Muchas cosas tienen que cambiar todavía – Reseña literaria de ‘Aún no han nacido los bravos’ de Ayi Kweih Armah (3) de (3) , por Nuno Cobre

18/03/2015 | Bitácora africana

Nos cuenta también esta novela como se vinieron abajo la mayoría de los sueños utópicos y liberadores de la África recién independizada de los años 60. Como todos aquellos sueños revolucionarios quedaron prácticamente en nada, incluidas las revoluciones lideradas por Fidel Castro y Mao Tse-Tung; una nada a la que contribuyeron partidos auto proclamados socialistas, lo que producía más decepción si cabe. A Nkrumah, también conocido como Osagyefo, “el redentor” y hoy en día considerado héroe de Ghana y admirado en el mundo entero, el narrador lo considera también como parte del sistema corrupto (“Nkrumah y sus fat men”) fenómeno que suele ocurrir cuando uno vive muy cerca del ídolo a nivel internacional pero que no es profeta en su tierra.

Nkrumah acaba siendo víctima de un golpe de estado, que para ser exactos, ocurrió en Febrero de 1966 cuando se encontraba de gira por el norte de Vietnam y en China. Su Gobierno fue derrocado por Emmanuel Kwasi Kotoka y su National Liberation Council. Los rumores apuntan a que la CIA estaba detrás de este golpe, pero nunca se llegó a aclarar del todo.

Recordando los aspectos técnicos de la novela, se trata de un libro que posee unos tramos muchas veces difíciles de seguir, con párrafos muy filosóficos o existencialistas, pareciendo que el escritor a veces escribe sólo para sí mismo. Los personajes de la novela si están bien construidos, reconocibles: se palpa nítidamente al trepa de Koomson (a pesar de que en el colegio no era inteligente, “mierda, de hecho era estúpido”, dirá el hombre) al sabio bohemio Teacher, a las aspirantes a nuevas ricas de Oyo y su madre, etc. Se distingue diáfanamente también al personaje principal, sólo ante la avalancha materialista.

No obstante, aunque los personajes están logrados, costaba reconocer en diferentes partes de la novela a quien se refería el autor, debido a los vaivenes que sufría el sujeto. En cuanto a los diálogos, poseen un altísimo nivel, a pesar de que llegan a ser en determinados momentos un tanto cinematográficos. Destacaría también la gran imaginación de Kwei Armah, alimentada por un innegable talento que le permite explotar y jugar con el mundo ininteligible y de las pequeñas cosas con una facilidad asombrosa. El autor también se permite varias filigranas como cambiar el punto de vista del narrador de tercera a primera persona, para luego retomar la primera y otros trucos como dar por muerto a Teacher y resucitarlo virtualmente más tarde, aunque también puede considerarse como parte del marco fragmentario que el autor establece en esta novela.

Respecto a los hilos conductores, Kwei utiliza varios como el bote, del cual ya se dicho que aúna significados relacionados con la riqueza, el poder y la corrupción. Se utiliza también la ‘hierba’ como un importante hilo conductor. Massa y sus amigos bohemios (una especie de ‘generación perdida’) fuman hierba para relajarse y olvidar. Otro conector importante viene a ser la ‘passion week’ o semana de pasión que en Ghana tiene una gran importancia. La ‘passion week’, es el nombre de la semana que empieza el Domingo de Pasión, quinto Domingo de Cuaresma como fue reconocido en el Rito Romano. La Passion Week viene a ser la Semana Santa y enmarca parte de los acontecimientos que se desarrollan en la novela.

Kwei Armah por otro lado, plantea varias cuestiones dialécticas. Una es la del hombre negro frente al hombre blanco (representado principalmente por el inglés, ‘invasor’ de Ghana) división que por otro lado como hemos dicho está bañada por una velada admiración por parte del negro hacia el blanco, ya que aspira a vivir como él. Así, Koomson y otros nuevos ricos, se dirigen a los sirvientes en un inglés ‘blanco’ que resulta claramente superficial. El narrador detesta profundamente estas voces engoladas y toda esta falsedad, ya que demuestran que el hombre negro no sólo sigue amando al blanco, sino que además lo sigue adulando. En definitiva, no se supera la época de los ‘yessir-men’, lo que en un momento dado hace preguntarse al narrador, “¿Por cuánto tiempo África será maldecida con estos líderes?”.

Pero la dialéctica más importante, es la que distingue a los ‘loved ones’ del resto, a los que el narrador denomina a veces los ‘beloved ones’. Lo que Kewi Armah nos viene a decir, es que la mayoría de los frívolos que habitan Ghana y que aspiran a enriquecerse en el menor tiempo posible, son los que viven tranquilos, sin grandes dolores de cabeza. Éstos son “los amados” por la vida, se puede entender. La novela viene a insinuarnos de que la existencia de éstos es necesaria para que los políticos se justifiquen a si mismos. Y luego tenemos a la minoría desafectada, honrada si se quiere, desesperada, a la que a veces también se conoce como los ‘beloved ones’, que son también los ‘amados’, pero al parecer, por un Dios diferente.

En definitiva, The Beautyful ones are not yet born nos obliga a plantearnos el papel de Ghana y de África en el mundo, cuyo estatus después de más de cuarenta años de haberse escrito el libro, sigue siendo muy similar al de entonces. Sin duda, muchas cosas tienen que cambiar todavía.

Original en : Las Palmeras Mienten

Autor

  • Nuno Cobre

    Sin que nadie le preguntase si estaba de acuerdo, a Nuno Cobre lo trajeron al mundo un día soleado del Siglo XX. Y ya que estaba por aquí, al hombre le dio por eso que llaman vivir.

    Sin embargo, durante mucho tiempo creyó Nuno que el mundo era sólo eso, sólo eso que se presentaba de manera circular y hermética ante sus ojos. Se asfixiaba. A veces. Pero algunos viernes o lunes por la mañana, una vocecita fresca y lejana le decía que habían otras cosas por ahí, que debían haber otras cosas por ahí.

    Y un día Nuno Cobre salió y se fue a la Universidad, y un día siguió viajando y al otro también, y al otro, mientras iba conociendo a gente variopinta y devorando libros sin parar… Entonces descubrió con un cierto alivio que no estaba solo. Que habían más. Cuando llegó la hora de elegir, Cobre decidió convertirse entonces en viajero sólido y juntaletras constante, pero quería más, un más que venía del Sur. Y fue así como el latido africano empezó a morderle tan fuerte que una noche abrió la puerta del avión y se bajó en un país tropical. África.

    Los temores. Llegó con cierto temor a África influenciado por la amarilla información occidental ávida de espectáculos cruentos y de enfermedades terminales. Y resultó que en lugar de agitarse, a Cobre se le olvidó la palabra nervios a la que empezó a confundir con un primo lejano. Y así fue como se llenó de paz, tiempo y vida.

    Tras varios años en África, Nuno Cobre sólo aspira a lo imposible: vivir todas las experiencias mientras le da a la tecla, a los botoncitos negros del ordenador que milagrosamente le proyectan un nuevo horizonte cada día.

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