Muere el empresario tunecino que revolucionó el turismo del país

19/11/2012 | Crónicas y reportajes

En las noticias de los últimos días sobre Túnez, se ha informado de que el gigante del turismo tunecino, Aziz Miled, ha muerto a la edad de 75 años, tras perder su batalla con el cáncer.

Algunos puede decir que se benefició de varios regímenes y relaciones a lo largo de su carrera, sin embargo, para tener éxito en Túnez, en tales periodos, uno tenía que jugar al juego, si quería ganar dinero o proteger ese dinero para que no se lo quitasen.

En un tiempo en que muchos miembros de la élite de Túnez deseaban sacar su dinero a escondidas del país, o invertir simplemente en valores inmobiliarios, el legado de Miled es el de haber revolucionado el turismo tunecino, invirtiendo y creando puestos de trabajo, valorando principalmente la preparación y la competencia, arriesgando y apoyando a Túnez.

Un hombre hecho a sí mismo, Miled era un emprendedor y su familia y empleados, que le tenían en gran estima, le echarán dolorosamente de menos.

(Tunisia.com, 09-11-12)

Reproducimos un reportaje sobre Miled, publicado en 2010:

Aziz Miled, el empresario que gana dinero y lo redistribuye

A partir de una agencia de viajes creada en 1968, Aziz Miled ha construido un grupo que integra todas las actividades del turismo y que tiene ramificaciones en la industria, las finanzas, la informática, la aeronáutica y la agricultura. Su divisa: “Cuando se gana dinero, es necesario redistribuirlo para crear empleos y dar oportunidades a los menos favorecidos”.

Tunisia Travel Services (TTS), la agencia de viajes receptiva que comercializa, un año con otro, junto a los tour-operadores europeos más del 20% de la capacidad total de alojamiento en los hoteles en Túnez (200.000 camas), es ante todo el fruto de la visión excepcional de un hombre: Aziz Miled.

En 1968, este nativo de Kairouan, una ciudad enclavada en el centro de Túnez, no ha dudado en ir a contracorriente de las recomendaciones del gobierno, que fomentaba grandemente, en ese momento, la inversión privada en la agricultura, colocando todos sus ahorros (algunos millares de dinares) en la creación de una pequeña agencia de viajes receptiva. En esa época, la inversión en turismo era exclusivamente un asunto del Estado. Aziz era por otra parte un simple empleado de la Sociedad hotelera y turística de Túnez (SHTT). En el seno de esta empresa pública, comprendió, antes que otros, que el sector turístico tenía un buen porvenir. Pero su pasión por el turismo había empezado desde comienzos de los años 50. Durante las vacaciones de verano, el pequeño de Kairouan garantizaba sus gastos de escolaridad trabajando como trabajador de temporada en un hotel de la estación balnearia de Hammamet, al este del país. Llegaba incluso a vender por la calle a los turistas, el día de su descanso semanal, alfombras tradicionales confeccionadas en su ciudad natal. Y quizás por esta razón eligió como tema de examen de filosofía en el bachillerato: “la actitud de un comerciante sin escrúpulos persiguiendo desplumar a un turista”. No es sorprendente, pues, que se le encuentre pronto en los bancos de la escuela hostelera de Niza, en donde se especializa en agencias de viajes.

Antes de su lanzamiento oficial, la primera agencia de viajes privada en Túnez firmó un importante contrato con el primer tour-operador alemán, Neckermann. A lo largo de los años, los contratos con los tour-operadores, atraídos por el Eldorado que constituía el mercado tunecino con sus precios que desafiaba toda concurrencia, se multiplicaban. A comienzos de los años 80, la carpeta de clientes de TTS contaba ya una decena de grandes TO del viejo continente, entre ellos el segundo grupo turístico europeo, Thomas Cook, el español Iberojet y el italiano Teorema.

Integración de todas las actividades del turismo

El arte de recibir le resulta tan bien, que el PDG de TTS pasa a la hostelería. A comienzos de los años 70, lanza el hotel Phenicia (cinco estrellas) en Hammamet, en asociación con Neckermann. Visionario sin igual, creía entonces que el turismo tunecino tenía buenos días ante él. “Yo creía a pies juntillas en el desarrollo del sector. El alza continua del nivel de vida de Europa y el progreso continuo del transporte aéreo eran signos que no engañaban acerca de una futura mejora de la actividad turística en la cuenca mediterránea”, recuerda él hoy día. Consecuencia de esta firme convicción: el tour-operador acelera la integración vertical de su pequeño grupo. Compra la parte de Neckermann en el hotel Phenicia y multiplica la implantación de unidades hoteleras en las ciudades costeras y el sur desértico del país. El grupo TTS, que cuenta hoy día con seis unidades hoteleras de alta gama con una capacidad de más de 5.000 camas, ha lanzado asimismo Nouvelair, la primera compañía chárter tunecina. Eran numerosos los que predicaban el fracaso del empresario en su tentativa de obtener una parte del pastel en el espacio aéreo mediterráneo. Lo conocían mal. ¡La compañía alcanzó el equilibrio financiero en su segundo ejercicio! “Hemos contado con el fuerte compromiso de nuestros socios entre los tour-operadores europeos para asegurar una buena tasa de ocupación de nuestros aparatos. Hemos logrado también rentabilizar mejor nuestra flota alquilando aviones en wet-lease (con personal de tripulación) a compañías libias”, asegura el hombre de negocios que ha lanzado igualmente un centro de talasoterapia y ha adquirido participaciones significativas en sociedades de ocio turísticas y dos campos de golf.

Para mantenerse en un entorno altamente competitivo, el hotelero ha estado obligado a conocer los nuevos deseos de los clientes. Ha llegado a menudo, según sus próximos colaboradores, a medir en persona la tasa de satisfacción de los turistas que “aterrizaban” en sus hoteles y a sondear sus deseos a fin de crear forfaits innovadores.

Diversificación lograda de las actividades

Con el giro liberal que ha conocido Túnez desde la llegada del presidente Zine El Abidine Ben Ali al poder en 1987, el grupo empezó a diversificar sus actividades. Así, varias sociedades florecientes, como el Complejo industrial de productos de recepción y de papel (CIPAP), una sociedad de embalaje que exporta lo esencial de sus productos a África del Oeste, al Magreb y a Francia), la sociedad Infolog, concesionaria de las marcas IBM y HP en Túnez y TTS financiera que detenta participaciones en el capital de varias empresas de leasing y bancas privadas como la BIAT y la UIB.

Como cuanto más se tiene, más se quiere tener, el empresario ha invertido también en inmuebles, agricultura, fabricación de material médico y en aeronáutica, creando una sociedad de mantenimiento de aviones, en sociedad con el gigante europeo EADS.

A comienzos de 2008 funda una cadena hotelera con vocación africana, en sociedad con el fondo soberano libio Laico, que administra seis hoteles en África. Bautizada Laico Hotels & Resorts, esta cadena ha adquirido varios hoteles en el continente. Algunos meses después del matrimonio de conveniencia con el potente fondo libio, un viejo proyecto de relación entre Nouvelair y Kartago Airlines, otra compañía chárter detentada por el efervescente hombre de negocios tunecino Belhassen Trabelsi, ha sido finalizado con el fin de responder al desafío de la liberalización del espacio aéreo tunecino, previsto a partir de 2010. Más recientemente, el empresario ha concluido un acuerdo con su compatriota Lofti Belhassine, patrón de Liberty Channels y pionero del turismo en línea en Francia, para el lanzamiento de un portal comercial (www.tunizie.com) destinado a comercializar el destino Túnez en Internet, con una inversión de 20 millones de dinares. Resultado de esta bulimia: TTS ha llegado a ser un conglomerado que cuenta con una veintena de sociedades, que ha librado una cifra de negocios de 700 millones de dinares (1 dinar = 0,52 euros) en 2008.

Discreto filántropo

Aziz Miled, que ha continuado llevando un tren de vida más bien modesto, presenta hoy día sus inversiones como una forma de redistribución del dinero que ha ganado. “Habiendo salido yo mismo de un medio modesto, he elegido reinvertir la aplastante mayoría de los beneficios de mis sociedades para crear empleos y dar oportunidades a los menos favorecidos, en lugar de regalarme un jet privado o de manejar un Porsche. Esta es mi manera de redistribuir el dinero que he ganado”, nos dice.

Además de esta forma bien particular de redistribución de las riquezas creadas por su grupo, Aziz Miled, de 71 años de edad hoy día [febrero de 2010], es también un gran filántropo, según sus allegados. “Durante las fiestas religiosas o la entrada del curso escolar, no duda en desplazarse en persona a los barrios desfavorecidos para distribuir directamente importantes sumas de dinero o de ropa con toda discreción”, aseguran miembros de su familia y sus colaboradores. El interesado se niega siempre cortésmente a todo comentario sobre este tema, como lo requiere la tradición musulmana.

Por Walid Kéfi, Túnez

Publicado en Les Afriques, el 15-02-2010.

Artículo seleccionado y traducido para Fundación Sur por Asunción Orench.

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster