Entrevista con Jude Thaddeus Okolo, nuncio de República Centroafricana y Chad.

Cómo luchar contra el subdesarrollo, la pobreza, las enfermedades, cómo llevar a cabo la revolución verde, de qué manera mantener la esperanza y convencer a los jóvenes para no emigrar, cómo posicionarse con relación al islam, cuáles son los problemas de la Iglesia en África y el camino a seguir para resolverlos: todas estas cuestiones serán debatidas durante la asamblea especial para África del sínodo de obispos que se inaugurará en el Vaticano, el próximo 4 de octubre en Roma. [la entrevista es de tres días antes].

ZENIT ha entrevistado a monseñor Jude Thaddeus Okolo, nuncio apostólico en Chad y República centroafricana.

ZENIT – Muchos científicos y agricultores africanos reclaman la posibilidad de estudiar, investigar y utilizar las nuevas biotecnologías vegetales. ¿Qué piensa usted?

Mons. Okolo – En 1984, cuando yo estaba en Italia, un tecnócrata romano me dijo: «La tecnología no se exporta». Yo no estaba de acuerdo con él. Creo que la tecnología moderna debería mundializarse, sobre todo con el objetivo de favorecer el desarrollo en los países africanos. Sería bueno que científicos y agricultores africanos fueran también admitidos en estos descubrimientos sobre biotecnologías vegetales. Por otra parte, es cierto que algunos de nosotros no tienen confianza en estos organismos genéticamente modificados (OGM), pero sería bueno, desde luego, que la ciencia estuviera abierta a las buenas posibilidades.

En muchas regiones de África la tierra es tan fértil y tan abundante que estas modificaciones genéticas no son necesarias. Para los científicos africanos, las investigaciones y la utilización de las nuevas biotecnologías vegetales no representan una urgencia; necesitan más bien consolidar el amor recíproco, obtener materiales apropiados para trabajar e información básica sobre los productos. Los ancianos dicen: «Un niño debe aprender a dar sus primeros pasos antes de intentar correr, si no, se cae».

ZENIT – En octubre tiene lugar en Roma el segundo sínodo para África. ¿Cuáles son, a su juicio, los temas más sobresalientes que deberán ser afrontados?

Mons. Okolo – Todos los temas de reflexión que debe abordar este sínodo son importantes: la justicia, la reconciliación y la paz; depende del lugar donde uno se encuentre en África, o del contexto que nos interese en particular. Como esta entrevista está centrada en el desarrollo agrícola, desearía detenerme un instante en los números 137-145 de la Instrumentum laboris propuesta para la próxima asamblea especial para África (o sínodo de obispos).

Durante nuestras visitas pastorales por los rincones más alejados y escondidos de estos países, nos damos cuenta de que las actividades de los fieles contribuyen, de manera elocuente, a crear situaciones y condiciones para valorizar la justicia, fomentar la reconciliación, donde ellos se presentan como artífices de paz. No es raro que los sacerdotes, los religiosos y los cristianos se reúnan a negociar directamente con los rebeldes, yendo incluso a vivir con ellos. La confianza de la que se beneficia la Iglesia es fruto del trabajo cotidiano de los fieles guiados por el Espíritu de Dios.

Una familia cristiana que vive según los valores del amor, el perdón, la colaboración, se encamina hacia la autosuficiencia económica, se convierte en un hogar de paz, de serenidad y de armonía; se convierte en un ejemplo para las otras. En los diferentes puntos citados en el documento, bien en la política, las fuerzas armadas, en el nivel de las iniciativas económicas y en las estructuras de formación, como trabajadores de sanidad, en un contexto cultural, en los medios de comunicación o en los organismos nacionales e internacionales, los fieles laicos saben testimoniar lo que viven interiormente, el amor de Dios y el amor humano. El desarrollo humano pasa por esta actitud de amor, un amor verdadero. Es un mensaje elocuente que se percibe igualmente en el caso de muchos cristianos africanos. Es verdad que no todo el mundo alcanza este ideal, pero no podemos negar los esfuerzos y los éxitos.

ZENIT – Hay dificultades, desafíos. ¿Qué soluciones propondría usted?

Mons. Okolo – Más arriba evocaba ciertas dificultades. Ahora desearía proponer tres soluciones principales: 1/ La formación en la catequesis. 2/ Más inversión en la educación pública, en la educación formal e informal. 3/ La formación del personal paramédico (junior medical cadres) y una inversión en el aprovisionamiento de medios para la asistencia sanitaria.

Nuestros primeros misioneros habrían actuado sirviéndose de estos tres medios: educación moral, instrucción y salud. Para comprometerse en el desarrollo hace falta estar sano de cuerpo y de espíritu. Para desarrollar y mejorar las condiciones de un pueblo, hace falta educarlo moralmente a través de la catequesis, formarlo en las escuelas y curar su cuerpo. Para ampliar los horizontes es absolutamente necesario abrir los ojos frente a los desarrollos mundiales; para tomar el modelo cristiano, la catequesis es fundamental.

ZENIT – ¿Cuál es la situación de los católicos en República Centroafricana y en Chad?

Mons. Okolo – La Iglesia en Centroáfrica conoce problemas importantes, pero se toman medidas concretas para encontrar una salida a la crisis, y esto con el concurso de la Iglesia local.
En Chad, los católicos se alegran de su progreso, tanto cuantitativo como cualitativo. Aunque la Iglesia constituye una gran minoría, observamos que la sociedad aprecia la contribución de los fieles para obtener la paz y la unidad. Se acaba de erigir una nueva vicaría, con un jesuita francés como primer Vicario apostólico. El territorio es limítrofe con Darfur, y es una región que sufre turbulencias. Hay también otras iniciativas concretas en otras diócesis. Son pequeños pasos, pero que van en la buena dirección. Existen problemas que son los de una Iglesia joven, pero esos desafíos son afrontados con discreción, determinación y un espíritu de iglesia.

ZENIT – ¿Y las relaciones con el islam?

Mons. Okolo – Me sorprendo a veces de que la prensa extranjera no haga caso del buen desarrollo de las relaciones entre cristianos y musulmanes en muchos países africanos. Las publicaciones que uno encuentra dan importancia más bien a lo que opone a las personas. Debo decir que en Chad y en República Centroafricana las relaciones entre musulmanes y cristianos son buenas. La inseguridad política o los problemas sociales no atañen esencialmente a la religión, sino que derivan de otras causas, de causas por ejemplo culturales y étnicas que, a veces, repercuten también en la religión. Desearía no obstante decir que en los dos países mencionados, los conflictos entre fieles de religiones diferentes son raros. Por otra parte, la línea de demarcación religiosa sigue a menudo los orígenes étnicos y las pertenencias culturales, y esta separación es generalmente respetada.

En el lado positivo, notamos que hay diversos aspectos de colaboración interreligiosa, de naturaleza informal, en los contextos de la vida popular. Celebran fiestas juntos; intercambian gestos de caridad y de apoyo.

Para concluir, pienso que muchos países africanos en dificultad aprecian el apoyo que reciben de los países más desarrollados. Podríamos pensar que los africanos son todos perezosos, holgazanes, siempre a la espera de ser ayudados. Por otra parte, todavía hay mucho que hacer para hacer crecer este amor fraternal que ayudaría a tantos países africanos a compartir serenamente los recursos que Dios les ha dado, a veces en abundancia. Hay que hacer algo para inspirar la sabiduría para explotar con responsabilidad los recursos naturales y las energías que, en vez de ser así, son derrochadas en las luchas de poder. La educación religiosa y la formación cultural serían el buen camino a seguir para encontrar, a corto o a largo plazo, una solución.

Publicada en Centrafrique-Presse, República Centroafricana, el 01 de octubre de 2009.

Entrevista original de la agencia de noticias Zenit.org.

Traducida por Christian Acin Sampietro, para Fundación Sur.