Mediterráneo: La temporada árabe apenas comienza

16/12/2012 | AfroIslam

Mario Queiroz

LISBOA

IPS

El común denominador al concluir el martes 4 la reunión de dos días del Foro de Lisboa, con la presencia de destacas personalidades internacionales, es que el proceso democrático registrado en las rebeliones árabes de la región del Mediterráneo está lejos de haber concluido. Por ese motivo, la convocatoria de la decimonovena edición del foro, una iniciativa del Centro Norte-Sur del Consejo de Europa (CNS-CE) y de la Alianza de Civilizaciones, cambió el término «primavera» por «temporada» árabe.

El encuentro denominado, por tanto, «Temporada árabe: de los cambios a los desafíos», contó con la participación de representantes de gobiernos e instituciones de casi 40 países e importantes organizaciones internacionales, encabezadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

«Las presencias esta vez en el Foro de Lisboa demuestran que es significativo, considerando todos los países que están involucrados», dijo a IPS el expresidente portugués Jorge Sampaio, alto representante del secretario general de la ONU para la Alianza de las Civilizaciones (AC).

Sampaio aseveró que la nutrida presencia de europeos demuestra el interés por avanzar en los procesos de democratización del sur y el oriente de la región del mar Mediterráneo. «Pero no debemos ni queremos imponer modelos», señaló.

«Podemos ayudar a llevar las cosas a un marco de referencia democrática, pero todos esos países tienen su evolución propia», apuntó.

El gran reto de Europa es «entender cómo apoyar a los estados que tratan de definir su identidad y el papel de la religión en la sociedad», recordando que el origen de los levantamientos «no era islámico, sino económico, social, anti-represivo y por la libertad».

«Esa es la parte objetiva de la primavera del Mediterráneo», acotó.

«En el Foro de Lisboa tenemos un espacio de debate democrático y no de imposición de sistemas», añadió Sampaio, quien preside la Alianza de Civilizaciones desde su creación en 2005, nombrado por el ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, con los patrocinios del entonces presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y del primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan.

La activa acción de los delegados europeos en el Foro de Lisboa fue explicada a IPS por Luis Filipe de Castro Mendes, representante del Comité de Ministros del CE.

«La misión básica del Consejo es promover la democracia, los derechos humanos y el imperio de la ley en nuestro continente, pero estamos conscientes de que la interdependencia del mundo actual se traduce en que hay que dar especial atención a los que ocurre fuera de las fronteras nacionales, en especial en nuestros vecinos inmediatos», subrayó

En el encuentro participaron representantes de gobiernos u organizaciones de países de tradición islámica como Arabia Saudita, Argelia, Egipto, Jordania, Kuwait, Líbano, Libia, Marruecos, Palestina, Pakistán, Qatar, Túnez y Turquía.

Desde Europa y regiones cercanas llegaron delegados de Eslovaquia, Suiza, Portugal, Malta, Italia, el Vaticano, Grecia, Rusia, España, Serbia, Israel, Georgia, Polonia, Hungría, República Checa, Luxemburgo y Croacia.

América se hizo presente con Argentina, Estados Unidos, Canadá y Venezuela, mientras que la presencia se completó con representantes de Cabo Verde, Senegal y Corea del Sur.

También fueron parte de la cita delegados de la ONU y de varias de sus agencias, de la Liga Árabe, la Unión Europea, el Consejo de Europa, la Organización Internacional de las Migraciones, la Federación Internacional para los Derechos Humanos, la Alianza de las Mujeres Árabes y del Parlamento Europeo.

Es «una vergüenza para nuestra región no haber logrado poner fin a la guerra civil sangrienta y destructiva en Siria, un conflicto que es alarmante por el aumento de represalias violentas, las muertes y el creciente fundamentalismo sectario en la sociedad siria», dijo Sampaio.

Además del apoyo e influencia de grupos externos, el conflicto de Siria «tiene la capacidad de inflamar las tensiones en los países vecinos y cambiar el equilibrio de poder en la región Euro- Mediterránea», advirtió.

En Siria también hay un problema de persecuciones religiosas. ¿Esto se encuadraría en la acción de la Alianza de Civilizaciones?, consultó IPS.

«La Alianza no tiene ningún tipo de posibilidades de intervención en el conflicto. Aunque es necesario señalar la gravedad y la importancia del problema, es evidente que hay que tener en cuenta que nosotros no tenemos en la manga ningún tipo de solución», respondió.

El exmandatario reconoció que «es una cuestión muy seria». «No se puede decir que la Alianza no pueda un día tener un rol de importancia, pero en este momento es totalmente inviable», señaló.

«Si ni la propia ONU consigue un diálogo para la paz, la Alianza no puede tener esa pretensión, pese a tener la voluntad de dar todo lo que puede», sostuvo.

Sobre el conflicto palestino-israelí, consideró que la solución de dos estados «corre un grave peligro en un momento en que los nuevos asentamientos que se anuncian amenazan con separar a Jerusalén oriental del resto de Cisjordania».

Es necesario que las dos partes vuelvan a la mesa de negociaciones, en un «esfuerzo colectivo» tras la «decisión histórica» de la Asamblea General de la ONU que apunta el «derecho legítimo de los palestinos a un estado independiente, soberano, democrático y viable», precisó.

El Foro de Lisboa dedicó también buena parte de sus debates al tema de la integración multicultural en el espacio europeo.

IPS dialogó con la jordana Suhair El Qarra, de padre palestino y madre italiana, investigadora de la organización no gubernamental Paz política y Seguridad.

«Yo vivo en Italia, país multiétnico, pero no necesariamente inter- étnico donde se debe trabajar mucho para lograr una cierta empatía hacia el prójimo, algo que puede considerarse un problema común en Europa», apuntó.

Solicitada una aclaración sobre el tema, la activista árabe señaló: «La interculturalidad es un concepto que debe partir de abajo, algo que es común a toda Europa, y creo que hasta en todo el mundo, es un concepto transversal»

«Mientras un europeo más conoce el mundo, es más fácil que le nazca una empatía hacia ‘el otro’ y se convenza que el mundo no es algo limitado por las opiniones y descripciones nacionales», explicó

En el caso particular de los italianos, «es necesario explicar que el mundo no es hecho de convicciones de cada país, sino trasversalmente intercultural. Y con la globalización y la consecuente proliferación de las redes sociales, existe una posibilidad mucho mayor de comprender estos fenómenos a nivel de la sociedad civil».

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