Mi deseo para los “pobres” por Nuno Cobre

16/01/2012 | Bitácora africana

Acepto con gusto la propuesta que la ONG World Vision me plantea a través del e-mail ¿Cuál es tu deseo para las personas que conoces al otro lado del umbral de la pobreza? Tras unos minutos de reflexión, mi laberíntica mente llega a una simple conclusión: salud, dinero y amor es lo que deseo para los “pobres”. Exactamente lo mismo que deseo para todas las personas de bien, independientemente del número de ceros de sus cuentas corrientes. Y aquí podría acabar mi contribución.

¿Qué más puedo decir?

A grandes rasgos, si estamos obligados a simplificar un mundo tan complejo y antropológico como el del desarrollo y el de la pobreza, sólo se me ocurre este deseo histórico y clásico que si ha sobrevivido al paso del tiempo es por algo: salud, dinero y amor. Complicado ser infeliz disfrutando de estos tres ingredientes. Claro que con ser feliz, uno tampoco es feliz del todo. Pero hoy no es necesario abrir esta puerta.

Sí, yo también estoy empezando a dudar de que mi ‘aportación’ sea válida para los fines de World Vision y lamentaría si este fuera el caso. Pero en todo caso, si ahondo un poquito más en la cuestión planteada, añadiría además que la dialéctica pobres (los necesitados) – ricos (les sobra todo) ya no me vale del todo. Como tampoco me valen tantas antítesis manoseadas como la de derecha (los malos) – izquierda (los buenos). Miren, llegados a este punto, la única distinción que respeto es la que divide a los hombres en buenas y malas personas. Eso es todo.

¿Qué más puedo decir?

Decía Buñuel sobre el ciego ruin que aparecía en Viridiana, una de sus mejores películas, que por qué tenía que representar a un invidente como una buena persona “¿por qué los ciegos deben ser buenos? ¿acaso no son seres humanos como el resto?” ¿acaso los paralíticos tienen que ser unos buenazos? Por ello, completo mi deseo para los “pobres”, agregando que les deseo salud, dinero y amor, sólo si son personas de bien. ¿Qué es ser persona de bien? Básicamente aquel que no molesta al otro.

Luego tenemos también la definición de pobre a la que siempre se presenta desde un punto de vista material: pobre es el que no tiene dinero. Pues yo no estoy tan seguro de ello. Aquí, en África he visto a mucho “pobre” reír a carcajadas y bailar como un auténtico hedonista. Viéndolos, lo último que se te ocurriría llamarlos es pobre. En Europa, en España, he visto a mucha gente pobre de espíritu, que dan mucha más pena que muchos pobres africanos. Gente sin valores, sin escrúpulos, o simplemente gente que perdió todo estúpidamente. ¿Quién necesita más ayuda el pobre que debe buscar comida o el hipotecado hasta los dientes que tiene que pagar algo con un dinero que no tiene? ¿Quién duerme mejor? ¿Qué es mejor tener comida y deudas o tener poca comida y ninguna deuda?

Y luego está la cuestión del ¿qué pasaría si los “pobres” dispusiesen repentinamente de dinero? Claro, si por mi fuese y tuviera una varita mágica, transformaría todas las chabolas que me encuentro a diario en buenas casas para que todo el mundo durmiese bajo un techo digno y les facilitaría un buen salario. Todos haríamos eso si pudiésemos ¿no? Pues mire usted, no es tan fácil: estamos hablando de seres humanos, y puedo asegurar que el materialismo que me he encontrado en muchos lugares pobres no tiene nada que envidiar al materialismo europeo o al de Wall Street. Y uno se pone a pensar que si los “pobres” tuviesen dinero y pudiesen elegir, la mayoría no establecería un sistema democrático con un parlamento, un ejecutivo, un poder judicial y unas buenas carreteras, un digno saneamiento etc. No. La mayoría se compraría un Ferrari, se llenaría de joyas y se dedicaría a malgastar el dinero. Desafortunadamente, esto sería muy probable que pasase. ¿Y sabes otra cosa? Es en las aldeas africanas donde me he encontrado con la gente más buena que he conocido en este mundo. He reconocido allí la pureza, el inicio del ser humano ¿Qué pasaría si todos ellos dispusiesen repentinamente de suficiente dinero?

Más allá del dinero que siempre están reclamando las ONGs y los Gobiernos “pobres”, una necesidad imperiosa que necesita África (que es la realidad “pobre” que yo conozco) es una transmisión de valores basados en la justicia social, en el derecho a la educación, a la sanidad, a las infraestructuras básicas, el derecho a participar y a tener una voz crítica, el derecho a ser respetado y a respetar. Este objetivo, aún no se ha logrado, ni se consigue con el dinero, no, se logra con un interés real.

La ayuda al desarrollo es fundamental y la defiendo. África no estaría mejor si todas las ONGs o los donantes abandonasen su territorio, pero el enfoque de la ayuda y su dirección estratégica necesita ser revisada. El impacto, que es al fin y al cabo lo que marca la diferencia, debe lograrse al 100%. Sin medias tintas. De manera que mi deseo para los pobres, una vez más es que gocen de dinero, salud y amor, y también de valores éticos, de cultura, de educación. Eso es el verdadero desarrollo, todo lo demás es palabrerío, si acaso crecimiento, pero no DESARROLLO.

Reconozco que es muy cómodo escribir desde la atalaya blanca y acomodada sobre los problemas africanos cuando día a día están muriendo miles de niños y todas esas cosas, pero estoy cansado de que me planteen el problema bajo el chantaje emocional de “envía tu dinero ahora o los niños morirán”, algo que me parece deleznable. No digo ni mucho menos que sea el caso de World Vision, por favor, pero cualquiera de los que están leyendo estas líneas, reconocerán el mensaje apocalíptico a la legua. No es todo una pura cuestión económica como he dicho antes, ni tampoco es culpa mía, ni de la mayoría que recibe esos mensajes. Por favor.

Para acabar este debate infinito, nombraré también a la corresponsabilidad para lograr el auténtico desarrollo. La corresponsabilidad que debe asumir el mundo blanco occidental que colonizó África pero que por otro lado la ayudó a crecer como nadie, y la corresponsabilidad de los propios africanos que efectivamente fueron brutalmente colonizados, pero que por otro lado, tuvieron y tienen la oportunidad de salir adelante por ellos mismos y aún no se han levantado.

Feliz año 2012 para todas las personas de bien. Que tengan ustedes salud, dinero, amor y valores. Ah, y una vida interesante.

Original en Las Palmeras Mienten

Autor

  • Nuno Cobre

    Sin que nadie le preguntase si estaba de acuerdo, a Nuno Cobre lo trajeron al mundo un día soleado del Siglo XX. Y ya que estaba por aquí, al hombre le dio por eso que llaman vivir.

    Sin embargo, durante mucho tiempo creyó Nuno que el mundo era sólo eso, sólo eso que se presentaba de manera circular y hermética ante sus ojos. Se asfixiaba. A veces. Pero algunos viernes o lunes por la mañana, una vocecita fresca y lejana le decía que habían otras cosas por ahí, que debían haber otras cosas por ahí.

    Y un día Nuno Cobre salió y se fue a la Universidad, y un día siguió viajando y al otro también, y al otro, mientras iba conociendo a gente variopinta y devorando libros sin parar… Entonces descubrió con un cierto alivio que no estaba solo. Que habían más. Cuando llegó la hora de elegir, Cobre decidió convertirse entonces en viajero sólido y juntaletras constante, pero quería más, un más que venía del Sur. Y fue así como el latido africano empezó a morderle tan fuerte que una noche abrió la puerta del avión y se bajó en un país tropical. África.

    Los temores. Llegó con cierto temor a África influenciado por la amarilla información occidental ávida de espectáculos cruentos y de enfermedades terminales. Y resultó que en lugar de agitarse, a Cobre se le olvidó la palabra nervios a la que empezó a confundir con un primo lejano. Y así fue como se llenó de paz, tiempo y vida.

    Tras varios años en África, Nuno Cobre sólo aspira a lo imposible: vivir todas las experiencias mientras le da a la tecla, a los botoncitos negros del ordenador que milagrosamente le proyectan un nuevo horizonte cada día.

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