Mozambique : La prosperidad del país no llega a los pobres, por Antonio Molina

14/12/2012 | Bitácora africana

Algunos analistas del continente africano se extasían ante los índices de crecimiento de algunos países. Un caso típico y que yo conozco bien por haber vivido allí desde 1956 al 1971, durante la época colonial, es Mozambique.

El “vía crucis” de Mozambique

Esta colonia portuguesa consiguió la independencia en junio de 1975, tras varios años de guerra entre el Frelimo (Frente de Liberación de Mozambique) y el ejército portugués. Luego el ambiente de violencia se prolongó durante 16 años de guerra civil entre el Frelimo y la Renamo (Resistencia Nacional de Mozambique).

El Frelimo se presentaba como un partido marxista-leninista y la Renamo como un movimiento de derechas. Sólo en 1992, gracias a la intervención de la Comunidad de Sto Egidio y algunos obispos de Mozambique, fue firmada la paz.

A salir de estas décadas de destrucción y de violencia, Mozambique era uno de los países más pobres de África. El país tuvo que soportar los experimentos fallidos de la política económica marxista del Frelimo.
Hoy se encuentra en el grupo de los llamados “leones africanos”, países que están creciendo aun ritmo superior al 6% anual.

¿Cuáles son los “triunfos” de su baraja?

Mozambique posee enormes depósitos de carbón y de gas natural. La empresa minera brasileña ‘Vale do Río Doce’ tiene previsto investir más de 6.000 millones de $ USA (unos 5.000 millones de euros) en los yacimientos carboníferos de Moatize y la gran compañía minera Río Tinto empezará pronto a producir carbón en la región de Tete, al norte. Los proyectos de explotación del gas natural podrán traer al país mucho más dinero. Hasta 70.000 millones de $ USA (unos 50.000 millones de euros), según cálculos del Banco Mundial.

Crecimiento acelerado

Mozambique ha crecido a toda velocidad durante los últimos veinte años.

En la primera década, después de la guerra civil, la pobreza disminuyó de manera considerable. El pueblo regresó a sus aldeas, volvieron a cultivar sus campos, los mercados se reorganizaron y los transportes recomenzaron a funcionar.

Pero pasado el milenio, el ritmo de crecimiento se fue ralentizando. Por un lado se han desarrollado las grandes compañías multinacionales y los acaparadores de tierras de cultivo, lo que ha causado que varios millones de ciudadanos continúen viviendo por debajo del umbral de la pobreza.

En Mozambique se replantea, como en otros varios países de África, la difícil cuestión de cómo el auge de los recursos nacionales repercute en un aumento del nivel de vida de los ciudadanos.
El economista Joseph Stiqlitz, que visitó recientemente Mozambique, concluye: “He visto un país rico con gente pobre. Llega dinero, pero no se produce una auténtica creación de empleo, ni un crecimiento sostenido.”

Según el Banco Mundial, estos países van a disminuir la pobreza generalizada más despacio que otros países sin recursos. Es el caso de los productores de petróleo, como Angola y Gabón, en los que la pobreza ha aumentado, al tiempo que el crecimiento se disparaba.
Los nuevos acuerdos entre las multinacionales petroleras y los gobiernos llevan incluidos enormes proyectos de infraestructuras: carreteras, puertos y aeropuertos, que casi nunca crean enormes cantidades de puestos de trabajo fijos, ni promueven la iniciativa empresarial local, según la Organización Estadounidense para el Desarrollo Internacional.

Otros gobiernos, como es el caso de Guinea Ecuatorial, se apropian esas riquezas el presidente, su familia y su “camarilla”, dejando al pueblo en la misma miseria anterior. Al contrario, existen gobiernos como Gana, que han sabido convertir la riqueza mineral o petrolera en un desarrollo generalizado. Su cuidadosa planificación, para que los beneficios del petróleo sirvan para paliar la pobreza, ha sido alabada por las instituciones internacionales. Igualmente, los diamantes de Botsuana han transformado a uno de los países más pobres del mundo en un país de ingresos medios.

Mozambique espera encaminarse por esta vía

Abdul Razak, viceministro de Minas, asegura:”Somos optimistas. Los pobres van a disminuir y el nivel de bienestar va a ser más alto.”
Esperamos que así sea, pues a pesar de décadas de crecimiento, Mozambique sigue estando entre los últimos en el Índice de Desarrollo Humano, justo por encima de Burundi, Níger y RD. Congo.

Desplazamiento de la población

Cuando las gentes de Cateme oyeron que la mina de carbón mayor del mundo iba a funcionaren sus tierras, se pusieron todos a soñar. En lugar de sobrevivir con estrechez, como campesinos de subsistencia, esperaban que ganarían buenos salarios como mineros y que la Compañía Carbonífera les edificaría nuevos poblados con casas resistentes, escuelas, dispensarios, etc…

Por fin iban a beneficiarse de la riqueza que Mozambique había llevado en su seno desde que la Tierra es Madre. Cual no fue su desilusión cuando antes de comenzar os trabajos fueron trasladados por la fuerza a unos 40 kms de la mina, viven en unas casuchas que ya tienen goteras y cultivan en terrenos áridos.

Comentaba Augusto Chachoka: “Estamos lejos de la mina y nos han alejado del milagro del crecimiento de nuestro país. El desarrollo está llegando, pero sólo a ciertas zonas y para algunas gentes.”

A principios de 2012,los habitantes de Cateme bloquearon el ferrocarril minero para protestar por el proceso de reasentamiento. La policía se lanzó sobre ellos, los ahuyentó y dio palizas a los que se resistían a abandonar las vías férreas. Finalmente, llegaron algunos técnicos de la construcción para reparar las viviendas e instalar la electricidad. Con todo, estos remiendos no son suficientes, pues a esas sufridas gentes les falta el acceso a tierras fértiles y al agua abundante.


Conclusión

El carbón no ha caído del cielo… Ya en la era colonial existía una mina en Moatize, gestionada por una compañía belga. Moatize, a pesar de ser uno de los lugares más cálidos de la región, era un centro activo, que estaba unido a Beira por un ferrocarril, que entroncaba en Mutarara con la línea de la Transzambezia, que venía de Blantyre (Malaui) . Entonces ya funcionaban trenes de pasajeros, aunque el mayor tráfico era el transporte de carbón. Lo que ahora acontece es que han descubierto yacimientos enormes y la minería ha tomado proporciones colosales.

Autor

  • Molina Molina, Antonio José

    Antonio José Molina Molina nació en Murcia en 1932. Desde 1955 es Misionero de África, Padre Blanco, y ya desde antes ha estado trabajando en, por y para África. Apasionado de la radio, como él relata en sus crónicas desde sus primeros pasos en el continente africano, "siempre tuve una radio pequeña en mi mochila para escuchar las noticias". Durante septiembre 2002, regresa a Madrid como colaborador del CIDAF. En octubre de 2005 aceptó los cargos de secretario general de la Fundación Sur y director de su departamento África. Antonio Molina pertenece -como él mismo dice- a la "brigada volante de los Misioneros de África", siempre con la maleta preparada... mientras el cuerpo aguante.

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