Marruecos: Concierto para la tolerancia – Agadir -08-01-2010, por Antonio Molina

3/02/2010 | Bitácora africana

Esa noche estaba en Bruselas. Con temperatura de frigorífico. La Meteorología acababa de anunciar una nevada récord para la madrugada. Por la mañana había viajado en tren de la capital a Namur, capital de la Walonia, la región franco hablante del país. Todos los campos, los bosques, las ciudades y pueblos estaban cubiertos por una blanca sábana de nieve. Al caer la tarde, los termómetros ya marcaban menos 5º grados. Gracias a Dios sin viento, que es el latiguillo insoportable de la nieve. Llegado a casa, me cambio de ropa. Me pongo un chándal afelpado y me preparo una sopa “instant” bien caliente.

El concierto para la tolerancia

Al terminar el telediario de las 20 horas de la 1ª cadena francesa, anuncian la transmisión en directo por TV-5 Mundo desde Agadir (Marruecos) del concierto para la tolerancia. Me pica la curiosidad, yo que voy siempre ojo avizor para ir descubriendo “el Islam nuestro de cada día”, sintonizo la emisora.

Los artistas, cantantes femeninos y masculinos, me son totalmente desconocidos: Los va presentando al público, que abarrotaba el amplio local al aire libre, un “maestro de ceremonias” – francés ya maduro – y una locutora animadora marroquí, con desparpajo y mucha clase.

Mi atención se centra en el público formado por jóvenes y adolescentes. Visten como nuestros muchachos y nuestras chicas de la península. Debía hacer buena temperatura aquella noche en Agadir, que está casi enfrente de las Canarias, pues se veían muchas camisetas sin mangas y vestidos veraniegos. Recorriendo el panorama de las cabezas femeninas, sólo encontré un pañuelo islámico. Las chicas vibraban como las nuestras, levantaban los brazos, ritmaban las canciones con el cimbrear de sus cuerpos y hasta alguna iba encaramada sobre los hombros de algún muchacho – ¿hermano? ¿amigo? – No se leía en la frente del chaval, pero yo me dije: “Con una juventud así, se puede hablar de tolerancia.” En una de las pancartas se leía: TOLERANCIA= AMOR Y PAZ. Aquel ambiente me impresionó favorablemente.

Puede renacer la esperanza

Mientras los cantantes se sucedían en el escenario, yo iba pensando que con esos jóvenes se puede pensar que Marruecos evolucionará hacia la modernidad. Hace falta que pase la generación de los carcamales conservadores y otros integristas de todo pelaje…Dentro de 10 o quizás 20 años, Marruecos será junto con Túnez, que le lleva la delantera, las locomotoras que abran el Islam mediterráneo hacia una progresía tolerante y democrática. Es evidente que todo depende de la evolución que realice el Trono y quien lo ocupe. Es posible, que el mismo rey M-6, el día que tenga las manos más libres y sufra menos presiones de los islamistas, se encamine por esa vía, más en consonancia con sus vecinos del norte y con las aspiraciones de mayor integración con la Unión Europea.

El desfile de los cantantes

Por el escenario pasaban artistas venidos de los cuatro puntos cardinales. Unos subsaharianos, otros árabes y bastantes occidentales, desde el Canadá hasta Australia, pasando por Francia, cosa natural. La mayoría cantaba en francés, algunos en inglés y unos cuantos en árabe. Entre éstos, me llamó la atención una cantante libanesa, que se presentó con un minivestido terminado por los muslos en muchos flecos, que dejaban ver sus piernas. El escote ‘palabra de honor’ facilitaba contemplar una generosa delantera. La muchacha se cantoneaba adrede de forma muy sensual y se adivinaba su intención: Calentar al joven público macho…De hecho, en algún barrido de las cámaras, se notaba cómo estaban los muchachos. Se la comían con las miradas…

Y digo yo: Concierto para la tolerancia… Sí, esta juventud que descubro en Agadir respondió en masa. Tiene hambre de libertad y de ser como los demás. Los que ya han vivido como emigrantes en Europa, la echan de menos, los que aún no han salido de Marruecos, están hartos de ver la TVE y aspiran por respirar otros aires más frescos.

¿Cuales fueron las reacciones de la prensa conservadora?

La TV-5 no dio las reacciones de la prensa conservadora a esta iniciativa, pero supongo que un acontecimiento de esta naturaleza no se organiza en nuestro vecino del sur, sin autorización de la policía, que debe asegurar el orden público en una concentración de más de 20.000 jóvenes.

Si la policía aprueba y protege el orden público, es muy probable que su majestad M-6 fuera consultado y que el soberano haya dado su “placet”…

¿Qué dirán los islamistas? ¿Qué pensarán los integristas? ¿Qué harán los que preconizan un estado teocrático y la Charía como constitución del reino alauí?

Tiempo al tiempo. Pero no podemos menos de felicitar a los organizadores de este concierto y a los jóvenes marroquíes, que participaron.

¡Ojalá! – Inch’Allah! – se vayan produciendo conciertos semejantes en las demás ciudades de Marruecos: Casablanca, Rabat, Marrakech, Tánger, Tetuán y luego que el fuego se propague a la vecina Argelia: Orán, Uxda, Argel, Bona, etc… y después Túnez. Y ¿Por qué no? La Libia de Gadaffi, a uno de sus hijos le gustan las “juergas occidentales”.¿Porqué no abre su país al bullicio? Siguiendo hacia el Levante, llegamos al Egipto de Mubarak…y de allí ¿a Palestina? ¿a Israel? ¿al Líbano?

A veces un fuego de rastrojo se exiende más que la chispa de un rayo.
Siempre que sean CONCIERTOS PARA LA TOLERANCIA, bienvenidos sean. Tomar conciencia de que somos diferentes, pero no tanto como algunos desearían, sabernos aceptar tal y como somos cada cual, pero convencidos con el respeto recíproco, de que juntos podemos realizar grandes cosas. Lo que nos une es mucho más valioso que lo que nos separa.

Autor

  • Molina Molina, Antonio José

    Antonio José Molina Molina nació en Murcia en 1932. Desde 1955 es Misionero de África, Padre Blanco, y ya desde antes ha estado trabajando en, por y para África. Apasionado de la radio, como él relata en sus crónicas desde sus primeros pasos en el continente africano, "siempre tuve una radio pequeña en mi mochila para escuchar las noticias". Durante septiembre 2002, regresa a Madrid como colaborador del CIDAF. En octubre de 2005 aceptó los cargos de secretario general de la Fundación Sur y director de su departamento África. Antonio Molina pertenece -como él mismo dice- a la "brigada volante de los Misioneros de África", siempre con la maleta preparada... mientras el cuerpo aguante.

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