Viola Ford Fletcher, la superviviente de mayor edad que quedaba de la masacre racial de Tulsa, falleció a los 111 años el pasado lunes. Su vida estuvo marcada por el trauma de la masacre de 1921, cuando, a la edad de 7 años, fue testigo de la destrucción de su comunidad en Greenwood, donde una turba blanca asesinó a cientos de afroamericanos y destruyó miles de hogares.
Fletcher, conocida como «Madre Fletcher», vivió atormentada por los recuerdos de esa noche, describiendo en sus memorias cómo la violencia y el horror la acompañaron durante más de un siglo. En 2021, testificó ante el Congreso, recordando vívidamente los eventos traumáticos que presenció y exigiendo justicia para su comunidad.
A pesar de sus esfuerzos, incluyendo una demanda contra la ciudad de Tulsa por reparaciones, la justicia que buscó le fue esquiva. Sin embargo, su testimonio contribuyó a que el Departamento de Justicia reconociera oficialmente la magnitud del ataque, describiéndolo como un ataque coordinado y no como un descontrol de la violencia.
Fletcher fue una figura clave en la lucha por la verdad y la justicia, y su muerte deja a Lessie Evelyn Benningfield Randle, seis meses menor, como la única sobreviviente viva de la masacre. Su legado perdura en los homenajes que han surgido tras su fallecimiento, recordando su valentía y el impacto de su historia en la memoria colectiva de Estados Unidos.
Fuente: Word in Black – The Grio
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