Autora. Sandra Quiroz
Mauro Pinto (1974, Mozambique), nacido en Maputo, es un fotógrafo con una extraordinaria habilidad para capturar a través de su objetivo personas y situaciones. Sus imágenes constituyen una reflexión, un intento de comprender, captar, expresar y exponer su visión de Mozambique y del continente africano. Pinto se interesa siempre por los espacios y condiciones de sus protagonistas y sus imágenes no necesitan presentación ya que por sí mismas aportan todo el contenido. El ser humano y su entorno, complejo pero a la vez sencillo, es retratado con el fin de despertar sentimientos.
Su trabajo se centra principalmente en el terreno social y su estilo ha evolucionado hacia un enfoque más sutil y silencioso. Ha fotografiado su visión alternativa de ciudades como Luanda (Angola) o Lubumbashi (Congo) y por supuesto, la vida y el día a día en su país. Pinto trata de contradecir las expectativas del “primer mundo” y es capaz de capturar la quietud de los espacios a través de sus retratos. Quiere huir de los “falsos dramas” y capturar lo real en busca de un sentido del momento.
El fotógrafo ha recibido numerosos premios por su trabajo, incluyendo el BES Photo en 2012 por su serie “Dá Licença” (traducido como “Con permiso”) que retrata el emblemático barrio de Mafalala en Maputo, famoso por su actividad cultural y su historia antes de la independencia. También cabe destacar que ha expuesto en diferentes países como Sudáfrica, Congo, Mali, Isla de la Reunión, Portugal, Francia, Uruguay o Brasil.
Se puede hablar de buenos fotógrafos y grandes fotógrafos. Mauro Pinto está entre esos grandes, no solo por sencillez sino también por ser un contador de historias visual, capaz de convertir una fotografía rara en especial.
¿Cómo empezó en el mundo de la fotografía?
Cuando estaba en el colegio, tenía un amigo cuyo padre era fotógrafo. Después de la escuela nos llevaba a la playa para hacer fotografías. Creo que desde aquel entonces comencé a hacer fotos desde mi subconsciente. Siempre he sido una persona tímida y cuando crecí, encontré en la fotografía un vehículo para comunicar lo que veía a través de las imágenes. Comencé y desde entonces este ha sido mi mundo, a pesar de que al principio muchas personas me decían que no valía la pena y que no se podía vivir de la fotografía.
¿Cuál es la clave de su trabajo?
Es la sonrisa. Si yo sonrío, sé que lo que transmito es verdadero y hace que la otra persona a la que quiero fotografiar se abra a mí. Es una forma de poder captar el verdadero ser de la gente.
¿Hasta qué punto su trabajo está influenciado por su herencia mozambiqueña?
Considero que mi fotografía es internacional. No puedo ponerle un rótulo para clasificarla y decir que es mozambiqueña, porque he tenido mucha influencia de fotógrafos europeos, africanos o americanos. Lo que sin duda tienen mis fotos, es algo de mí.
¿Qué fotógrafos le han influenciado?
Muchos pero tengo que reconocer que dos fotógrafos me han influenciado más. El mozambiqueño Ricardo Rangel como ser humano y profesional y el alemán Karl Kugel, a quien conocí en la Isla de la Reunión. Son personas de las que he aprendido y sigo aprendiendo. Son personas muy importantes para mí.
¿Qué es lo más importante que le enseñó Ricardo Rangel?
Reconozco que he tenido mucha suerte al ser la última persona que expuso con Ricardo Rangel en el extranjero cuando él estaba vivo. Eso marca, porque a pesar de los 50 años de diferencia entre nosotros, la línea social del trabajo de Rangel en la época colonial, es una línea que según muchos se encuentra en mi trabajo pero en un mundo más actual. Ricardo Rangel fue y es un símbolo de la fotografía no sólo mozambiqueña sino africana en el tiempo colonial. Una referencia en el mundo del fotoperiodismo en África. Fue una biblioteca viviente que tuve la oportunidad de aprovechar al máximo no sólo como profesional sino como ser humano. La educación como ciudadano ético es lo que me enseñó. Cuando la gente crece piensa que ya lo sabe todo e ignora la sabiduría y la experiencia de la vieja guardia. Yo personalmente, reconozco que no sé nada y siempre estoy aprendiendo. Aprendo de los mayores, de la gente de mi edad, de los más jóvenes… Y nunca quiero dejar de aprender.
¿Cómo es un día típico de trabajo en la vida de Mauro Pinto?
Yo no planeo cómo van a ser las cosas. No hay días típicos en la vida de Mauro Pinto. Me gusta salir en busca de sorpresas, no me gusta trabajar con ideas preconcebidas porque a veces las cosas no salen como deben salir.
Hoy en día es cada vez más importante la presencia de fotógrafos africanos que retratan su propio continente, ¿está de acuerdo con esto?
Voy a serte sincero, creo que no es verdad. No creo que los fotógrafos africanos estén retratatando realmente su continente. Mucha gente tiene esa lectura pero no estoy de acuerdo. Los africanos que hacen fotografías están influenciados por la imagen que occidente creó sobre África. Las fotos sí están hechas por africanos pero son contenidos determinados y estereotipados que demandada occidente. Fotógrafos africanos que no hacen una fotografía africana. Los pocos que tratan de hacer algo diferente y huir de lo que pide el “primer mundo” desgraciadamente en muchos casos acaban siendo excluidos.
Un número importante de artistas africanos se quejan de la dificultad que tienen a la hora de hablar de aspectos no africanos y ser reconocidos internacionalmente. ¿Tiene la sensación de que existen guetos temáticos en el mundo del arte?
Sí, hay muchos guetos creados y como te comenté antes, quien trata de hacer algo diferente queda excluido.
¿Qué significa la fotografía para usted?
Para mi es el área que define toda una sociedad, es la estructura de una sociedad.
¿Cuál es su fotografía favorita?
Tengo muchas, no hay ninguna favorita. Es como si tienes hijos, no hay un hijo favorito, todos los son (risas).
¿Qué hace que una buena imagen sobresalga de la media?
Es difícil responder a esta pregunta. Para mí es algo relativo pero el momento, la técnica y la disposición entre el fotógrafo y el protagonista o aquello que va a fotografiar pueden hacer que una imagen destaque de las demás.
Color vs blanco y negro. ¿Cuál prefiere de los dos?
Sin duda blanco y negro. Cuando quiero fotografiar algo siempre lo veo todo en blanco y negro.
¿Nos puede hablar un poco de su serie “Da Licença” con la que ganó el premio BES Photo 2012?
Esta serie nació por casualidad. Yo estaba haciendo un trabajo sobre enfermos mentales que vivían en la calle y en el hospital psiquiátrico. Me di cuenta de que estas personas eran tratadas de una forma deshumana. Fui testigo de situaciones fuertes en las que eran maltratadas y no eran consideradas seres humanos. Emocionalmente empezó a afectarme. Un día, cuando salía del hospital psiquiátrico, pasé por Mafalala y tuve un clic.
“Da Licença” (significa “con permiso”) nació de la visión desintegrada que viví con los enfermos mentales. La vida y la historia de Mafalala me inspiró para terminar la serie en la que trabajaba con los enfermos mentales y crear un nuevo proyecto en este barrio de Maputo. Poetas como Craveirinha, políticos como Samora Machel o futbolistas como Eusébio salieron de Mafalala, ¿por qué no crear algo en el barrio?
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¿Cómo fue su experiencia durante el trabajo que realizó en el Congo?
En el Congo estuve gracias a una residencia artística con el fotógrafo congoleño Sammy Baloji. Fue una experiencia que me permitió crear una serie de imágenes sobre el interior y exterior de la ciudad de Lubumbashi.
¿Cuál es su valoración sobre la fotografía en Mozambique?
Creo que está en un proceso lento en comparación con otros países. No quiero decir que la gente no fotografía, me refiero a que no estamos creciendo. Creo que la sociedad mozambiqueña está cambiando y eso influye en la fotografía, que acompaña estos cambios despacio.
¿Y cuáles son sus planes para 2015?
Trabajar, trabajar y trabajar. Siempre estoy activo, haciendo algo. En este momento estoy terminando un proyecto que se llama “Picnic” y es sobre la vida de la gente que vive en los cementerios. “Picnic” celebra esa unión entre los vivos y los muertos en esos cementerios.
Original y fotografías en : Afribuku