Desde que comenzó el año 2016, miles de personas que habitan zonas remotas de la República Centroafricana viven de nuevo bajo el terror del LRA (Ejército de Resistencia del Señor), la guerrilla ugandesa liderada por Joseph Kony conocida por su crueldad. Solo entre el 23 y el 25 de enero han secuestrado a 102 habitantes de aldeas cercanas a las localidades de Koyassi, Zemio, Sam Ouandja y Nzako, en las prefecturas de Mbomou y de Haut Kotto. Para que nos hagamos una idea, estas dos provincias centroafricanas suman casi el doble de la extensión de Andalucía, aunque entre ambas apenas cuentan con 150.000 habitantes.
Uno de los peores ataques del LRA tuvo lugar el pasado 21 de enero. A eso de las cinco de la tarde atacaron la parroquia católica de Bakouma (diócesis de Bangassou), y tras golpear con sana a dos religiosas franciscanas centroamericanas, se llevaron paneles solares, la radio transmisora, dinero y todo lo que pudieron encontrar de valor. Pocos días antes habían atacado la cercana aldea de Nzabe, donde incendiaron 47 viviendas. Miles de personas han huido de esta zona y se han refugiado en la localidad de Bakouma, donde no tiene protección de ninguna de las dos fuerzas internacionales que están presentes en el Este del país: la fuerza de la ONU (MINUSCA) y los soldados ugandeses que actúan bajo bandera de la Unión Africana para combatir al LRA. En esta inmensa zona poco poblada y cubierta de una selva tupida que hace muy difícil detectar a los rebeldes ugandeses –los cuales se suelen mover en pequeños grupos- hay además otras milicias armadas, sobre todo de la antigua Seleka que ocupo el poder en Centroáfrica durante 2013 y que desde enero de 2014 imponen su ley en grandes zonas del Este del país.
Recordemos que el LRA es el grupo rebelde africano que lleva más años en activo. Empezó en el norte de Uganda en 1988, desde 1992 conto con bases seguras en el sur de Sudan (donde recibía ayuda militar del régimen de Kartum) y tras ser expulsados de Uganda por el ejército en 2006 se instalaron primero en el noreste de la Republica Democrática del Congo (donde tuvieron su cuartel general en las selvas del Parque Nacional de la Garamba) y desde 2009 en el sureste de la República Centroafricana. En 2008 y 2009 cometieron masacres de cientos de civiles, sobre todo en el Congo, pero desde el año 2011 sus matanzas y secuestros de niños han disminuido, y sus ataques han tenido casi siempre como objetivo aprovisionarse de víveres y otros bienes.
En 2009, el ejército ugandés envió 3.000 soldados para enfrentarse al LRA, y hasta 2013 consiguió reducir drásticamente sus efectivos, bajando estos de alrededor de un millar hasta los 150 o 200 que se calcula que son actualmente, casi todos ellos ugandeses. Los grupos del LRA tienen siempre con ellos a mujeres y niños secuestrados, a los que usan como porteadores, servidores domésticos y esclavas sexuales en el caso de las chicas. Durante los últimos anos, las acciones del LRA han intentado evitar ataques a ciudades y a soldados ugandeses, y se han centrado en atacar a civiles a los que sorprenden en sus campos o en partidas de caza para robar lo que tienen y casi siempre obligarlos a hacer de porteadores para liberarlos por lo general a las pocas horas o al cabo de un par de días. También se han dedicado a traficar con marfil (que obtienen en el parque de la Garamba), oro y diamantes y venderlos a comerciantes del noreste de la República Centroafricana (sobre todo en Sam Ouandja y Birao) y también de Kafia Kingi, un territorio situado en el sur de Darfur actualmente bajo administración de Sudan.
Este es el principal escollo para conseguir la desaparición del LRA. Desde 2011 Kony y su guardia personal utilizan Kafia Kingi como refugio seguro donde saben que no podrán ser atacados, aunque por si las moscas cambian constantemente de emplazamiento. Sudan, por su parte, niega rotundamente la presencia del LRA en su territorio y a lo mas que ha llegado ha sido a recibir a una delegación de la Unión Africana el año pasado en Jartum, donde sus autoridades repitieron de nuevo esta versión oficial pero sin darles facilidades para una visita de verificación independiente en Kafia Kingi.
Otra dificultad importante es la disminución de las tropas ugandesas que persiguen al LRA en Centroáfrica. Si en el año 2009 eran 3000, actualmente apenas llegan a un millar, y poco a poco se han ido haciendo menos eficaces. Hay que tener en cuenta que aunque están bajo bandera de la Unión Africana, no tienen financiación exterior y el apoyo que reciben de las fuerzas especiales norteamericanas (un centenar) presentes en Centroáfrica desde finales de 2011 es logístico y de inteligencia militar. La prioridad de seguridad para Uganda no es ahora el LRA, sino el fundamentalismo islámico, lo que explica que dediquen muchos más medios a Somalia, donde hay 8.000 soldados ugandeses bajo bandera de la Unión Africana (que en este caso si reciben una generosa financiación de la Unión Europea) para luchar contra los islamistas de Al Shabaab. En la misma zona, hay fuerzas internacionales de la MINUSCA, pero el problema es que no tienen un mandato ofensivo y generalmente sus acciones no suelen ir mas allá de proteger centros de población y a veces patrullar por carreteras, pero el LRA se mueve por la selva, donde no es muy probable que los soldados de la ONU se aventuren.
Mientras tanto, durante estos días, se ha abierto en La Haya el proceso de Dominic Ongwen, quien ha comparecido delante de la Corte Penal Internacional acusado de 70 cargos de crímenes de guerra y de crímenes contra la humanidad. Ongwen llego a ser el número dos de Kony, pero durante los últimos años cayó en desgracia con él y en enero de 2015 se entregó en el Este de la República Centroafricana, seguramente para escapar de una muerte segura si Kony hubiera dado con su paradero. La Corte Penal Internacional público en octubre de 2005 órdenes de busca y captura contra Joseph Kony, Ongwen, y otros tres comandantes del LRA que desde entonces han muerto (Raska Lukwiya y Okot Odiambo muertos en enfrentamientos con los soldados ugandeses, y Vincent Ottii ejecutado por Kony en 2007).
Kony nunca había estado más debilitado que ahora. Prueba de ello es que en mayo del ano pasado siete de sus guardaespaldas de su entorno más próximo se amotinaron contra el en Kafia Kingi y llegaron a luchar contra otros de sus guardias personales para después escapar y entregarse a las fuerzas ugandesas en Centroáfrica. Los nuevos ataques del LRA pudieran ser una reacción desesperada para demostrar que aún tienen capacidad para sembrar en estas zonas remotas de Africa el caos. Caos que, desgraciadamente, aun puede durar mucho tiempo.
Original en : En Clave de África