Senegal sufre mientras los jóvenes lo arriesgan todo para llegar a Europa. Las familias de los que se marchan viven con el temor de la mala noticia.
¿Por qué se marchan, rumbo a Europa, los jóvenes senegaleses?
A medida que el turismo se desploma y las redes de pesca vuelven vacías, más jóvenes intentan el traicionero viaje de 1.600 kilómetros a las Canarias. El puerto de Mbour, que antes era de pescadores, se ha convertido en un lugar de partida de los migrantes que desean llegar a Europa. La ruta ha estado inactiva en gran medida desde 2006, pero la represión en las rutas desde Marruecos y Libia, respaldada por la UE, le ha dado un atractivo renovado.
¿Cuál ha sido la actividad del puerto en 2019 y 2020?
En 2019 llegaron a Canarias en barco menos de 2.700 migrantes y 210 murieron al intentar llegar. En 2020 llegaron más de 20.000. Se sabe que unas 600 personas se ahogaron durante el viaje el año pasado, aunque ONU estima una cifra mucho mayor
¿No tienen los jóvenes senegaleses otras alternativas?
Nos dice una madre que los jóvenes se marchan después de agotar las opciones disponibles. Se van de repente, dice ella, sin despedirse, para evitar que les persuadan de no irse. Ella agrega: “Una mañana, me desperté y fui a la habitación de mi hijo, pero él se había ido. Más tarde me llamó y me dijo que estaba en Mbour«. Muchos cuerpos nunca se recuperan, pero los que sobreviven traen noticias de quién ha muerto.
El daño económico causado por la pandemia ha afectado a muchas personas pobres y de ingresos medios en toda la región, lo que profundiza la desesperación por irse en busca de mejores perspectivas.
¿Qué sienten los que se quedan?
A la madre mencionada le preocupa que sus otros cuatro hijos también se vayan sin decírselo. Hay indignación porque el gobierno no se ha hecho responsable de tantas muertes, y ha “vendido el mar para la pesca a los barcos corporativos internacionales”. Muchos también están indignados con las políticas migratorias, impuestas por la UE. Un centenar de mujeres formaron una asociación para iniciar proyectos comerciales conjuntos y crear sistemas de apoyo. “Hicimos lo que teníamos que hacer, confiar en nosotros mismos, porque estaba claro que aquí había pocas oportunidades”. Las ONG, algunas con el apoyo de la UE, ejecutan programas que ofrecen modestas ayudas para apoyar a las pequeñas empresas.
Bartolomé Burgos
[CIDAF-UCM]