguna legislación que se encargue de crímenes u otros aspectos relativos a internet. Entrar ilegalmente en la cuenta de correo electrónico de alguien es castigado con una multa mínima de 100 rands [casi 9 euros].

La nueva ley puede dar orden al sector de telecomunicaciones de Namibia, donde una legislación poco definida ha derivado en peleas y conflictos de intereses entre operadores de líneas fijas y los dos operadores de servicios de telefonía móvil.

John Grobler

Publicado en Mail & Guardian, de Suráfrica, el 14 de junio de 2009.

Traducido por Alejandro Campos Bravo, para Fundación Sur.

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