El líder de la Junta militar de Guinea Conakry, Moussa Dadis Camara, que fue herido en un intento de asesinato, ha viajado de Marruecos, donde se encontraba en tratamiento desde el pasado 3 de diciembre, hasta Burkina Faso, algo que ha sorprendido a sus principales rivales políticos, que aseguran que esto podría ayudar al militar a evitar la detención en caso de que se emita una orden internacional de arresto contra él.
El viaje es la primera vez que se ha visto al capitán Camara en público desde que fue trasladado de urgencia a un hospital de Marruecos, el 3 de diciembre.
El hecho de que Camara no haya vuelto a su propio país, Guinea Conakry, plantea dudas sobre su verdadera influencia sobre la Junta y la nación que lidera desde que se hizo con el poder, en diciembre de 2008.
Con gafas de sol oscuras, Camara salió de un avión pequeño que aterrizó en el aeropuerto internacional de Uagadugú, poco antes de media noche del lunes al martes. Camara caminaba, aunque ayudado por varias personas que le sostenían.
Un invitado difícil
Camara no habló con nadie y fue escoltado hasta una sala de espera en la base militar del aeropuerto, según un oficial testigo de su llegada, que habló en condiciones de anonimato, ya que no tiene autorización para hacer declaraciones públicas.
El oficial asegura que Camara ha viajado a Burkina para “terminar su tratamiento médico”, pero no dijo cuánto se quedará ni ningún otro detalle.
Mamadou Bah Baadikko, que lidera el partido de la oposición más importante de Guinea, asegura que Estados Unidos ha estado presionando a Marruecos para que trasfiriera a Camara a un país europeo, desde el que se le podría detener y encarcelar mejor, en caso de que La Haya emita una orden internacional de arresto contra él. “Se ha ido a Burkina porque se había convertido en un invitado incómodo para Marruecos”, añadiendo que “se ha producido una enorme presión por parte de los americanos, que querían que Camara fuera enviado a un tercer país, nos han dicho que España. Pero Marruecos lo ha mandado a Burkina Faso. Por lo que hemos podido saber, no está en buenas condiciones, pero se puede mantener en pié”.
El presidente de Burkina Faso, Blaise Compaore, es considerado un aliado de Camara, que podría ofrecerle un refugio seguro.
Gobierno civil
Durante las tensas semanas que sucedieron a la masacre del 28 de septiembre, perpetrada por los militares contra manifestantes pro democracia, Compaore se ofreció para negociar entre el asediado líder y la oposición. Sin embargo, es considerado por la mayoría como aliado de Camara, y el acuerdo que ha propuesto a la oposición incluye mantener a Camara como presidente.
Un diplomático retirado africano, cercano a la Junta declaró que las autoridades de Burkina Faso no habían sido avisadas previamente por las autoridades de Marruecos del viaje de Camara.
En la capital de Guinea, Conakry, el portavoz de la Junta, Idrissa Cherif, dijo que no estaba al corriente de la transferencia de Camara.
Diplomáticos occidentales han estado presionando a la junta militar del país para que devuelvan el poder a un gobierno civil y algunos han declarado que Camara no debería volver a Guinea, porque si lo hacía, podría desestabilizar el país.
A principios de este mes, el número 2 de Camara, el vicepresidente Sekouba Konate, visitó a Camara en Marruecos para terminar con semanas de rumores sobre que Camara estaba a punto de volver a casa o que sus heridas eran tan graves que nunca más podría regresar. Konate dijo después de su visita que la vida del líder herido no estaba en peligro y que se recuperaría.
Ataque sistemático a los civiles
Konate volvió a Guinea con una aparente salida de la crisis de la nación: pidió a la oposición que seleccionase un primer ministro de consenso para liderar un nuevo gobierno de transición.
No se ha nombrado a ningún primer ministro todavía, pero se cree que tendrá lugar un nombramiento oficial de manera inminente.
Camara se hizo con el poder después de la muerte del veterano dictador Lansana Conté, que gobernó el país de 10 millones de habitantes durante décadas. Muchos esperaban que Camara sacase al país de la época oscura de gobierno severo y pobreza, pero después de un año a la cabeza del gobierno, cada vez atraía más críticas, acusado de continuar con la dictadura autoritaria de Conté.
En septiembre tuvo lugar un acontecimiento decisivo, las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra cientos de manifestantes pro democracia, que se habían reunido en el estadio de Conakry, para protestar contra la intención de Camara de presentarse a las elecciones presidenciales del país.
Una comisión de la ONU ha establecido que en total murieron ese día 456 personas y que hay “motivos razonables” para sospechar que Camara es responsable criminal a nivel individual por lo que se definió como una ataque sistemático y generalizado a los civiles.
La comisión acusó igualmente de ser responsable al oficial del ejército que disparó a Camara en Diciembre, Abubakar Diakite.
“Toumba” Diakité, que está huido, ha declarado que disparó al líder porque éste quería hacer recaer toda la responsabilidad de los acontecimientos del 28 de septiembre sobre él.
La comisión de la ONU ha documentado que durante la masacre y los días posteriores a la misma, al menos 109 mujeres fueron violadas o sometidas a otras formas de violencia sexual, incluyendo mutilación y esclavitud sexual, y otros cientos de personas fueron torturadas o sometidas a tratos crueles e inhumanos.
(News24, 13-01-10)