Marruprecios, la guía para viajar por Marruecos a precio de regateo, por Rumbo a Nigeria

12/09/2013 | Bitácora africana

Autora . Isabel Moyano

Marruecos, a pesar de ser un país que nos pilla a tiro de piedra, sigue siendo territorio comanche para muchos. Nos cuesta dar el paso y atravesar los 14 km que separan la península del país norteafricano. Las razones que algún día pudieran haber tenido fundamento (¡si es que las hubo!), carecen de él actualmente. Marruecos es un país receptivo y tremendamente hospitalario, cuida a los turistas, su rica gastronomía dejará en estado de shock tu más profundo sentido culinario, sus camaleónicos paisajes te erizarán el bello y su encanto aladino arrancará de tus labios un “volveré, sin duda”.

Lo de “aladino” no es una palabra inventada como tal, pero si “reutilizada”. Aprovecho para contaros porqué he decidido meterla en la descripción. ¿Recordáis la magia impregnada en la película de dibujos animados “Aladdin” ? A la generación de los 80, la lámpara maravillosa aún nos corre por las venas. Pues bien, esta moderna versión de Disney nace de la leyenda siria del joven “Aladino“. En mi caso, es esta misteriosa magia que recorre las páginas de este apasionante cuento infantil junto con la leyenda que escuché de que estos dibujos animados estaban ambientados en los concurridos zocos de Marrakech, los que dieron origen a “encanto aladino” para referirme a Marruecos. Estas son algunas de las cosas que ni siquiera aparecen en la Lonely Planet.

Por cierto, lo de “Marruprecios” no es invento mío. Es el título del correo electrónico de un amigo que me pedía referencias del país. Las crónicas como tal intentaré escribirlas a la vuelta de las vacaciones. Os dejo con este resumen de precios, recomendaciones y otros datos orientativos para alentaros a visitar el país vecino. Marruecos, tan cerca y tan diferente.

Antes de viajar. ¿Qué tienes que preparar antes de saltar el charquito mediterráneo? Lo primero, no se necesita visado para ir a Marruecos, con tener el pasaporte en regla vale. Se puede ir en barco o en avión, fundamentalmente. En esta ocasión os contaré la experiencia en avión, la del barco la dejo para cuando escriba sobre mi viaje a Alhucemas. Recuerda, si vas en avión, a la hora de hacer facturación online te van a pedir el número de pasaporte. Si tienes que renovarlo antes de ir, debes tener en cuenta que el número del nuevo pasaporte no corresponde con el viejo. Lo cierto es que a la hora de embarcar, no se fijan en eso, simplemente en que tengas el pasaporte en regla, pero está bien saberlo para evitar problemas. Si vuelas con compañía barata y no facturas (Ej. : Ryanair, Easyjet, …) ten muy en cuenta las medidas del equipaje de mano. En el caso de Ryanair es 55 cm x 40 cm x 20 cm. No es tan importante la restricción de alto, como la de ancho y profundo. Piensa que si el vuelo va lleno, casi seguro que te la harán meter en el molde que tienen delante de la puerta de embarque. Si la maleta sobresale un poco de alta, no suele haber problema. Pero si no te entra porque es más profunda de la cuenta, te pueden hacer facturarla. 60 € por maleta. Yo recomiendo llevar mochila montañera. La que cumple estrictamente con las medidas es la de 30L, pero con la de 40L no tendrás ningún problema.

Moneda y tipo de cambio. La moneda de Marruecos es el Dírham marroquí. El cambio siempre suele ser mejor en el país de destino. No te recomiendo, a no ser que sea absolutamente necesario, cambiar en un banco español. Como se diría en la jerga cotidiana, es un tongo. A finales de julio de 2013 en el aeropuerto de Marrakech nosotras encontramos este tipo de cambio: 1 € = 10,57 DAM. Al volver, vendimos a este otro cambio: 10,97 DAM = 1 €. Mi recomendación, no cambiar en las oficinas de cambio que están justo en la primera sala que te encuentras tras aterrizar. Si es posible, cambiar mejor en las oficinas que están casi a la salida del aeropuerto o incluso en las que te encontrarás por la ciudad.

Enchufes. Fácil, tienen el mismo tipo de enchufe que nosotros.

Llegada al aeropuerto. El aeropuerto de Marrakech es pequeño y muy manejable. Imposible perderse. Nada más aterrizar, tendrás que hacer la cola para pasar el control de pasaportes. Rellena la fiche d´embarquement (en español, ficha de embarque) con datos básicos como nombre y apellidos, número de pasaporte y fecha de expedición, así como motivo del viaje y destino. A continuación tendrás que pasar el control de pasaporte. Si es la primera vez que entras en Marruecos, te asignarán un número que irá en tu pasaporte junto al sello de entrada. Comento lo del número que te asignan porque a lo mejor te lo piden en los hoteles o riads cuando cumplimentas las fichas de alojamiento.

Taxi aeropuerto-centro ciudad. Te pedirán 100 dirhams o incluso más. Nada, negocia a 40-50 como mucho. De hecho, si fueras marroquí y te pusieran el taxímetro, quizás el precio no superase ni siquiera los 30-35 DAM. Otra alternativa, muy al estilo mochilero, es irte a la aventura a buscar el bus super barato que se encuentra a la salida del aeropuerto. Eso sí, según leí en foros, te tocará andar, al menos, unos 10-15 minutos hasta llegar a una rotonda. Mi intención era sumergirme en la odisea de salir a buscar ese bus, pero al ir a preguntar a un chico por la ubicación exacta del autobús, nos dijo: “¿Dónde vais? ¿Al centro? Venga, os llevo”. Al final nos llevó hasta el riad que teníamos. Más suerte no pudimos tener, el chico que resultó ser un inglés que ahora vivía en Argentina, tenía una casita muy cerca del riad que habíamos reservado. Anecdótico fue ver las calles de Marrakech vacías sin un solo coche, parecía la típica escena de película en la que va a suceder una catástrofe que acabará con el mundo. Pero nada más alejado de la realidad. La razón es que cuando salimos del aeropuerto hacia el centro de la ciudad, apenas quedaban 5 minutos para el fin del ramadán. Después de 16 horas sin comer ni beber, los musulmanes estaban preparando su ritual gastronómico mientras las calles marrakechíes descansaban del típico bullicio.

Riads. Son muy baratos. Se pueden encontrar desde 20 € la noche incluyendo el desayuno (no incluye las tasas turísticas que dependiendo del riad varían entre 1 € y 2,5 € por noche y por persona). Los riads son antiguas casas de familias que fueron abandonando los marroquíes y que en los 80-90 los franceses empezaron a restaurar y convertir en pequeños hotelitos dentro de la medina. Tienen en 4 y 8 habitaciones por lo general. Se asemejan mucho a los patios andaluces. Algunos tienen piscinita y todo, pero por lo general son modestos. Lo malo de los riads es que algunos son medio clandestinos, es decir, no están muy anunciados porque se supone que no están declarados, así eluden pagar determinadas tasas. Sinceramente, no creo que no declarado signifique más inseguro, pero sí es cierto que cuesta más encontrarlos porque no vienen detallados en los carteles. Para los enganchados a Internet, debéis saber que la mayoría de riads ofrecen wifi gratis. ¿No es curioso? En España los hoteles caros, hablo de establecimientos donde la habitación sale por 120-140 € la noche con descuento de todo tipo (Ej: Hotel Hilton Toledo o Hotel Carlton Bilbao), el wifi te lo cobran por día a al menos 5 € (ojo con este tema en los tiempos que corren, que ya te dan wifi gratis en la mitad de las plazas y parques de Madrid, en muchas zonas del litoral español e incluso en el bus).
Seguridad. Marrakech me pareció super seguro. Incluso existe policía turística, especializada como su propio nombre indica, en preservar la seguridad del turista. La mayor parte de la medina de Marrakech consiste en un laberinto de pequeñas callecitas estrechas y peatonales donde es fácil perderse. Aunque en muchas de ellas está prohibido pasar con moto o bici, lo cierto es que pasan. Suelen tener cuidado, pero tenlo tú también que nunca está de más. Si te encuentras a un mismo tío varias veces por alguna de esas emsombrecidas calles, que no te mosquee. Es más probable que sea un policía vestido de paisano que un “malhechor”.

Hammam. O también conocido como baño turco o árabe, es una especie de baño de vapor abierto al público donde se va a purificar la piel y a relajarse. Los que yo he visto tienen 3 salas con diferentes grados de vapor/temperatura y en cada una de ellas hay un grifo de agua fría y otra de caliente. Los hammam turísticos cuestan un pico. Están entre los 50 DAM y 100 DAM por persona. Eso solo la entrada al hammam. Si quieres que te froten, añade a la cuenta otros 50-100 DAM más. Nosotras conocimos a un tendero muy simpático al que conseguimos explicarle que a pesar de ser turistas, no queríamos la typical version. Nosotras buscábamos un hammam auténtico. Y lo conseguimos. La entrada fueron 10 DAM por persona, eso sí, como no llevábamos los aparejos para el suelo y demás, estuvimos todo el rato de pie. Si vas en época del ramadán y te ha dado por hacerlo (como a mí), cuidado. A mí hubo un momento en que me dieron mareillos en la sala calufórica y por poco no me caigo redonda. Me tuve que ir a la sala de en medio, no aguantaba. Si le dejas ropa o cosas a la mujer de la puerta, al salir tendrás que darle algunos dirhams. Ellos suelen dar 2 ó 3 (unos 30 céntimos de euro), pero si te ven turistas te pedirán más.

Propina. Se supone que se deja propina en los restaurantes. No fuimos a ningún super restaurante, pero incluso a los puestos de comida a los que acudimos nosotras, se espera algo de propina. Como suele pasar en muchos países, el sueldo del camarero es bajo. Se entiende que se completa con esos actos de “recompensa”.
Comida. Resulta bastante barato por lo general. Por 70-100 DAM comen dos personas. Evita calles muy de paso y turísticas, preuba a adentrate en zonas menos transitadas. Observa. Donde veas muchos marroquíes comiendo, métete, es el sitio. Esta es una regla de oro turística que sirve en cualquier país del mundo. Bueno, el caso español es más particular aún. Cuantas más servilletas, cabezas de gambas y huesos de aceitunas haya en el suelo, mejor bar. También es recomendable comer algún día, lo que podríamos llamar la comida para llevar marroquí. Nosotras comimos una especie de pan de pita que podías meterle pollo con curry y verduras o carne picada con especies, verduras y huevo por 15 y 17 DAM respectivamente. Desde mi punto de vista, terminantemente prohibido comer en cualquier variante de cadena de comida rápida. Es un atentado contra el sentido común si tenemos en cuenta la calidad de la gastronomía marroquí.

Agua y bebida. La botella de 1,5 L cuesta unos 6 DAM. Es preferible no comprar agua en los riads porque te clavan entre 15-20 DAM. En la calle hay muchos puestecitos que venden y la tienen metida en el frigo. Los refrescos de 0.5 L valen 5 ó 6 DAM y suelen tener variedad. Recuerda, la bebida nacional es el té moruno. El ritual de cómo prepararlo, ya os lo contaré otro día. Se prepara casi a cualquier hora del día y aunque suele estar bastante azucarado, sienta fenomenal. Vayas donde vayas, te lo ofrecerán gratuitamente. Es un gesto muy hospitalario, acéptalo.

Plaza Djmaa el Fna. Esta plaza representa la típica imagen de postal que todos tenemos sobre Marrakech. En 2001 fue declarada como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad y en 2008, la UNESCO la inscribió en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial. Se podría decir que esta plaza se transforma de noche. Es un espectáculo en su máximo apogeo. Hay de todo. Improvisadas peleas de boxeo. Mujeres que pintan con henna. Juegos populares. Puestos que venden desde ungüentos naturales a antiguas matrículas de moto. Encantadores de serpientes. Y un largo etcétera por descrubrir. Y como no, la plaza está repleta de tenderetes de comida, puestos ambulantes de dulces marroquíes y quioscos donde su producto estrella son los zumos de naranja. Te resultará curioso constatar que los locuaces “captaturistas”, que a su vez también ejercen como camareros del puesto en cuestión, son capaces de decir frases ingeniosas en todos los idiomas. “Mi puesto es más barato que el Mercadona y Ryanair juntos” aderezado con un “Macu-Macu Lore-Lore” (aficionados a la serie televisiva “Aída” saben de qué hablo), es la tónica de este inquietante enclave. Recomiendo dar una vuelta primero y ver opciones. Verás que los puestos están especializados por tipo de comida que ofrecen, unos solo venden caracoles, otros solo pasteles, otros carne y pescado a la brasa y algo de verduras, etc… Resulta muy económico comer en uno de ellos, y como no, típico. Depende de lo que comas, pero por 80-100 DAM pueden comer 2 personas, bebida incluida. Si optas por lo natural, el vaso de zumo de naranja está a precio de ganga, 4 DAM. Yo había escuchado decir que los zumos son tan baratos porque los rebajan inyectándole agua a la naranja con una jeringuilla. Una historia un poco enrevesada que no me terminé de creer. Cierto es que el zumo de naranja no es solo zumo como tal. Yo me metí en uno de los puestos para hacerme una foto y ya de paso olisquear buscando el rastro “jeringuillero”, y pude constatar que la jarra donde van echando el zumo para después servirlo tiene hielo. Algo bastante lógico si queremos disfrutar de un zumo fresquito ya que las naranjas están a la intemperie. Sí, el zumo estará un poco rebajado por el hielo, pero nada de maquiavélicas inyecciones. Están muy ricos. Hay también de pomelo y alguna otra fruta que no recuerdo. Creo que no hay que tener miedo al hielo. Yo me tomé varios de naranja y no pasa nada.
Zoco. El zoco de al lado de la plaza Djmaa el Fna es grandísimo. Lo mejor es perderse aposta, es decir, dejarse llevar. Ya encontrarás cómo volver. Nosotras además, fuimos a un zoco pueblerino que estaba por la zona judía. Fue una decisión muy acertada porque fue una experiencia muy auténtica y no vimos ni a un solo turista. En ese pequeño mercado fue donde conocimos al tendero marroquí que nos llevó al hamman. Estuvimos más de 2 horas sentadas dentro de su puesto hablando con él de la cultura marroquí, etc… un intercambio muy enriquecedor. Y claro, precios no turísticos fueron los que nos encontramos. De todos modos, si cuenta con suficiente tiempo, es muy recomendable la visita doble para ver la diferencia entre ambos tipos de zocos.

Visitas. La verdad es que no tuvimos mucho tiempo para explorar Marrakech, pero mis recomendaciones son estas. El Palacio Bahía, que significa bello, brillante y se encuentra en la parte sur de la medina (entrada: 10 DAM, apenas 1€). Su arquitectura y decoración recuerda a la Alhambra. Si no quieres un guía porque te gustaría ir a tu ritmo, te aconsejo ir pegando la oreja a cualquier guía de turno que hable algún idioma que controlas, y listo.

El Palacio El Badi, es prescindible su visita. Una pena porque si se hubiera mantenido la riqueza del mismo tras su construcción, entraría en la lista. Se invirtieron más de 30 años en su construcción y los materiales más ricos del momento en una obra que llegó a considerarse la maravilla del mundo musulmán. Sin embargo, apenas un siglo después, en 1696, el sultán alauí Moulay saquea el palacio y se lleva todas las riquezas de “El incomparable” (que es lo que significa, “El Badi”) para construir la ciudad de Meknes. Desde entonces, el esplendor de este palacio solo queda documentado en los libros. Ha quedado reducido a un edificio de adobe sin más. A la mezquita Koutubia no se puede entrar, está reservada a los musulmanes. Se pueden visitar los jardines aledaños y contemplar el alminar, que inevitablemente nos recordará a la Giralda de Sevilla. Y no es de extrañar, ésta sirvió de modelo para la hispalense. Eso sí, el alminar sevillano mide casi 30 m más que el marrakechí.

Yo me quedé con ganas de ir a los jardines de Menara, dicen que al atardecer es el mejor momento. Hay un paseito desde la medina, pero si no hay prisa, yo creo que estaría bien ir andando. No entramos al museo Dar Si Said, así que no puedo opinar. Tampoco a las tumbas saadíes. Las descartamos del itinerario porque me comentaron que lo ideal es ir con guía, sino, es difícil interpretar tumbas sin más. Tampoco tuvimos tiempo de ver la Medersa Ben Youssef, que fue la escuela de educación religiosa más grande de Marruecos. De estilo árabo-andalusí, ahora está abierta al público para visitarla. Muralla de la medina, pegando ésta sé que existen mercados muy auténticos. Si dispones de tiempo, puede ser una buena opción visitarlos. Si cuentas con mucho tiempo y te gusta andar, también puedes optar por recorrer los casi 15 kms de muralla y poder así ver las 14 puertas de entrada a la medina.

¿Cómo moverse por la ciudad? Si te alojas en los riads de la medina, no hace falta ir en taxi a ningún sitio. Todo depende también de lo acostumbrado o no que estés a andar. Mi recomendación es pasear, siempre que veas algo que te llame la atención, puedes parar y evitas el momento regateo que tanto agota.

Excursiones. Yo recomiendo sin haber estado, ir a Essaouira. Todo el mundo coincide en que es un pueblecito costero bonito. La llaman, comúnmente, la Tarifa de Marruecos. Se come pescado bien y hay cositas que ver. Yo haría noche allí. Dicen que las cataratas de Ouzoud están bien, pero no he estado. Nosotras hicimos la excursión de 3 días al desierto y fue espectacular.

Atraviesas el atlas haciendo paradas que te dejan sin aliento. Le llaman la ruta de las 1.000 kasbas… y te aseguro que ves más de mil. Visitamos las gargantes del Todra, el Valle de Dades, el Valle de Roses, vimos unas formaciones rocosas que le llaman “dedos de mono”, fuimos a Ben Aid Ben Haddou, donde se han grabado muchas películas, como “Las mil y una noches” o “Gladiator”. Pueblo bereber muy bonito, pero que ha quedado reducido a mero escaparate turístico. Las vistas desde el punto más alto, son increíbles.

Nosotras llegamos hasta Merzouga, pasando también por Ourzazate, también conocido como “puerta del desierto”. Merzouga es un pueblito a los pies del desierto. Allí subimos en un dromedario, que fue el encargado de introducirnos en el desierto… espectacular, no tengo palabras.

Dormimos a la intemperie porque queríamos sentir las dunas y subimos andando a Erg Chebbi, la duna más alta de Marruecos. Mide unos 150 m. “Erg” significa “duna”. Tuvimos mucha suerte porque nuestro campamento de jaimas no estaba en donde, los locales llaman, el “Djemaa el Fna del desierto”. Os podéis imaginar porqué lo apodan así. A las espaldas de Erg Chebbi, hay una gran explanada de desierto donde se concentran la mayoría de los campamentos de jaimas de los hoteles. Lugar donde el encanto e ideal de desierto que tenemos en mente, resulta más bien anecdótico. Nuestra estampa fue bien distinta. Nuestro campamento estaba flanqueado por dunas. Mirases donde mirases… solo arena. Se respiraba paz. Se sentía tranquilidad. Se disfrutaba del sosiego más absoluto. Sin vecinos de ningún tipo. Solo nosotras y el hermano de Hassan, nuestro guía. Os dejo su web, la experiencia es única: Merzouga Safari.

Sentíamos el azote del viento desdibujando a su antojo la cima de las dunas. Y la guinda del pastel la puso la luna. A un día del plenilunio (la noche del 21 al 22 de julio), estaba inmensa. Nos alumbraba como si de un foco gigantesco se tratara. Caminar bajo su atenta mirada mientras la arena acariciaba mis pies… no existen palabras ni fotos lo suficientemente descriptivas para intentar expresarlo. Si decides ir al desierto, consulta el calendario lunar e intenta hacer coincidir la escapada con este fenómeno.

A tener en cuenta en el desierto. Antes de ir, mi preocupación se centraba en el tipo de calzado y ropa que necesitaría para ir al desierto. Lo cierto es que al final opté por llevarme zapatillas con suela gorda para que no me entrase la arena. La realidad cuando llegas es bien distinta. Las zapatillas, ya sean urbanas o de montaña, no sirven para nada. El mejor calzado para el desierto son las chanclas porque te van a durar bien poco en los pies, al final acabarás yendo descalzo.

No quema la arena, así que sin problemas. En cuanto a la ropa, tu mente pensará que como hace mucho calor, mejor llevar poca ropa. Meg, error. Yo recomiendo pantalones fresquitos a la rodilla o largos, de esos que llevan gomas al tobillo y son anchos, estilo “cagados”, los más cómodos (ver foto). De parte de arriba, evita el negro. Una camiseta blanca fresquita es una buena opción. Utiliza crema protectora. Para la cabeza, tanto para evitar el solano como las bofetadas de arena, mejor que gorra o sombrero de paja, es colocarse un pañuelo como los que llevan los bereberes para cubrirse. Si quieres aprender a colocártelo, coméntaselo a tu guía, seguro que estará encantado de enseñarte. Eso sí, los pañuelos que llevan ellos llegan a medir incluso 6 metros. No te hará falta tanto, pero si quieres fortalecer cuello, todo tuyo.

Tras este extenso artículo y con la palabra desierto aún en la retina, es ineludible no tocar el tema del Sáhara Occidental. Para los que viajéis a Marruecos, ya sabéis que aún hoy día es casi tema tabú. Hay que tener mucho cuidado cuando se saca a relucir. Para los que andan verdes en este asunto, os recomiendo ver este frangmento extraído de la película documental “Hijos de las nubes. Última colonia” dirigida por Alvaro Longoria y producida por Javier Bardem. En apenas 4 minutos se explica brevemente el origen del conflicto que aún hoy perdura.

http://youtu.be/QEIcWg2WJyc

Original en : Rumbo a Nigeria

Autor

  • Rumbo a Nigeria

    Rumbo a Nigeria es un blog creado por Isabel Moyano, una linarense afanada en viajar. Un espacio donde poder contar todo lo que me ocurra antes, durante y después de mi aventura en Nigeria. Mi deseo y anhelo es poder disponer de tiempo y medios suficientes para alimentar este blog. Escribir todo lo que me vaya sucediendo, será mi propósito. Dejo Linares para conocer Nigeria. ¿Qué me espera? Eso estar por ver.

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