La verdad es que la noticia que encontré ayer en la portada del periódico es de esas que tienes que releer varias veces porque uno no termina de dar crédito al contenido de la misma. Ahí va: dos monjas de la diócesis de Masaka en el sur de Uganda han sido arrestadas por tener plantada marihuana en el jardín del convento. Una escena que se parece mucho a aquella película que Almodóvar hizo hace muchos años de un convento de monjas marchosas y de moral algo decaída.
Como era de esperar, las religiosas se resistieron a los miembros de la policía que venían a arrestarlas e intentaron amenazarles diciendo que el convento era un espacio inviolable, pero los agentes no se echaron atrás ni temieron la ira divina. A la vista de todos se presentaba la evidencia de la acusación: a la sombra de las plataneras que las monjas tenían plantadas en el huerto, crecían frondosas las matas de grifa que algún vecino descubrió y tuvo a bien alertar a las autoridades. No es algo extraño en los medios de comunicación encontrar noticias relativas a ciudadanos de todos los tipos con cultivos similares en su jardín (Uganda es tremendamente fértil, para lo bueno y para lo malo), pero obviamente que esto pase en un convento es algo que apenas ha pasado desapercibido en los medios de comunicación nacionales y que incita bastante el morbo del personal.
La verdad es que, viendo la foto, uno se percata de que no son las novicias o ni las hermanitas más jóvenes que han dejado “el mundo” hace poco para seguir la llamada de lo alto, sino unas religiosas entradas en años y teóricamente veteranas en las lides de la vida consagrada. Cuando la policía les interrogó, alegaron que las hojas de marihuana no eran para la venta exterior, sino que estaban destinadas “para tratar a los cerdos” de la granja conventual. Ni idea tengo de técnicas agropecuarias de este cariz pero como que el método me parece bastante innovador y rompedor por lo inaudito. Quizás algún lector entendido en el tema pueda arrojar algo de luz sobre el asunto.
Mientras tanto, ahí queda la anécdota y que cada uno saque sus lecciones morales o se aplique el cuento. De lo que estoy seguro es que seguro que la noticia hará que a partir de ahora el convento se haga mucho más famoso… tanto como para atraer a la comunidad de los rastafaris, religión conocida tanto por su devoción mesiánica al difunto Negus abisinio Haile Selassie como por su afición al reggae y a la mística promovida por narcóticos de diversa índole. Vivir para ver.
Original en
http://blogs.periodistadigital.com/enclavedeafrica.php