Han pasado 33 años desde que Marruecos abandonara la Unión Africana (UA) en 1984, tras el reconocimiento de la independencia del Sáhara Occidental. Ahora que el reino ha vuelto a la organización, la pregunta inmediata versa sobre qué puede aportar Marruecos al continente y qué puede proporcionar la Unión Africana al Estado.
Con una UA luchando por su financiación y dependiente de donantes extranjeros para llevar a cabo sus presupuestos sobre funcionamiento y seguridad, la respuesta más obvia es precisamente la del dinero: Marruecos, siendo la sexta economía en toda África, se ocupará de contribuir a la Unión de forma similar a la de otros pesos pesados como Nigeria, Sudáfrica, Egipto, Argelia y Angola. El reino cuenta con socios clave en todo el mundo y con acuerdos comerciales de varios miles de millones de dólares.
La segunda aportación, también delicada, sería la militar. No hay una gran superpotencia en este sentido en todo el continente africano, por más que Nigeria o Sudáfrica pretendan reclamar dicho puesto. Cabe esperar que Marruecos persiga una relación de neutralidad con sus vecinos del norte, en particular Egipto y Argelia, pero hay que considerar la tensión entre Argelia y Marruecos por el Sáhara Occidental. Esta región ha sido ocupada por el reino marroquí estos últimos treinta años, pero Argelia y gran parte de los miembros de la UA creen que debería ser un estado independiente bajo la bandera de la RASD (República Árabe Saharaui Democrática).
La admisión de Marruecos en la UA puede ser un acelerador del proceso, bien para que el reino marroquí utilice su nuevo asiento en la mesa para convencer a otros Estados sobre la cuestión o para que poderosos miembros de la organización, especialmente Sudáfrica, puedan utilizar su nueva posición de cercanía a Marruecos para llevar las negociaciones a un acuerdo entre los dos Estados.
Fuente: issafrica.org
Traducido y editado por Mario Villalba
[Fundación Sur]
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