Una de las cosa que más afea el paisaje y las calles de las ciudades de Burkina Faso son los plásticos. Están por todos sitios, tirados en las calles o mezclados con los montones de basura abandonados en la naturaleza, a las puertas de los barrios periféricos. El viento los trae y los lleva, tapiza el suelo con ellos, o los lanza sobre árboles e hilos del tendido eléctrico, donde quedan suspendidos, ofreciendo un desolador y triste espectáculo de abandono y suciedad.
Los plásticos abandonados son también causa de otros males.
No pocas veces, pueden terminan en el estómago de incautos rumiantes, que debieron pensar: “a falta de hierva, buenos son plásticos” y encontraron una muerte prematura. Lo cierto es, según ciertos cálculos, que el 30% de ganado ovino y bovino moriría por esta causa.
Otro mal que se atribuye a los plásticos dispersos en la naturaleza es el de una causa de propagación del paludismo. Al conservar estancada el agua de lluvia, son receptores de las larvas de mosquitos que propagan esta enfermedad que mata a tanta gente en África.
También contribuyen a reducir la fertilidad de las tierras. En la agricultura de la periferia de las ciudades, se emplea como fertilizante la basura mezclada con plásticos, éstos se sedimentan con el agua de lluvias y .terminan insertándose en la composición de los suelos.
En fin, se puede decir que los plásticos que se van acumulando por doquier son una pesadilla. Una verdadera plaga difícil de erradicar, cuando faltan las más elementales infraestructuras para recoger basuras y reciclarlas.
Para reducir en número de los millones de plásticos abandonados en la naturaleza el gobierno ha emprendido una campaña para recuperar y reciclarlos.
Para evitar que los plásticos se tiren con la basura, el ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo duradero, consagrará una parte de presupuesto de la operación a comprar los plásticos usados.
La lucha contra el peligro que representa el plástico, forma parte de la fase piloto de un proyecto que concierne las regiones del Sahel, del centro norte, los municipios del centro oeste y de la capital, que produce cada año 300.000 toneladas de desechos.
En este primer año de campaña se han podido recoger casi un tercio de los producidos.
Los plásticos reciclados pueden crear lo que se llama oficios verdes y se pueden fabricar sillas, pavimento, recipientes…
En esta guerra contra los desechos de sacos de plástico, hay que señalar la formación del “Grupo de interés económico/acción”, formado en la capital, Uagadugu. El grupo tiene como objetivo proteger la naturaleza y limpiar la ciudad. Lo forman 150 mujeres para la recogida y 50 para selección.
Safiatou Sylla, la coordinadora del grupo, está convencida de que las mujeres contribuyen al desarrollo, limpiando y embelleciendo la ciudad. El salario que reciben mejorara las condiciones de vida de mujeres pobres que no tuvieron la suerte de ir a la escuela.