Un nuevo grupo armado se ha sumado a los ya existentes en la República Centroafricana
Naciones Unidas y varias organizaciones de derechos humanos responsabilizan a un nuevo grupo rebelde, conocido como 3R, de violaciones y desplazamiento masivo de civiles en el ya muy castigado país centroafricano.
La alarma nos llegaba a finales de diciembre, cuando la organización Human Right Watch informaba de que el recientemente formado grupo autodenominado Regreso, Recuperación, Rehabilitación, abreviado 3R, había matado a civiles, violado y causado un gran desplazamiento de personas durante el año 2016, en el noroeste de la República Centroafricana (RCA).
Junto a estas noticias, también nos llegaba la información de que, una vez más como en tantas otras partes donde están desplegadas, las tropas de Naciones Unidas presentes en la zona habrían sido incapaces de proteger a la población.
Todo indica que 3R se formó a finales de 2015, en la provincia de Ouham Pendé, con el propósito original de defender a la población puel o fula (mayoritariamente musulmana) de los ataques de la milicia anti-balaka (cristianos y seguidores de religiones tradicionales africanas). Su líder es el autoproclamado general Sidiki Abass. Todo apunta a que en la actualidad, el grupo cuenta con varios cientos de bien entrenados combatientes.
Parece que los anti-balaka, uno de los dos grandes grupos en lid en el conflicto centroafricano, llevan tiempo hostigando a la minoría puel, principalmente en esa región fronteriza con Chad y Camerún.
Según las informaciones recopiladas por Human Right Watch, los enfrentamientos entre los dos grupos se agravaron a partir del pasado mes de abril. En ese mes y en mayo, 3R incrementó sus acciones en aldeas de la subprefectura de Koui, parar vengarse, presuntamente, de los ataques de los anti-balaka. El 27 de septiembre, 3R atacó De Gaulle, la capital de la subprefectura, donde residían unas 20.000 personas y otras aldeas de la zona.
Todos los grupos son responsables de matanzas, violaciones y grandes despalzamientos de población
La organización de derechos humanos también ha documentado ataques de los anti-balaka, bajo el liderazgo del general Abbas Rafal, a la población puel en los alrededores de Bocaranga.
Todos los testigos hablan de matanzas de civiles, violaciones de mujeres y niñas, y saqueo y quema de aldeas. Al menos 17.000 personas han tenido que abandonar sus hogares debido a estos ataques. De ellos, unos 14.000 proceden del pueblo de Bocaranga y sus alrededores y otros 3.000 de aldeas situadas en la frontera con Camerún.
En el siguiente vídeo de HRW se analiza con más detalle estos datos:
Una vez más, el pretexto de la religión se está utilizando para fines puramente partidistas y de enriquecimientos personales. 3R clama no ser un nuevo grupo rebelde, afirma que solo quieren defender a la minoría musulmana puel. Sin embargo, Lewis Mudge, investigador de HRW, dice que se trataría de “cameruneses o gente de la misma República Centroafricana cuyo verdadero objetivo es aprovecharse de la crisis”.
De igual modo, Richard Moncrieff, Director de proyectos para RCA de International Crisis Group, declaró a Aljazeera que los grupos armados “tienden a recoger los agravios de una comunidad, muchos de los cuales son bastante legítimos, pero eso no significa de ninguna manera que ‘representen’ a esa comunidad”.
La República Centroafricana descendió hacia el caos en marzo de 2013
La República Centroafricana descendió hacia el caos en marzo de 2013 cuando los rebeldes seleka, en su mayoría musulmanes, dieron un golpe de estado en el país, de mayoría cristiana.
El presidente François Bozize fue depuesto y se inició una campaña de represalias contra los cristianos y los seguidores de las religiones tradicionales africanas. Estos últimos formaron los anti-balaka para defenderse de los ataques sufridos.
Ambos grupos, selekas y anti-balakas, han sido acusados de cometer graves violaciones de derechos humanos contra los civiles, los cuales incluirían asesinatos, violencia sexual y desplazamiento masivo.
A pesar de celebrarse elecciones y de la llegada al poder de un nuevo gobierno el pasado mes de febrero, la violencia sigue muy presente en el país. Aunque últimamente la capital, Bangui, parece haberse convertido en un lugar relativamente seguro, fuera de ella la inestabilidad y la criminalidad permanecen.
Naciones Unidas, a pesar de haber implementado sus patrullas, no parece poder controlar la situación y, una vez más, está fallando en su misión de proteger a los civiles. Por otro lado, la ONU afirma que los esfuerzos de ayuda a la RCA son insuficientes, solo se financió un 36% del Plan de Respuesta Humanitaria de 2016, lo que tuvo graves consecuencias para la población civil, especialmente para los miles de desplazados y refugiados.
Original en : Blogs de El País . África no es un país