Siempre fue difícil para mi escribir, porque mi escritura es catártica, pero mucho más en estos últimos 2 años, en los que escribir se ha vuelto un estira y encoge de mis luchas personales.
Cada texto me ha dolido, porque escribirlo me ha enfrentado a mis demonios y la pelea me deja exhausta. No es la primera vez en la que he pensado dejar de escribir, debatiéndome entre la razón y mis emociones, con una ansiedad perenne y una inestabilidad emocional incontrolable. Pero sí es la última, porque éste es mi texto de despedida. Y también, como todos los demás, lo escribo con el alma desnuda.
Me sequé, me sequé por dentro y exprimí hasta la última gota, lo que ustedes leyeron de mí en estos años, es lo que soy y no pienso seguir escribiendo por compromiso, mi letra son mis emociones y mi carne viva, no puedo faltarle el respeto escribiendo por coherencia de mantener un nombre o un auditorio… O por creer arrogantemente que mi letra es imprescindible, no lo es, es una expresión más de las miles que hay en la tierra. No sería yo, y no podría ser desleal con ellas que me han mantenido viva y que me han dado tanto. Nada es para siempre y todos los nunca llegan.
Lo escribo como agradecimiento a cada uno de ustedes que durante estos años han estado ahí, leyéndolos. Me despido de ustedes, queridos lectores, con el respeto que se merecen y con mi agradecimiento infinito por haber hecho de Crónicas de una inquilina una ventana al mundo. Ustedes han llevado mis letras y mi voz a los cinco continentes. Que no ha sido poca cosa, viniendo de una paria, sin contactos, sin títulos, vendedora de helados, sirvienta e indocumentada.
Quiero agradecer a los editores de cada uno de los medios de comunicación que hicieron eco de mi pronunciamiento, a las radios y a los canales televisivos. Por darme a conocer en el mundo. A los traductores por su arduo trabajado traduciendo mis letras a otros idiomas. Los llevo en el corazón y nunca olvidaré su apoyo a mi expresión.
Pero no podría seguir escribiendo si mi letra ya no brota de mi alma, porque nunca fue del cerebro, mi letra siempre fue de mi corazón. Y con el corazón les escribo hoy, para darles las gracias por todo lo que me dieron estos años.
Queridos lectores, me despido de ustedes, con profundo agradecimiento.
Ilka Oliva Corado
14 de marzo de 2018, Estados Unidos.
Original en : Crónicas de una inquilina