Eran las cuatro de la madrugada cuando me despertó el canto suave pero firme de un coro de algo más de cien mujeres, las que duermen en el recinto de la escuela al lado de la iglesia parroquial de .Obo, en el Este de la República Centroafricana. La sinfonía duró hasta pasadas las cinco, cuando todas ellas –escoba en ristre- se pusieron a barrer la iglesia y sus aledaños, como hacen los cristianos de esta parroquia todos los sábados antes de la misa. La de hoy, siendo la Inmaculada Concepción, era especial.
Durante los últimos cuatro días algo más de 150 personas venidas de distintos rincones de Obo conviven en los alrededores de la iglesia. Son el movimiento de la Legión de María. Hace poco que empezó la estación seca en esta región y la gente tiene poco trabajo que hacer en los campos. En las parroquias se aprovecha este tiempo para organizar convivencias y retiros de oración. Durante todo el día los grupitos venidos de distintas partes participan en reuniones, cocinan y comen juntos y se cuentan las novedades de los últimos meses. En la mayor parte de los casos, ¡ay! Se intercambian malas noticias. Esta zona sufre desde 2008 los ataques del cruel Ejército de Resistencia del Señor (LRA), la guerrilla ugandesa de Joseph Kony que mata, secuestra y destruye sin piedad. Algo más de la mitad de la población está desplazada.
En estas circunstancias, la Iglesia es una de las pocas instituciones que tiene poder de unir y consolar a las personas, dándoles esperanza en un futuro mejor y haciendo que se ayuden unos a otros. Una de las alegrías de los cristianos en la parroquia es que mañana (el segundo domingo de adviento) tienen confirmaciones, que serán presididas por el abbé Fidele, el vicario general de la diócesis. El obispo, el comboniano español Juan José Aguirre, está actualmente en España para recibir tratamiento médico y se le espera poco después de la Navidad.
Cada noche, al lado de la gruta con la estatua de la Virgen María, la gente reza el rosario compartido entre varias lamparitas de petróleo. La Inmaculada Concepción es una fiesta importante para ellos, como en toda la Iglesia Católica. Pero seguramente las personas de este rincón de la República Centroafricana entienden mejor que María fue una mujer que vivió también en circunstancias difíciles, en un país dominado por militares que abusaban de la población y del que tuvo que escapar con su marido José y con el niño Jesús para evitar que un rey envidioso matara al inocente al que acababa de dar a luz.
Original en : En Clave de África